“Sol, solecito, caliéntame un poquito...”
Ya están los muchachos de vacaciones. Es la temporada de cambiar de actividad, darse un paseo por la Costa los que viven en el interior del país y viceversa. Paseos en los que se exponen al sol. Dicen los expertos que la piel tiene memoria y almacena todo el sol que hemos tomado. Por eso, no podemos olvidar una serie de recomendaciones para evitar que nuestros hijos, desde bien pequeños, no se quemen por el sol.
Es cierto que el sol aporta grandes beneficios para la salud: ayuda a la producción de vitamina D, fundamental para la salud ósea, también ayuda a liberar endorfinas lo que genera un bienestar mental. Sin embargo tomado en exceso aumenta el riesgo de desarrollar un cáncer de piel. A pesar de esto un alto porcentaje de gente no es consciente de este problema.
Hasta los seis meses no se debe exponer a los bebés bajo los rayos solares. Deben tener una protección directa bajo la sombrilla y con ropa. “A partir del medio año, se deben usar protectores solares minerales que llevan unas sustancias que cubren la piel de manera física, como una barrera, y no deja pasar el sol”, explica la dermatóloga Ángela Hernández, en una nota del ABC.
A pesar de las advertencias y consejos de los expertos en dermatología para evitar el cáncer de piel, seguimos cometiendo errores a la hora de exponernos al sol.
Los principales errores
- Creer que una sola aplicación de crema solar es suficiente. Si se va a pasar una mañana entera en la playa será necesario aplicarla, al menos cada dos o tres horas, y también después de cada baño.
- Aplicar poca cantidad sobre la piel. Toda la superficie debe quedar bien cubierta. Se da el caso de que como se compra una crema cara, se aplica poca cantidad.
- Pensar que debajo de la sombrilla no hace falta protegerse.
- Considerar que en los días nublados no hay peligro. La radiación en estos días es un 30% menor, pero puede afectar en gran medida y abrasar la piel precisamente por estar más expuestos ante la sensación de menor calor.
- No percatarse de que el agua y la arena reflejan los rayos del sol.
- No ir suficientemente preparados cuando se sube una montaña, donde la radiación del sol es mayor.
- No informarse del índice de radiación solar que hay en la zona en la que vivimos o vamos a pasar las vacaciones para ajustar la protección solar que debemos ponernos.
- Tomar el sol entre las 12.00 y las 16.00 horas. Evitar esta franja horaria.
- No darnos cuenta que la protección directa con camisetas, gorras, gafas o trajes acuáticos especialmente diseñados para evitar el sol, son una buena elección para evitar el efecto directo del sol sobre la piel.
- No aplicar la crema sobre las palmas de las manos y pies.
- No extremar las precauciones cuando se tienen antecedentes en la familia con cáncer de piel.
- Pensar que no hay que proteger los ojos. Los rayos del sol pueden producir quemaduras y lesiones en los ojos. El resultado puede ser daños en la córnea y en la retina que pueden resultar irreversibles. Usar gafas de sol es una medida de protección fundamental.
¿Y después del sol?
Debemos ducharnos e hidratarnos muy bien, bebiendo líquidos en abundancia. Utilizar cremas post-solares con agentes calmantes que actúen contra el daño realizado, así se evitará que la piel se pele y que esta no envejezca más rápido de lo normal.