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Regreso a clases transitorio y sin traumatismos

Uno de los mayores retos de las instituciones educativas es garantizar que se respeten los distanciamientos sociales y las normas de bioseguridad.

De acuerdo con los datos del Ministerio de Educación, el 87,4% de los estudiantes en Colombia ha tenido que tomar sus clases parcialmente a distancia durante los últimos 17 meses debido a la pandemia.

A este reto se sumó el de mantener a los estudiantes en clases mientras tenían que vivir con la zozobra de la pandemia y las dinámicas del hogar y el aislamiento social provocado por el confinamiento, lo que incidió de manera importante en la de salud mental, particularmente el aumento de síntomas de ansiedad, depresión y somatización.

De acuerdo con Bety Díaz Subieta, representante de campo de Psicología Educativa del Colegio Colombiano de Psicólogos, si bien el regreso a clases es necesario, este se debe hacer garantizando la salud física y mental de estudiantes, familias, y docentes en instituciones de educativas, a través de estrategias de prevención, promoción e implementación de acciones y metodologías educativas, ampliando la calidad y cobertura de la orientación escolar y el acompañamiento e intervención psicoterapéutica cuando sea pertinente.

De manera gradual, los colegios e instituciones educativas han empezado a regresar a las aulas de clase para mitigar el impacto de las afectaciones que ha dejado la pandemia en los hogares y en los niños.

Sin embargo, en este sentido, uno de los grandes retos que tiene el regreso a clases es el distanciamiento social. Evidentemente, no es tan sencillo decir que los niños y jóvenes regresen en el modelo de alternancia o retorno total a la escuela o se queden en casa en formación virtual o formación en casa sin que se vean afectadas las dinámicas de socialización propias de su edad.

Ante esto, debe considerarse si cada institución del país realmente cuenta con todos los recursos necesarios para implementar las medidas de bioseguridad (baterías de baños en buen estado y suficientes para el cubrimiento permanente de toda la población académica, jabón, espacios amplios y ventilados etc.)

Otro de los tantos aspectos a considerar, es el de la interacción de los niños con sus docentes y con los adultos de las institución, ya que algunos estudios alrededor del mundo muestran que los niños menores de 10 años presentan síntomas más leves, son una población con menor índice de contagio y en general se recuperan rápidamente, esto no implica que no puedan ser agentes transmisores importantes, como ya se ha visto en varios casos de instituciones educativas que han vuelto a presencialidad secuencial y que posteriormente han tenido que volver a cerrar.

“Solo sí las instituciones en realidad cumplen con lo mencionado, deberían implementar el modelo de alternancia o retorno total. Sin embargo, para que puedan cumplir con estos requerimientos, deben estar acompañadas de manera eficiente por parte del gobierno nacional y de entidades que puedan aportarles en cuanto a los recursos en insumos físicos para las medidas de bioseguridad y salud mental de toda la comunidad académica”, asegura Díaz Subieta.

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