Sin discusiones, es un excelente regalo. Pero para muchos no resulta fácil escoger un buen vino para obsequiar y quedar bien con el detalle, entre tantas etiquetas, variedades y hasta regiones, la tarea requiere de un poco de conocimiento.
El vino cuenta con el mejor de los argumentos para ser un buen regalo. Se trata de un presente sobrio, es ideal para compartir, también es la extensión en una celebración y por amistad, entre muchos otros pretextos.
Si se conoce a la persona, resulta apropiado preguntar su preferencia, blanco, rosado o tinto. Por el contrario, si no se tiene idea, para eso están las tendencias del mercado, siempre serán bienvenidas porque todos las están probando.
Algo más fácil es si el agasajado es conocedor de estas bebidas y hasta tiene una cava en casa, porque entonces se puede recurrir a vinos con capacidad de guarda, con paso por barrica, un rango en el que se encuentran pocos blancos.
El detalle
• Si se quiere regalar un vino blanco, rosado o un tinto joven, aplica aquellos de cosechas recientes, máximo dos años, siempre van a sorprender y son excelentes compañeros de conversación.
• Existen guías internacionales calificadoras. Averiguar sobre los reconocimientos de esa botella y la bodega, aportará mucho y si esa información se le hace llegar en una buena nota al agasajado, será de gran aprecio, además de aprendizaje para quien hace el regalo.
• Definitivamente los vinos espumantes siempre serán un comodín al momento de obsequiar. Siempre hay un momento para celebrar y este tipo de bebida se asocia con esos acontecimientos.
• No siempre se requiere ser un experto en el tema para regalar un vino, tener en cuenta unos pequeños detalles, será el mejor punto de partida.
