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Naty Botero y su doble regalo

La comunicación con su esposo es amplia y eso les ha permitido fortalecer la relación en medio de la pandemia y un espacio rodeado de naturaleza.

Tener hijos era el sueño no cumplido de la cantante Naty Botero, sus planes a futuro siempre estuvieron basados en la familia y aunque no estaba desesperada, si dio por culminada una relación de años sencillamente porque su pareja no mostró ese interés.

Como cada persona tiene un alma gemela esperando, en una oportunidad, mientras fue a cumplir con un compromiso artístico en Barranquilla, conoció por medio de una amiga a quien hoy es su esposo, Juan Carlos Guinovart.

La primera conversación recién se conocieron giró en torno a los hijos, fue un clic inmediato que los conectó con el deseo de ambos y tras una invitación de ella a su proyecto en Palomino, la relación se consolidó y hoy son los felices padres de Paloma y Luna.

La vida de esta familia transcurre en medio de la naturaleza, porque hace algún tiempo Naty Botero decidió instalarse frente al mar, con un proyecto que incluye además un proceso cultural con los habitantes de la población y desde un hotel ecológico, le rinde homenaje a la tierra y las bondades que le ofrece cada día.

Paloma y Luna ya van a cumplir dos años y el próximo 3 de julio, oficiarán como damitas en la boda de sus padres, ceremonia que se llevará a cabo en esa tierra que los acogió y que las ve crecer en medio de la libertad que pocos niños de su edad pueden disfrutar en su entorno.

El embarazo

Una vez se enteró que estaba embarazada, la felicidad invadió a la pareja, pero lo mejor estaba por venir, los exámenes médicos en Barranquilla dieron cuenta de que eran dos bebés, sin embargo Naty sin experiencia alguna, no daba crédito a ese resultado y como le dijeron que en ocasiones uno puede “desaparecer”, seguía convencida de que sólo tendría un hijo.

Con el desarrollo del embarazo le confirmaron el primer diagnóstico, dos bebés venían en camino. A lo anterior ella le sumó los malestares propios de su estado y el alto riesgo que se podría presentar por su edad (39), entonces la decisión fue trasladarse a Bogotá y esperar la llegada de las niñas allí.

La determinación no fue fácil, implicaba quedarse sola, Juan Carlos debía atender sus negocios en Barranquilla, pero como ella es muy fuerte y sabe tomar el aprendizaje de cada experiencia, aprovechó ese tiempo para conectarse con sus niñas y ahí escribió la canción “Seré la fe”, inspirada en ellas.

Convencidos de que trabajar en el amor y la unión es fundamental para dar a los hijos una mejor vida, Naty y Juan Carlos se enfocaron en la familia que han formado, sin descuidar sus respectivos trabajos, él se encarga de sus negocios y ella por su parte está atenta a su hotel Casa Coraje y sacando adelante su carrera como cantante.

“No ha sido fácil ser padres durante una pandemia y conocernos en medio de estas circunstancias, porque fue muy poco el tiempo que tuvimos para estar solos, a los dos meses ya vivíamos juntos, entonces este proceso de crear una familia es muy especial”, afirma.

De otra parte, las vivencias en Palomino son importantes en el desarrollo de las niñas, están en un entorno natural, creciendo sin miedo al mar ni a los animales y con Naty dedicada al cien por cien a ellas, con entrenamiento de sueño, comidas y juegos, lo que representa un aprendizaje mutuo cada día.

Con la herencia artística por parte de su mamá, Paloma y Luna ya empiezan a cantar y bailar, juegan mucho con la música, porque como explica Naty, quiere que sus hijas sean muy felices y vivan en comunión con la naturaleza.

Naty Botero confiesa que atender a sus niñas se ha vuelto una especie de terapia en medio de la situación actual y disfruta cada espacio, al tiempo que ya empieza a identificar los gustos de cada una y su personalidad. Paloma es muy parecida a ella, va derrochando felicidad y haciendo lo que quiere, mientras que Luna es muy calmada como su papá, sin embargo es la que menos miedos manifiesta.

Fortalecer el hogar es la misión de esta pareja que ha ido aprendiendo la tarea de padres en una temporada atípica, y como afirma la feliz madre, afortunadamente son dos y se han hecho compañía ahora que la distancia marca el ritmo de vida en cualquier lugar.

Con su cuarta década bien vivida, Naty Botero expresa agradecimiento en cada palabra, es feliz, siente que esta cuarentena ha sido llevadera precisamente por eso, no tiene pendientes y el tiempo ahora es por entero para su familia, igualmente ha podido desarrollar su carrera en la medida que lo ha deseado.

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