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Los disparos certeros de Morat

MORAT ES UN NOMBRE PARA NO OLVIDAR, ADEMÁS ESTÁ LIGADO A LOS BUENOS RECUERDOS, ES UNA HERENCIA DE ALEJANDRO POSADA, PUES EN UNA FINCA DE SU FAMILIA DONDE SOLÍAN PRACTICAR, NACIÓ LA BANDA

Los álbumes conceptuales están regresando, los artistas que creen firmemente en su proyecto se arriesgan y en la mayoría de los casos, la aprobación ha llevado a despuntar un estilo que los identifica y mantiene a su alrededor una legión de seguidores ávidos de su música.

En este selecto grupo se encuentra inmersa la banda Morat, los cuatro chicos bogotanos que le han apostado a su talento y ante todo a lo que es hacer su música, la que los identifica, un pop romántico que ha captado la atención de varias generaciones pese a su juventud.

Simón Vargas, Juan Pablo Villamil, Juan Pablo Isaza y Martín Vargas, se la jugaron toda, y el disparo resultó certero, aunque hay que aclarar, que este se descargó desde Europa, donde hubo espacio para valorar la magia y el talento que los caracteriza.

La juventud en esta banda es el ingrediente de mayor ventaja, sumado a la amistad, pues los chicos se conocen desde siempre, del colegio, de la vida y si bien Simón y Martín son hermanos, con Juan Pablo Villamil e Isaza, la fraternidad se extiende y Morat es su proyecto de vida.

¿Y cómo suena esta banda?

Las canciones de Morat son honestas, tienen su marca indeleble; en años, muchos años, se podrá decir con certeza “ahí está Morat”. Esas letras son el resultado de un proceso creativo conjunto, de cuatro chicos que tienen una conexión especial, que también llevan impresa su formación, como ellos mismos lo aclaran, allí está la educación que recibieron y la familia con la que cada uno creció.

Morat varía mucho en la producción de su material. Hay canciones que nacen de cada uno y luego se terminan entre todos; y el grupo tiene una regla que se imprime desde las letras, pasando por los videos y la puesta en escena, y es que independientemente de donde venga la idea, siempre se termina entre los cuatro, pues hay consenso.

En una pequeña conversación con estos jóvenes se puede advertir que sus influencias musicales están afianzadas en esos artistas que les inspiran, Joaquín Sabina y Jorge Drexler, por nombrar sólo dos. Escriben, comparan y buscan estar tan cerca como puedan de ellos.

Morat ha logrado llegar a muchos públicos y allí también intervienen las letras, están en el equilibrio de lo complejo y lo simple, una medida indicada para adaptarse a niños, jóvenes y adultos con el mismo interés.

En ese mismo orden de ideas, se han dado oportunidades, como la creación de “Yo contigo, tú conmigo”, que hizo parte de la banda sonora de la película “Mi villano favorito”, una cinta para niños, de igual forma “El embrujo”, es un flamenco que va a un público más adulto. El formato que maneja Morat es muy diverso y siempre que se puedan incluir instrumentos en cada canción, les da una amplitud para apelar a diferentes públicos.

“Balas perdidas” es su segundo álbum, una cadena de “disparos certeros”, donde la madurez se aprecia luego de “Sobre el amor y sus efectos secundarios”, el exitoso disco debut, ambos son el preámbulo y carta de presentación de una banda que suena a perpetuidad dentro de este universo musical tan efímero.

La fama llegó...

Hace cuatro años empezó a sonar con fuerza este nombre que difícilmente se olvida. En España, Morat juega prácticamente de local, se trata de un mercado exigente que conquistaron con una mezcla de suerte y mucho trabajo, afirman.

La primera canción que salió al mercado fue “Mi nuevo vicio” al lado de Paulina Rubio, y sonó muy fuerte, ante esto, la banda decidió trasladarse a la Madre Patria, empezar de cero y “picar piedra”, a raíz de esa oportunidad, las puertas se abrieron y consideran que fue el lugar donde se hizo el proceso en su orden, desde tocar en un sitio para cien personas, hasta un concierto, por eso lo consideran su segundo hogar.

Después, sin tardar, llegó la fama y aunque la “agarran con pinzas” y tratan de no lidiar mucho con ella porque nunca dejan de sorprenderse, de igual manera saben que ese no es el núcleo de lo que hacen y en ellos, internamente nada ha cambiado.

Morat ofreció dos conciertos memorables el pasado mes de junio en el Movistar Arena de Bogotá. Confiesan que no los imaginaron, porque suena muy raro hacerlo, pero si se llenaron de emoción, estaban ansiosos por llegar al escenario y tocar, luego pudieron corroborar que son un fenómeno y en ese instante comprendieron que el trabajo ha traído una buena cosecha.

Esa presentación tuvo varios momentos emotivos, Juanes y Andrés Cepeda se sumaron al show, de otra parte, el público entonó al unísono cada una de las canciones y cabe advertir que varias generaciones confluyeron en ese coro masivo que tuvo su máxima exaltación al llegar al escenario Alejandro Posada, el baterista que inició con la banda y que decidió dejar el proyecto para dedicarse a su otra profesión, siendo sustituido por Martín, fue el instante en el cual todos le expresaron su cariño.

Colaboraciones de impacto

Actualmente el tema de las colaboraciones entre artistas, incluso de géneros disímiles es muy común, a esta propuesta no ha escapado Morat y desde sus inicios se les ha visto compartir letras con exitosos colegas.

Con respecto a esto, los jóvenes advierten que la mecánica varía, unas son por suerte, como el caso de Alejandro Fernández, quien al escuchar la canción “Sé que te duele” precisó que la quería cantar, pero con ellos, ese fue un tema no planeado. Otro escenario lo representa “Besos en guerra” al lado de Juanes, cuando ellos le pidieron su compañía y el paisa no lo dudó un instante.

En el tema “Déjame ir”, interpretado con su paisano Andrés Cepeda también fue distinto. Ellos lo escribieron y Cepeda lo pidió, se lo cedieron, sin embargo se tardó más de un año en grabarlo, cuando Morat se aprestaba a sacar su segundo álbum, le recordaron esa canción y fue así como se acordó grabarla en equipo.

Con una célebre carrera a cuestas y miles de personas en una fila casi interminable para un autógrafo, los chicos de Morat recuerdan que alguna vez estuvieron de ese lado del escenario y aunque sus artistas favoritos nunca vinieron a Colombia a hacer firmas de discos, si llegaron a acampar bajo la lluvia para ver su presentación.

La inspiración de Morat es casi igual para cada uno de los miembros de la banda. Coinciden en afirmar que el amor y su complejidad son tan infinitos, que se pueden tratar de mil formas, por lo mismo creen que en su tercer disco también ese tema estará presente.

De otra parte, por primera vez quieren llegar a otra temática, aunque saben que para eso se requiere de cierta madurez, pero en general, una buena historia es lo que trae la inspiración, afirma la banda.

“Balas perdidas” atraviesa un buen tránsito y resulta prematuro hablar de un tercer álbum, sin embargo los chicos advierten que ya ese disco está en proceso y una vez acaben con compromisos a corto plazo, su destino está en Los Ángeles para la producción.

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