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“Escribir canciones es un diálogo”: Jorge Drexler

Enterado del acontecer mundial, Jorge Drexler se atreve a esbozar su opinión política para con el mundo, que le interesa y por la que bien podría trabajar en un cambio favorable.

Para nadie es desconocido que el uruguayo Jorge Drexler abandonó la medicina para hacer canciones y consignarlas en álbumes icónicos que marcan una historia muy importante en la música latinoamericana.

Hace cinco años lanzó “Salvavidas de hielo”, un disco que, con la mecánica que ha empleado en todos sus producciones, se alzó con tres Premios Grammy y le dio para un extenso recorrido de presentaciones, no hubo otro compendio hasta ahora, pero si música.

Es habitual encontrar al artista en medio de esos importantes galardones, sabe perfectamente qué se siente y aunque no los persigue, agradece el apoyo de un público que le ha seguido incondicionalmente y espera que cada letra se acople a sus circunstancias.

La vida es como un columpio, y una canción es como la persona que lo empuja”

Jorge Drexler

De estos dos años han quedado pendientes que ahora empieza a cumplir, aunque es de aclarar que no estuvo ausente del todo, siempre se las ingenió para mantenerse ante los ojos de todos y fue creando temas que serían otro puente con su público.

El retorno a los escenarios se envuelve en “Tinta y tiempo”, un álbum que suena claro y optimista, en compañía de amigos, los hay de todas las épocas y con propuestas disímiles, pero allí están para crear otra atmósfera. Su autor lo define como un disco de pandemia, aun cuando no se hable de la pandemia, porque hizo parte de un proceso difícil que por momentos estuvo a punto de claudicar.

Esta temporada que afectó a todos, a cada uno a su manera y según su experiencia vital, y a él, que se dedica a escribir canciones, le dificultó mucho el aparato de juicio acerca de las mismas, toda vez que escribía mucho, pero entraba en la incertidumbre, es decir, no sabía si le gustaban o no. (Lea aquí: Carlos Sadness celebra su cumpleaños estrenando ‘Tuchico’)

Luego entendió que lo que sucedía era que creaba, pero no podía compartir las canciones, no las mostraba, entonces “no terminaba de terminarlas” y ese último golpe de horno, que en lo normal no diferenciaba, hacía falta.

“Un acto privado como la composición, también es un acto social que requiere de la presencia de un escucha. Uno piensa que se trata de un hecho solitario y que se entrega el producto terminado, a lo mejor otras personas trabajan así, yo creo que mi inseguridad como compositor, me lleva a corroborarlo con alguien más, me acostumbré a que escribir sea un diálogo”, afirma.

Aprendizajes

Drexler encontró en situaciones como la anterior, esas enseñanzas que dejó la pandemia. “Algunas de ellas nos acompañarán toda la vida, otras las hemos olvidado, como el valor de la vida, que la apreciamos en la pandemia, pero una vez salimos, nos metemos en una guerra de dimensiones incomprensibles”, indica.

“Tinta y tiempo” llevó mucho tiempo y mucha tinta, indica entre seriedad y broma, cambió varias veces de curso y advierte que se sintió desorientado por la pandemia, primero con el repertorio y luego con el sonido del disco, estuvo buscando en por lo menos cuatro o cinco direcciones diferentes de experimento, hasta que al final, como suele suceder en estos procesos, cuando volvió a tocar en vivo, sintió que se recargaba de anhelo y fuerza vital, donde rápidamente se tomaron decisiones, incluso el carácter del álbum.

“Escribir canciones es un diálogo”: Jorge Drexler

En no más de dos semanas se evidenció el cambio. “Entraron el bajo y la batería y cambiaron todo el contexto, luego la orquesta y seguía variando el concepto, ésta no estaba pensada en principio; lo último que entró fue la guitarra de Javier Calequi y los coros, para marcar el final del disco”, indica.

Con los cambios que se fueron dando, Jorge Drexler afirma que lo único que tenía claro era que no quería un disco centrado en las guitarras como el anterior, tampoco quería hablar en primera persona de la pandemia, aun cuando escribió varias canciones con esa temática, sin embargo, luego pensó que en lo sucesivo no iba a querer abordar ese tema.

Para el artista uruguayo, la pandemia dio una lección de humildad, lo mismo que una valoración del mundo de los afectos y el contacto físico, de allí nació “Tocarte”, la canción que se hizo con el español C. Tangana, su hijo Pablo y Víctor Martínez, experimentando de primera mano esa sensación de evitarse pese al amor que sentían por sus seres más queridos.

“El plan maestro”, es una canción con muchas partes diferentes, incluyendo ese canto de mejorana en décimas que es la participación de Rubén Blades, precisamente porque el autor pensó en la forma como se canta la décima en Panamá y en la mejorana, ese instrumento de cuerda tan común en el istmo.

“Me llena de alegría contar que esa décima no está escrita por mí, la hizo mi prima Alejandra Melfo, una astrofísica docente universitaria en astronomía y es la coautora de “Despedir a los glaciares”, esa canción del disco anterior”, aclara Drexler.

En este disco está Pablo, el hijo de Jorge, produciendo “Tocarte” y “Duerme bella”, algo que le llena de orgullo por demostrar que es un buen músico, trabajo que también le ha valido acompañar en la gira a C. Tangana. Los dos más pequeños también entran en ese álbum.

Actualmente el uruguayo cumple una gira de presentación del disco más canciones de otros momentos de la carrera. Drexler no oculta el deseo de empezar el recorrido en propiedad, pisar los escenarios y salir, algo que se tuvo detenido de manera obligada.

Como médico, Jorge Drexler afirma que la música tiene un poder curativo, la canción también y la literatura igualmente; y la canción es un género híbrido. De la misma manera aclara que no se considera músico, ni poeta, es un “cancionista” que trabaja con ese género compuesto que es maravilloso, bastante más antiguo que la literatura escrita.

“La canción como herramienta terapéutica me ayuda, porque me pone en sintonía con las sensaciones de otras personas, en el sentido de que se puede anotar de que algunas situaciones las han podido vivir muchas personas y decir al final, no me ha pasado solo a mí, no estoy solo”, finaliza el artista.

Con lo anterior, indica el artista, se verifica que la música no tenía aparentemente ninguna ventaja evolutiva, sin embargo, no hay un solo grupo humano que no haya tenido música, entonces agrega que de algo debe servir. “Nos hace sentir acompañados”, concluye.

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