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Enfermedades mentales, causantes de discapacidad

Luego de la pandemia y con los casos presentados, la salud mental ha adquirido mayor relevancia en el plano general.

El número de personas con discapacidad va en aumento en todo el mundo debido a múltiples causas. Algunas se deben, en gran parte, al envejecimiento de la población y el incremento de las enfermedades crónicas generadoras de discapacidad, como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y los trastornos mentales. Uno de los graves problemas de la atención en salud mental, no es solo el control de los síntomas, sino prevenir las complicaciones o la discapacidad inherente a estas enfermedades.

Según la OMS a principios de este siglo, cerca de 450 millones de personas estaban afectadas por un trastorno mental o de la conducta. Actualmente un 25% de la población sufrirá algún trastorno mental a lo largo de su vida y 1 de cada 10 habitantes de la tierra padece una enfermedad mental. Solo los trastornos por depresión y ansiedad se estima que cuestan anualmente a la economía mundial US$1 billón dólares en pérdidas de productividad.

El apoyo de la familia es fundamental ante cualquier alteración de la salud mental en un individuo.

El aumento de las incapacidades medicas causadas por trastornos mentales, especialmente aquellas reactivadas durante la pandemia, y que tienden a hacerse crónicas; las 3.672 muertes de personas que cometieron suicidio en el país entre el 1 de enero del 2020 y el 30 de junio del 2021, algo así como siete personas cada día en ese periodo de tiempo, representan la carga de la enfermedad.

El estado de la salud mental está adquiriendo cada vez más importancia, y prueba de ello es que el Foro Económico Mundial de Davos ya la sitúa como el sexto riesgo global para el 2022, y uno de los elementos que más se ha deteriorado desde que empezó la pandemia por Covid-19.

La carga de la enfermedad – AVAD (Años de Vida Ajustados por Discapacidad) es un indicador compuesto que combina el tiempo vivido con discapacidad (AVD) y el tiempo perdido por muerte prematura (AVP).

Las repercusiones económicas y sociales de dicha carga para la sociedad son inmensas. Los gastos en servicios de salud y sociales por la pérdida de productividad, debido a las altas tasas de desempleo entre las personas con trastornos mentales y sus familias, son algunos de los costos más evidentes y mensurables. Menos evidentes resultan los costos financieros debidos a la reducción de la calidad de vida y la tensión emocional padecidos por los pacientes y sus familias.

El BDNF es un Factor neurotrófico de Protección del Cerebro producido por las neuronas cuya función es evitar la muerte celular de la célula nerviosa, e intervenir en su crecimiento (neuro plasticidad), este factor proteico se inhibe durante el estrés, o en el curso de una enfermedad mental, permitiendo que ocurra daño neuronal, de tal suerte que en clínica psiquiátrica se ha hecho celebre el aforismo: “A mayor número de crisis, menos neuronas y mayor discapacidad”.

Qué favorece la producción de BDNF, el ejercicio físico; un buen patrón de sueño; el manejo adecuado del estrés; el no uso de sustancias psicoactivas; y si ha debutado un trastorno mental, un tratamiento riguroso psiquiátrico, psicoterapéutico, así como un buen programa de rehabilitación neurocognitiva. Estas son las formas de evitar el deterioro por enfermedad mental.

Solo para poner un ejemplo con un trastorno que normalmente produce poco deterioro funcional, el 15% de las personas con enfermedad bipolar terminará por presentar un deterioro, en las relaciones familiares, sociales, laborales, y cognitivas. Por esta razón es importante que se realicen tratamientos de calidad y no para salir del paso, que solo alivien los síntomas, neutralizando la enfermedad, tranquilizando a la familia o a la comunidad quienes una vez que lo logran, se despreocupan y se desentienden del paciente.

Por este motivo, en todo tratamiento psiquiátrico debe realizarse una psicoeducación del paciente, de su familia, y a veces hasta de sus empleadores, para lograr la comprensión de la enfermedad, y alcanzarla adherencia terapéutica, así como el cumplimento a las exigencias del tratamiento. Pero principalmente debemos comprender que después del manejo ambulatorio u hospitalario de toda crisis, se hace necesario que el paciente asista a un programa de rehabilitación integral.

DOCTOR CHISTIAN AYOLA

Psiquiatría clínica CEMIC

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