Con el inicio del retorno escolar, y el cual es una prioridad de salud pública en la normatividad del Ministerio de Salud, el 85% de las sedes educativas ya están en condiciones para reabrir y el 70% de los profesores a nivel nacional cuentan con su esquema de vacunación completo. Sin embargo, además de las medidas de bioseguridad, es importante considerar otros factores para que, en una perspectiva integral, este proceso sea exitoso.
De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), 1 de cada 5 niños ha considerado dejar de asistir al colegio por el acoso escolar que ha sufrido en la virtualidad. En esa medida, es vital evaluar la calidad de las relaciones interpersonales pensando en que los niños y estudiantes no sólo cuiden su salud física, sino también mental, y principalmente afectiva, que inciden en su capacidad de relacionamiento y convivencia, desempeño académico y aprendizaje, entre otros ámbitos relacionados con su desarrollo.
En su compromiso con promover bienestar, confianza, autocuidado y amor propio en los niños y jóvenes colombianos, se adelanta la campaña Bullying Por Loving, la cual no sólo sensibiliza frente al acoso o intimidación, sino que también capacita y acompaña a todos los actores en la comprensión y manejo de la pubertad.
Este programa, que celebra su tercera versión este 2021 y en 4 años de trayectoria ininterrumpida ha impactado a más de 60 millones de personas en Latinoamérica, busca unir a niños, jóvenes, adultos y comunidad escolar para mitigar el bullying y, en la perspectiva de la marca, tres formas de mitigar esta problemática son:
Evitar normalizar el bullying. Contrario a lo que se cree, no es una etapa normal en la convivencia sino una problemática que puede comprometer el bienestar de las personas e incluso desencadenar desenlaces trágicos y debe abordarse involucrando activamente a todos los actores.
Propiciar ambientes seguros en los colegios. Profesores, directivos, administrativos y demás personal activo en las instituciones tienen un rol importante para lograr esto, mediante la promoción de un lenguaje positivo, inclusivo, diverso, comprensivo, aquel que construya desde el amor propio y hacia el otro e incentive una convivencia cimentada en el respeto por la diferencia.
Renunciar a prejuicios negativos socialmente compartidos. Quienes padecen el acoso, los intimidados, quienes lo ejercen, los intimidadores, y quienes son testigos o espectadores deben confrontar y desestimar formas de pensar que justifiquen cualquier tipo de exclusión, violencia o rechazo, reemplazándolos por aquellas que promuevan la autoaceptación, el libre desarrollo de la personalidad, el empoderamiento y demás buenos valores.
