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Video: la mujer que cuida a sus 3 hijos con parálisis y un amor infinito

Abnegación, esa es la mayor virtud de esta madre de Villanueva, Bolívar, que ha entregado su vida para que sus hijos estén lo mejor posible. Historia de lucha.

El amor de una madre es inmenso e intenso, no tiene límites y cuando los hijos quizá no pueden valerse por sí mismos, ese amor tiene la capacidad de multiplicarse a la enésima potencia. En este caso es un amor multiplicado a la enésima potencia por tres el que María Villarreal Zúñiga siente por sus hijos.

Apenas tenía 25 años cuando llegó la buena noticia para su hogar. Estaba embarazada. Su primer hijo venía en camino y eso era motivo de alegría. Todo marchó bien hasta pocos días después de dar a luz. “Fue un embarazo normal. Usted sabe que anteriormente a los niños los tenían en la casa. El parto fue normal, ya después fue que se le dio la dificultad de que el niño no veía, a los poquitos días de nacido, después no caminaba, su rendimiento no fue normal. Los médicos dijeron que era algo que a cualquier pareja le podía pasar”, explica al lado de Ricardo, ese primer hijo que la vida le regaló. Mire también: [Video] Ana Carrillo y la historia del amor de una madre que vence todo

El diagnóstico: parálisis cerebral infantil. María, con todo el empeño, se dedicó a criar a su pequeño, con todos los cuidados que ameritaba su enfermedad.

Si usted desea ayudar a María Villarreal y a sus hijos puede comunicarse al teléfono 3137017566, de la Fundación Santa María de La Esperanza que se ha encargado de tender una mano para ella.

Otras vidas...

Dos años después, una buena noticia alegró su corazón nuevamente. Estaba embarazada del que sería su segundo retoño: Lorenzo. “Cuando él nació fue normal, no era así, ya después, con el tiempo, las piernas se le fueron atrofiando, no veía, no aprendió a hablar, tampoco a caminar”, detalla. María entonces tuvo un doble empeño de madre para cuidar lo mejor posible a sus dos pequeños: Ricardo y Lorenzo.

Dos años después otra buena noticia alegró el corazón de María, su tercer hijo venía en camino. Con su nacimiento, vino la misma felicidad natural de convertirse en madre, pero también hubo incertidumbre. “Con Luis Carlos sucedió lo mismo, a los pocos días de nacido, el diagnóstico fue el mismo”, refiere en una silla plástica, dentro de la sala de su casa en el municipio de Villanueva, Bolívar.

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Los tres hijos de María tienen parálisis cerebral. Los tres tienen ceguera severa. Los tres no hablan, aunque sí balbucean algunos sonidos, alaridos, lloran, ríen, se molestan, se alegran. Dos de ellos no caminan. “Ricardo sí camina, pero hay que estar pendiente de él para que no tumbe las cosas, porque no ve”, narra, mientras le seca unas lágrimas a su hijo, quien llora espontáneamente.

“Ya se puede imaginar, (antes) vivíamos mal, mal, pero gracias a Dios estamos mejor, gracias a todas las personas que nos colaboran, la Alcaldía (de Villanueva) le da cien mil pesos a cada uno, eso alcanza para pagar los servicios, el gas, la luz. También hemos recibido ayudas de otras personas y de la Fundación Santa María de la Esperanza”, relata María sobre su situación. Vea además: [Video] Ana Gregoria Pérez perdió a cinco hijos por una enfermedad

Difícil es una palabra que siempre ha acompañado los días de María, más complejos desde que su compañero de vida y padre de sus hijos decidió abandonarlos al verlos en la situación en que se encontraban. Ella no se rinde, ha seguido luchando, incansablemente. “Me ha tocado a mí sola la situación, los alimentos, a veces no tengo para darles la comida”, añade.

“Cada tres meses viene el médico, ellos, como tienen una enfermera que les puso la EPS, ella los baña, les da la comida, sus medicamentos (...) Ellos diario se hacen sus necesidades, eso es en lo que más gastó, en paños, en ropa, en sábanas, en pantalonetas”, complementa la señora María, quien este 22 de octubre cumplió 73 años. Dice tener sus piernas cansadas, sentirse fatigada, pero sigue al pie de lucha. Sus hijos tienen 47, 45 y 43 años, tiempo en el que los ha cuidado fervientemente.

“Tengo mis hermanos y mis sobrinos que vienen de vez en cuando y me colaboran”, explica. Ricardo llora de nuevo. María seca sus lágrimas. Lorenzo se desliza por la mecedora e intenta caerse. Luis Carlos está en el patio, en otra mecedora. En ocasiones no admite que nadie lo toque. Se altera. Recibe alimentos solo de su madre y de la enfermera que lo cuida. Aunque no ve, sabe identificarlas bien así como se pone en alerta ante la presencia de cualquier extraño como nosotros.

Una ayuda vital

“Humanitariamente estamos pendientes de los muchachos, les brindamos afecto, les hablamos, ellos se ríen. Ha sido muy duro porque a veces la señora María no tiene para el almuerzo y le toca salir a pedir entre los vecinos y venir corriendo para hacer la comida. Por los menos el que está allá afuera, que es Luis Carlos, no dice nada, no habla, pero cuando llega la hora del almuerzo, parece un relojito, comienza a llorar. De todo eso uno tiene que estar pendiente”, explica Yaneth Sabalza Herrera, auxiliar de enfermería de la EPS a la que están afiliados, que hace cinco años le ayuda a María con la tediosa tarea de cuidar a sus hijos.

“Nosotros le ayudamos a la señora con los muchachos, en el aseo general, en darles la alimentación, los medicamentos, estamos pendientes de que no se caigan, colaborar en lo que ella necesite, en un horario de doce horas, durante el día, ya en la noche queda sola con ellos, la complejidad consiste en que para trasladarlos son muy pesados”, complementa.

“La señora María necesita que le arreglen la casita, porque nos da miedo que se vaya a caer, y la alimentación básica para ellos. Ella no trabaja por su edad y porque tiene que estar pendiente de sus tres hijos”, precisa.

Epílogo

Algunas de las paredes de la casa de María Villarreal están resquebrajadas. Ella teme que algunos muros puedan caerse y no ha tenido forma de repararlos. Es una de sus mayores preocupaciones. “Aquí estaremos hasta que Dios nos recoja”, dice la mujer de voz serena y de un amor infinito, fuerte y valiente que la levanta todos los días a luchar por los hijos que la vida le dio. Le puede interesar: [Video] El exboxeador Alfredo Pitalúa Hernández, otra gloria olvidada

Se desconoce
María desconoce el motivo del porque sus tres hijos padecen de parálisis. Refiere que nunca los médicos han encontrado el origen del por qué sus niños tienen la misma enfermedad.

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