Aun cuando se trata de un problema universal que generalmente cuenta con muchas aristas, el abuso sexual infantil y la violencia familiar suelen estar subvalorados en el contexto diario, situación que propicia mayor desprotección en la víctima y poder al victimario. Lea: “Un papá con delantal”, el libro que invita a reflexionar
Por tratarse de un flagelo que puede incluso empezar en el núcleo familiar, conocer las señales que emite la niña o niño, son fundamentales para evitar que suceda, o tomar medidas radicales cuando el abuso ya se ha presentado y acabar con la cadena de atropellos.
Siempre atenta a este tipo de hechos que atentan contra la formación infantil, la periodista y escritora argentina Magela Demarco, ha incluido la difícil temática en uno de sus libros, de esta manera se concibe “Sola en el bosque”, una historia que pretende crear conciencia y que en su país se ha convertido en un manual abordado desde diferentes instancias.
Junto a ella, la ilustradora Caru Grossi hace lo propio en forma de imagen, constituyendo una dupla rigurosa que ha llegado a emitir un lenguaje especial comprendido en toda la población. Contratadas por las áreas de género e infancia, han sido convocadas para dictar charlas referentes a este espinoso tema, en las mismas se dirigen a personas adultas, toda vez que son quienes deben estar disponibles para poder escuchar lo que transmiten los niños, muchas veces con palabras, en otras ocasiones no lo hablan, pero se puede advertir en sus reacciones o cambios de conducta. Lea: Teatro en Cartagena: las historias de los artistas que sobreviven de este arte
Como explica la autora, los niños son seres indefensos que están atrapados ante una situación de abuso, no pueden salir, a menos que un adulto los ayude o en el mejor de los casos, prevenga. En este caso trabaja mucho con docentes, toda vez que al estar mayor tiempo con ellos, pueden identificar cambios en el comportamiento o señales físicas, como un golpe o moretón que se convierte en señal de alerta.
La génesis del libro
“Sola en el bosque” tiene una base real, tanto Magela como Caru, experimentaron el abuso. La autora en la preadolescencia en el entorno familiar lejano, y aunque estuvo de frente ante esa realidad, lo minimizó, sin embargo, empezó a subir de peso, porque desde su ingenuidad, pensaba que no podría despertar interés en alguien más, esto logró entenderlo muchos años después.
En el caso de Caru fue más fuerte, lo vivió a los cuatro años al ser abusada por un amigo del papá, pero como la psiquis no puede soportarlo, lo borró, apareciendo en forma de sueño a los 20 años cuando tenía sesiones con una psicóloga y sintió que podía expresarse con confianza.


Magela Demarco
Crear este libro tuvo un fin específico, la infancia. El objetivo es despertar conciencia, porque cuanto antes esto se pueda prevenir, o detectar, en el caso de haberse dado algún tipo de abuso, las secuelas psicológicas se podrán tratar, pero como el tema es tan complejo, lo trabajaron con psicólogos del Servicio de Salud mental del Hospital Materno Infantil San Roque, de Entre Ríos en Argentina, donde lamentablemente llegan muchos casos.
La ayuda prestada por estos profesionales, se tradujo en el cambio de palabras muy duras que se encontraban en el primer texto que Magela les hizo llegar para revisión, modificarlas suponía un mejor entendimiento del mensaje y hacerlas accesibles a niños y niñas, incluso volverse útiles en los consultorios donde ella trabaja.
La historia se desarrolla a partir del relato de una niña a un adulto, la idea no era marcar a esa persona como madre, padre u otro familiar, porque no todas las veces ese círculo le puede ofrecer la confianza para hablar, y si logra darse con una maestra, la mamá de un amiguito, o alguien con quien pueda desahogarse.

Mucha ganancia
Una vez se culminó el libro, fue presentado a la editorial con algo de prevención, toda vez que no era la temática acostumbrada, sin embargo, la respuesta positiva fue un aliciente para ambas, lo vieron fuerte, pero al tiempo necesario. “Sola en el bosque” se publicó en 2020, y como comenta la autora, llegó en el momento justo, porque de haberse creado siete años antes, no habría corrido con la misma suerte.
Hoy, la satisfacción crece, la respuesta ante el libro superó las expectativas, y Magela agrega que se mantiene en contacto con gente que le agradece la herramienta en la que se ha convertido, además de contarle experiencias personales, que en su momento, por la época en que se dieron, no hablaron con nadie.
“Sola en el bosque” fue declarado de interés general en la Cámara de Diputados, también está en proceso en la Cámara de Senadores, ganó premio al Libro del Año en 2022, que es un galardón latinoamericano, indicando que ha sido el mejor reconocimiento a este trabajo, porque como dicen autora e ilustradora, no es fácil contar desde su experiencia, pero había un compromiso.
Ante esto último, Magela Demarco aclara que nadie se salva solo y justamente en estos casos, las salidas son colectivas, en comunidad, creando lazos, sobre todo entre mujeres, hablando de los problemas desde el principio de buscar ayudas y soluciones.
Sin ser psicólogas, vieron siempre la necesidad de abordar el tema, y más allá de sus historias, leyeron materiales, se informaron a fondo para brindar información y datos para los adultos de las comunidades, porque siempre un niño abusado da muestras y señales de que algo pasó, como fue en su caso al engordar, o, por el contrario, adelgazar para “desaparecer”.
Otras señales muy comunes en estas situaciones, son las de regresar a conductas que no corresponden a la edad, como perder el control de esfínteres, mostrarse irascible, introvertido, negación a entrar a un determinado lugar o algo más claro, evitar el contacto con un familiar o persona cercana a casa, las pesadillas y en general un cambio abrupto.
“Sola en el bosque” no es solo un manual para adultos, la edad acordada con la editorial es de 6 años, sin embargo, algunas psicopedagogas lo trabajan con niños desde los 3, toda vez que las ilustraciones que presenta el libro son tan significativas, que aunque el infante con cuente con la herramienta de la palabra, puede entender al verlas porque proyectan lo que podría estar atravesando.
Aunque en Colombia no hay una editorial que haya impreso el libro, la tecnología está a su favor y de manera virtual es posible acceder al mismo, de tal forma que sea esa herramienta necesaria, toda vez que cuenta con un código QR para acceder a una guía para docentes, madres y padres, donde también hay líneas de atención y asistencia.
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