María* tiene 25 años y una relación que pasó del cielo al infierno sin previo aviso.
Vivo en unión libre. Mi relación era estable al principio, pero luego empezaron los problemas. Él comenzó a dormir por fuera de la casa y todo lo que trabajaba se lo gastaba en alcohol. Con el tiempo ya no quería darme dinero para los niños: luego de eso llegaron mujeres a su vida. Cuando le tocaba ir a trabajar se quedaba con ellas y tardaba hasta dos días para regresar a casa. Me dejaba sola con los niños y cuando llegaba a la casa solo era a intratarme. Me decía que yo no servía para nada, que la plata era de él, que a mí no debería importarme si él se la gastaba tomando ron con mujeres. (Lea aquí: Más de 15.000 casos violencia intrafamiliar en primer trimestre en Colombia).
Recuerdo particularmente el 7 de diciembre del año pasado, porque ese día empezaron las agresiones físicas. Yo me estaba arreglando y él había empezado a tomar desde temprano; estábamos bien, no habíamos peleado ni nada, pero él entró al cuarto y me empezó a pegar. Desde ahí para acá como que ya lo cogió de costumbre, y me quiere estar pegando cada vez que se le da gana. Una vez decidí irme a vivir a Medellín, recién parida de mi segundo hijo con él, pero a un mes de estar por allá me fue a buscar, me rogó que regresara. Yo acepté porque no tenía trabajo, imagínese, recién había tenido al niño.
Como miles de mujeres en Colombia, María* es víctima de violencia intrafamiliar y hasta el momento, por miedo, no ha puesto una denuncia formal ante ninguna entidad; se guarda para ella lo que está viviendo, con la tristeza de ver cómo la vida que una vez soñó tener se esfuma.
Christian Moreno Lara, director del área Jurídica de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), afirma que “para las víctimas no es fácil denunciar pues estar conviviendo veinticuatro horas con el agresor hace el contexto más complejo”.
Datos de Medicina Legal muestran que en 2018 hubo en Cartagena 1.050 casos de violencia intrafamiliar y según la Oficina de Asuntos para la Mujer, se dieron 207 casos en el primer trimestre de 2019. Estos, sin contar los que no se conocen. (Lea aquí: La otra cara de la cuarentena: convivir con el agresor)
Para Moreno, prevenir las situaciones de maltrato tiene que empezar con educación desde que los y las adolescentes comienzan a mantener relaciones de pareja. “No podemos prevenir una situación cuando el problema ha surgido. Por consiguiente, es importante que desde los centros educativos se pongan en marcha programas que tengan como objetivo desarrollar habilidades y recursos personales y sociales que fomenten relaciones saludables e igualitarias. Para ello, es importante que las actividades preventivas trabajen tres aspectos básicos: concienciación sobre qué es la violencia de género, desarrollo del pensamiento crítico sobre mitos del amor romántico, estereotipos de género, y habilidades sociales y recursos personales”, dice.
Las mujeres son especialmente susceptibles a sufrir maltrato en el hogar y para ellas resulta fundamental instaurar plataformas de ayuda. “En estas plataformas se pueden utilizar palabras claves, lo cual es una medida que va ganando terreno en el mundo. Destaco herramientas como las del Ministerio de Igualdad Español, donde las víctimas pueden enviar alertas de emergencia por mensajería instantánea con geolocalización que recibirán las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y un sistema de chat-mensajería instantánea de contención y asistencia psicológica para las víctimas”, continúa el experto.
Pero hay algo en todo esto que se nos olvida, y es la perspectiva del maltratador.
“¿Por qué en estos días no se plantean campañas mediáticas de concientización enfocadas al victimario? Sin duda, es un trabajo poco elaborado y que tampoco se hace a nivel de tratamiento penitenciario, ya que después de cumplir con sentencias el mismo maltratador queda libre, pero más violento”, sostiene Moreno.
El académico recomienda abordar estas importantes campañas desde los medios de comunicación (que en estos días repuntan debido a la pandemia de coronavirus), pero ¿cómo hacerlo? El director del Área de Jurídica de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), en entrevista con El Universal, aclara:
¿Qué tipo de estrategias en medios propone dirigidas al victimario?
- En esta coyuntura social que estamos viviendo es importante poner en marcha todos los recursos. No obstante, debemos ser conscientes de que este tipo de estrategias serán efectivas como acciones preventivas más que como medidas de intervención rehabilitadoras.
Las estrategias pueden ser realizar un plan de comunicación y sensibilización formado por un spot televisivo, cuñas radiofónicas, etc... deben tener como objetivo erradicar las creencias machistas y los estereotipos de género, que llevan asociada esa mentalidad autoritaria de control y poder del hombre sobre la mujer. Además, deben ser una opción para que el victimario pueda tomar conciencia de su rol de agresor, de las consecuencias generadas en la víctima y de las consecuencias legales de sus acciones. Estas acciones deben realizarse contando con profesionales especializados en violencia de género.
¿Es decir que un maltratador se puede rehabilitar?
- Hay aspectos que todavía se tienen que mejorar en la sociedad y uno de ellos es la intervención con maltratadores. La pregunta es, ¿existen suficientes recursos humanos y materiales para abordar el tratamiento penitenciario y la rehabilitación? Sin duda, no. Necesitamos más profesionales especializados que trabajen en este campo de forma multidisciplinar y coordinada. Por ejemplo, podemos observar datos de los informes de reincidencia de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias en España, que indican cómo de 668 maltratadores que participaron en procesos de rehabilitación, únicamente 46 fueron detenidos por violencia de género durante los siguientes cinco años de salida de prisión. (Violencia intrafamiliar, otro riesgo del COVID-19 en el país)
Estas cifras evidencian que existe una reincidencia policial de un 6,8%. Por consiguiente, podemos confirmar que la rehabilitación es posible, aunque no sea efectiva al 100%, ya que existe una multitud de factores de riesgo y de precipitantes de la violencia de género. Para poder aumentar esta efectividad tenemos que aumentar los recursos profesionales especializados en instituciones penitenciarias y apostar por la investigación científica sobre esta materia. Y, sobre todo, debemos tener en cuenta la importancia de poner en marcha programas de prevención de recaídas y de seguimiento.
¿Qué tiene que pasar para que las mujeres salgan de esa situación?
- La mujer tiene que conocer todas las medidas y pasos que tiene que seguir para poder interponer una denuncia y dar la voz de alarma si está sufriendo una situación de maltrato.
Se deberán crear recursos psicológicos, ayudas para vivienda, talleres de fomento de la empleabilidad, apoyo a la marentalidad... Además, se tienen que crear recursos para que los familiares de las víctimas de violencia de género también puedan recibir información sobre qué hacer y cómo abordar esta situación. De hecho, el apoyo familiar y social es un factor de protección y de recuperación clave en víctimas de violencia de género.
Por tanto, el Estado tiene que poner recursos a disposición de la víctima para que ella observe la denuncia como una salida real a su situación de malos tratos.
¿Qué puede pasar en estos días si aumentan los casos y no hay ayuda para las mujeres maltratadas?
- Como confirma Miguel Lorente, se está observando una paradoja respecto a las hipótesis que se barajaban ante esta situación de confinamiento. Al principio, se pensó que las denuncias iban a aumentar, en cambio, se ha producido un descenso de las mismas. Este hecho puede deberse a que el agresor está teniendo el control absoluto de la mujer. De este modo, se confirma que el hombre está obteniendo de la mujer todo lo que quiere. Esta situación puede indicar que la mujer está siendo sometida y sufriendo violencia psicológica y sexual, la violencia de género continúa en las viviendas. Cuando esta situación termine y el hombre pierda el control absoluto sobre la mujer, será cuando los homicidios aumenten. En este caso, la sociedad tiene que estar preparada.
¿Entonces, se pueden prevenir los casos de maltrato?
- La educación en igualdad y la concienciación es el primer paso para poder erradicar esta situación. Si los estados disponen recursos preventivos de este tipo, estaremos potenciando que las relaciones de pareja que comienzan con un maltrato sutil y relacionado con los mitos del amor romántico, no evolucionen hacia formas de maltrato más graves y hacia relaciones de convivencia marcadas por esta lacra social.
De este modo, la sociedad tiene que ser consciente que esas conductas sutiles son violencia de género y no se pueden tolerar y justificar a través de los mitos del amor romántico: “Si te quiere te hará llorar”, “los celos son una prueba de amor” o “el amor todo lo puede”. Estas creencias tienen que desaparecer de nuestro ideario social y son el primer paso para que la violencia de género se establezca en una relación. Por tanto, si tu pareja te controla el móvil, te pide la clave de acceso a tu cuenta de Facebook, quiere que le mandes la ubicación cuando estas con tus amigas... no lo toleres, nada justifica estas acciones.
*Nombre cambiado.