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Leonardo Padrón, el creador de la serie Pálpito, se confiesa

Leonardo Padrón es la pluma tras Pálpito, la mundialmente exitosa serie de Netflix. Nos contó todo sobre el proceso creativo y más.

Generalmente, las historias de amor están ligadas al corazón, un órgano al que se le ha atribuido la potestad, como ningún otro, de demostrar los afectos. Y en ese orden de ideas, siendo la imaginación la herramienta natural del escritor, este siempre inspecciona en lo más recóndito a ver qué encuentra, aunque vale aclarar que unas veces tiene más fortuna que otras.

En el caso del escritor, poeta, periodista y guionista de cine y televisión venezolano Leonardo Padrón, la requisa fue afortunada y una historia de amor tomó un rumbo inusual, de esta manera se da la creación de una serie que ocupa los primeros lugares de audiencia en el mundo, acaparando la atención de países que el propio autor de la obra no recordaba que existían.

Cuando la plataforma Netflix le planteó al escritor crear una historia que le entusiasmara y quisiera contar, de inmediato pensó en su fortaleza para plantear personajes en situaciones límites, circunstancias extremas que impliquen decisiones extremas, porque, a su manera de ver, esto pone a prueba la condición humana en su complejidad, contradicciones, miserias y puntos luminosos. Lea aquí: Pálpito, la serie colombiana, tendencia en Netflix ¿tendrá otra temporada?

Lo primero que pensó Padrón fue en una historia de amor en clave de thriller, para poder tejer ese tipo de situaciones, y se le ocurrió apelar a la que ha sido la gran metáfora por excelencia del ser humano para darle un lugar a esa entidad abstracta que son los sentimientos y las emociones, y que se han depositado en el corazón.

Al ser el órgano que se emociona o sufre con las maravillas o avatares del amor, el escritor decidió en esta oportunidad quitarle ese sentido metafórico y su historia se basó en alguien a quien le roban literalmente el corazón, y en esa arena dramática surgió el submundo del tráfico de órganos y ‘Pálpito’, la exitosa serie que por estos días lo mantiene en el ojo público y concediendo más entrevistas de lo usual.

El buen ‘Pálpito’ del escritor

Existen muchos dilemas alrededor del tema, ¿tuviste referencias reales?

-Después de que se me ocurrió el tema, empecé a investigar sobre el tema de la donación y trasplante de órganos, que además merece ser manejado con más énfasis por la sociedad y facilitar el proceso para quienes lo requieren; también averigüé sobre el tráfico, me encontré con cosas escalofriantes y sórdidas que ocurren en países tan remotos como China o incluso en algunos rincones de Latinoamérica. Si bien hay un proceso de investigación, viene el aliño de la imaginación que todo escritor pone para generar la tención narrativa que logre que el espectador no la suelte, por lo que no hay que olvidar que ‘Pálpito’ es ficción.

¿En qué momento se logra organizar todo lo que tiene ‘Pálpito’ para que sea una serie tan exitosa?

-Me avoqué con dedicación y rigor, este último es para mí un mandamiento indispensable en el ejercicio de la escritura. Se trata de un producto de catorce capítulos, pero detrás de ellos hay muchas horas de trabajo, cabe aclarar que desde que se me ocurrió la idea hasta el estreno, pasaron prácticamente dos años de trabajo, tuve la exigencia propia de que cada capítulo tuviera los ganchos necesarios para que la gente no abandonara la serie, hay que recordar que Netflix tiene una oferta muy grande.

Leonardo Padrón, el creador de la serie Pálpito, se confiesa

Sebastián Martínez, Ana Lucía Domínguez y Michel Brown protagonizan la serie.//Cortesía.

Eres también el productor ejecutivo, ¿cómo fue la selección de los actores?

-Otro de los éxitos del producto fue el elenco. Más acertado no pudo ser el casting. El trabajo maravilloso, entrañable, conmovedor de Michel Brown, Ana Lucía Domínguez y Sebastián Martínez es respetable, lo mismo que el resto de actores, fue el elemento hechizante que ocurrió alrededor de ‘Pálpito’. En la selección se involucró desde Netflix, las productoras Clara María Ochoa y Ana Piñeres de CMO, el director, Camilo Vega, y yo en mi rol de productor ejecutivo, en largas sesiones de casting con hasta 20 opciones para cada personaje que cumplieron un proceso de decantación, para llegar a lo que pensamos más adecuado y que hoy nos da la razón la audiencia.

¿Qué tan cercano es lo que escribiste a lo que quedó en pantalla?

-Muy cercano. Siempre hay una distancia entre lo que está en los libretos y lo que sale al aire, algunas cosas se potenciaron, otras no quedaron como estaban planteadas. En la producción atravesamos un territorio de adversidades, estábamos en plena pandemia, hubo muchos contagios, el primero fue Michel Brown, después se activó el paro nacional y llegar a las locaciones era una verdadera hazaña, pero creo que con toda la selva de obstáculos, el trabajo es admirable.

¿Consideraste en algún momento este éxito?

-Confieso que no pensé que ‘Pálpito’ tendría tamaña resonancia. Está en primer lugar en Alemania, Italia, Francia, en Medio Oriente, África, Oceanía, que lo veo como el confín del mundo, y por supuesto en Latinoamérica, ante esto no puedo estar más agradecido y reconozco que tenemos una historia poderosa en su emocionalidad que ha creado una onda expansiva.

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¿Cómo se condensa en 14 capítulos una historia tan compleja?

-Acostumbrado por más de tres décadas a historias de largos capítulos, llevarla a 14 horas me implica una recodificación del estilo narrativo. He escrito guiones de cine, pero esta nueva cabriola de mi estilo fue una fiesta, porque me permite contar historias con más velocidad, apelando a metáforas visuales, entrelíneas, algo que uso mucho en la literatura y la poesía. Fue un ejercicio exigente, retador, pero delicioso.

¿Está lista la segunda temporada de la serie?

-Apenas estoy sentándome a tejer, aunque ya he estado especulando con ideas. Será más trepidante y compleja.

¿Crees que ha cambiado la forma de ver televisión?

-Sin duda alguna y celebro que haya sido así. Ahora tenemos televidentes más educados con pupilas más aguzadas. Considero que las plataformas son el proyecto narrativo más ambicioso de este siglo, han cambiado la forma de consumo de historias, porque se tiene la posibilidad de contarlas sin los corsets de censura de la televisión abierta, con mayor libertad temática, presupuesto y versatilidad. Lea además: El buen ‘Pálpito’ de Netflix

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