Alguien dijo alguna vez: “La distancia no es un problema; el problema somos los humanos, que no sabemos amar sin tocar, sin ver o sin escuchar. El amor se siente con el corazón, no con el cuerpo”.
Para Tania Echeverría, de 36 años, y Norberto Alfonso, de 46, es justo así y, pese a que la mayor parte de su relación ha transcurrido extrañándose, hay un amor intacto que quiere seguir por muchos muchos años, igual que la primera vez.
Él vino desde Las Vegas, Nevada - Estados Unidos, hasta Cartagena para ver a su esposa, en un vuelo retrasado 5 meses debido al cierre de fronteras por la pandemia.
Las lágrimas y tristeza de Tania al principio del confinamiento se fueron para darle paso a una mujer que es feliz porque al fin puede ver, y no solo por videollamada, a la persona que ama.
Hace casi cuatro años Tania estaba soltera; trabajaba en el Hotel Capilla del Mar, y una prima abrió por ella una cuenta en una aplicación de citas.
“Resulta que mi prima me creó un perfil y, bueno, ahí apareció la foto de Alfonso. Decía: ‘Si buscas un Brad Pitt, pasa de largo’ - ríe Tania-, yo no sé cómo fue que empezamos a hablar”.
“Es que allí me apareció que tú habías visto mi perfil”, explica Alfonso. Él es cubano, pero reside en Las Vegas desde hace ya bastantes años.
Tania nació en Venezuela pero es colombiana; desde hace décadas vive aquí. Tiene ese swing que caracteriza a la mujer latina. “Hablábamos siempre que podíamos, yo no podía tener el teléfono en el trabajo; cada que íbamos al baño, por ejemplo, nos texteábamos. Ya después en las noches empezamos a hacer videollamadas, a hablar”, cuenta.
Ella le dio el número de WhatsApp a Alfonso porque era muy tedioso entrar y salir de la app de citas... y así pasaron varios días.
Siguieron hablando, y meses después llegó la pregunta... “Ajá, ¿tú y yo qué somos?”.
Se hicieron novios y dos meses después se conocieron... en persona.
“Salí de hacer un curso para asesora de una empresa de telefonía móvil y me pasé para la playa de Bocagrande a pensar. Pasé todo el día esperando a que se hicieran las 11 de la noche. Me dio dolor de estómago, la gente lo llama mariposas.
“Tenía una mejor amiga, Wendy, y ella me decía: ‘Dime si es un loco, un psicópata o algo’. Yo eso no lo había pensado en esos 3 meses que lo había conocido. Le dije a mi mamá dónde íbamos a estar, para que supieran en caso de que algo me pasara”.
Tania, que lo había estado esperando en la puerta de llegadas, se sentó en las bancas del Rafael Núñez pensando en... quién sabe qué cosas.
Alfonso llegó a las 10:40 de la noche. Ya era hora y Tania se levantó de su silla para encontrarse directamente con la mirada de su novio virtual, a quien solo conocía a través del celular.
Él solo la miró y asintió, como diciendo “Sí, soy yo”.
“Fue como en cámara lenta, pero fue como si yo lo hubiera conocido de toda la vida”, recuerda ella.
“A partir de allí todo ha sido excelente, ese momento marcó una historia”, dice él. “Pero la gente se ve muy diferente por videollamas que en persona, yo la imaginaba más gordita”, asevera Alfonso. “Cuando la vi, dije ¡Wow!”.
“¡Eres de verdad!”, exclamaba Tania. Era lo único que podría articular de la emoción que sentía. “Pero yo pensé que era más alto”, ríe.
Sentados, mientras conversan, se miran como si aún no creyeran que es real que están juntos.
En enero de 2018, Alfonso mandó a buscar a los padres de Tania a Venezuela; les pidió permiso al hijo de ella y a sus padres para casarse.
Ya son marido y mujer y casualmente hoy cumplen su primer aniversario.
“Creo que nosotros siempre hemos vivido en pandemia... Lo máximo que hemos estado juntos hasta el momento han sido 15 días”, lamenta Tania.
Pero pese a las críticas de quienes no creen en este tipo de relaciones, ellos se consideran una pareja afortunada.
“Respeto, paciencia y confianza, esas son las claves para que una relación a larga distancia pueda funcionar”, dice Alfonso.
Ninguno de los dos ha experimentado celos, pese a estar 5.447 kilómetros alejados el uno del otro durante casi todo su idilio.
Por otro lado, la pandemia atrasó todos los planes: Tania tiene un hijo, y los dos viajarían a Estados Unidos, a Las Vegas, para poder por fin vivir como una familia, los tres. A su vez, él ha dejado de trabajar un tiempo debido al recorte de personal que muchas empresas se vieron obligadas a adelantar. Tienen fe de que todo se resuelva de la mejor manera.
¿Qué es lo más difícil de una relación a distancia?
Tania: Uno se hace la idea de casarse y empezar a vivir juntos. Uno espera salir de la boda e irse a vivir a una casa con su esposo. Él, dos días después de que nos casamos, se tuvo que ir.
Incluso en una relación de lejos hay peleas e inconvenientes...
Tania: Sí. Pero yo me pongo a pensar en que nos amamos y cualquier conflicto se resuelve. Uno de verdad puede llegar a conocer a una persona, las redes sociales nos han ayudado muchísimo. Él es mi amigo, mi confidente, mi amante, mi novio, mi esposo. Un feliz año, cumpleaños... todo lo hacemos por teléfono.
Vernos dos o tres veces al año, eso a mí no me ha afectado, porque uno tiene que estar claro de lo que quiere.
Alfonso: Dicen que relación de lejos felices los cuatro, pero no es así. Si yo quisiera estar con alquilen de allá, de Estados Unidos, lo podría haber hecho, pero ella fue quien me enamoró. Y este tipo de relaciones se basan en la confianza.
Qué es lo que los enamoró, ¿qué les gusta el uno del otro?
Tania: Me gusta que es muy positivo; siempre está sonriente. Pase lo que pase siempre tiene una sonrisa en el rostro. Eso lo admiro.
Alfonso: Físicamente me gustan sus piernas -ríe. Y espiritualmente me gusta ese amor y esa pasión por el respeto y la atención que tiene hacia mí. Eso era lo que yo estaba buscando en una mujer.
