Este Charles ha vivido en nueve países y visitado no sé cuántos más, ha probado los sabores del mundo solo para darse cuenta una y otra vez de que son infinitos, para mezclarlos y sorprender a la realeza de Portugal y a seres absurdamente millonarios, pero lo mejor que le ha pasado en sus 51 años es, sin duda, haberle ayudado a su mamá a comprar una casa: ahora la señora Rosalía tiene 72 años y duerme bajo la tranquilidad de un techo propio en Texas. Lea aquí: “El secreto es pensar afuera de la caja”: Charles Webb
Este Charles se apellida Webb y solía ser un businessman, un corredor de bolsa en los Estados Unidos, pero ahora es chef y esta noche lo veo caminar hacia un grupo de personas en un extremo del restaurante 1621, en el Sofitel Legend Santa Clara. Es jueves y en poco menos de dos horas ofrecerá una cena para cincuenta personas junto a su colega Dominique Oudin.

Dominique Oudin y Charles Webb en la cocina del restaurante 1621, en el Hotel Santa Clara.//Foto: Óscar Díaz - El Universal.
Nada de esto es nuevo para Charles: “Estoy trabajando desde mocoso, desde muy niño: de 8, 9 años, vendía los periódicos y así empecé a emprender, vendía cosas, cortaba la grama del jardín”, me dijo justo después de explicarme que nació en California como el fruto de la unión de una mexicana y un estadounidense, pero ese lazo se acabó así que su niñez transcurrió entre Texas (EE. UU.) y Irapuato (Guanajuato, México). Su mamá no era rica, así que a él le tocó trabajar para pagar sus estudios.
Estudió negocios en Roma, así que su destino parecía ser el de un businessman, pero la vida le tenía preparada otra cosa.
“Seguramente he tenido 92 trabajos en mi vida... Cuando salí del 92, del último, dije que nunca más iba a trabajar para otra persona y ahí giré a emprendedor en la cocina, seguramente de chef, pero utilizando todo lo que he aprendido en la vida y, bueno, buscando mi forma de pensar”, me dijo y cuando dice “lo que he aprendido en la vida” incluye lo que cocinó y probó en su casa, pero también la invaluable experiencia como “todero” en los restaurantes por los que pasó.

Le pregunté por los platillos que le recordaran a su niñez, a su juventud, al tiempo donde arrancó toda esta “sabrosa” aventura... La carne guisada que hacía su mamá, los chiles poblanos, las enchiladas; la carbonara... son tantos sabores, pero nunca había probado nada como aquel platillo del Mercado de Bazurto...
-El plátano que ha estado con cola, que lo hacen con un refresco -me dijo-.
-¿Plátano en tentación? -respondí-.
-¿En tentación?
-Sí, ¿el que hacen con Kola Román?, sí.
-Lo probamos, entendimos cómo lo mezclan. Para mí es importante entender algo de cómo usan su biodiversidad en la cocina.
-¿Dónde lo probaste?
-En el mercado de Bazurto.
-¿Cómo te pareció esa experiencia?
-Real.
Y soltó una carcajada justo antes de expresarme su sorpresa: ¡cuán benditas son las manos de las matronas cartageneras que consiguen impregnarle tanto sabor a cada platillo, por sencillo que parezca! Pero vaya que Charles también tiene su don para embutirle sabor a cada bocado: el chicharrón crispy con cereza de amarena “Fabbri” y la Linguica, pimienta binquinho y azafron aioli, dos pasabocas preparados por el norteamericano, lo comprueban... y ni qué decir del otro anfitrión de esta noche, Dominique, con cangrejo, zuccini, maracuyá y miel.
Los cincuenta invitados a la cena en esta noche se han sentado alrededor de dos mesas: empresarios, gente de la cultura y del arte comparten alrededor de la comida y de una buena copa de vino. Charles se acerca.
Tras agradecerle al hotel por acogerlo y a su incondicional equipo, Charles explica la razón que lo ha traído a tierras cartageneras: #ChefOnTour. Se trata de un proyecto en el cual Charles viaja con su equipo por el mundo para preparar cenas como esta y deleitar a grupos pequeños de personas influyentes en distintas áreas. La idea, explica el chef, es resaltar lo mejor de cada lugar y mucho más tras una pandemia que ha golpeado al turismo de tantas formas.
“Con #ChefOnTour, he encontrado una excelente oportunidad de hacer de cada episodio una extensión de mi vida como ya era: yo ya estaba cocinando en varias partes del mundo y vi la oportunidad para crear contenido digital”, me dijo.

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“Cuando alguien me pregunta de dónde soy, digo que de Chicago, pero la realidad es que todas esas partes donde he vivido me han hecho esta persona. Las experiencias nos definen muchísimo”. Este Charles ha vivido en Estados Unidos, México, Italia, Brasil, Dinamarca, Francia, España, Mónaco, Portugal y Malta, pero eso no es lo realmente importante. Lo clave aquí es que todos esos destinos lo han llevado a perseguir un objetivo tan cotidiano, como inacabable: intentar siempre ser mejor persona. Puede ver aquí una galería con fotos sociales de la cena en el Hotel Santa Clara