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¡Conmovedor! Quedó embarazada a los 40 años y se convirtió en madre soltera

Esta es la historia de Teresa, una mujer que consiguió realizar el sueño más grande de su vida. Ojo: no fue fácil.

Mujeres fuertes, mujeres resilientes, mujeres con un objetivo: ser mamás sin importar si ya llegaron los cuarenta.

Un estudio realizado por Ferring e Invamer reveló que las mujeres no conocen muy bien su ciclo de vida, y más del 60% considera que en el momento en que tomen esa decisión, podrán concebir sin ningún problema. Pero la realidad es que, biológicamente, las mujeres nacen con un número de óvulos fijo, que bajan de calidad con la edad.

Así, si una mujer decide tener hijos en edades avanzadas, los óvulos restantes podrán ser pocos o no tener las características genéticas idóneas. Uno de los principales retos de las jóvenes profesionales es hacer que su reloj biológico coincida con el momento que han definido como el mejor para ser madres.

Preservar óvulos a través de la congelación o vitrificación se convierte en una de las opciones que existen para que las mujeres planeen su fertilidad y puedan aplazar su maternidad para el momento en el que se sientan preparadas y así lo deseen. (Le puede interesar: Corte da aval a las EPS para la fertilización inVitro)

Historias de mamás a los cuarenta

El embarazo es un proceso individual, único y tan imprevisible que no deja de considerarse un milagro. ¿Que el embarazo se disfruta a los 20, 30 o 40 por igual? Claro que sí. Eso cree Viviana Ledesma, de 42 años. Ella es empresaria gastronómica, nacida en Curuzú Cuatiá, en el sur de Argentina.

Es la primera entrevistada para este artículo que seguramente, hará que veamos la maternidad... con otros ojos:

Viviana

“Mi familia está compuesta por mi esposo, mi bebé Mateo. Y dos hijos de mi matrimonio anterior: Luciano, de 22, y Graciana, de 16... es decir que después de 16 años volví a quedar embarazada. Y es como si fuera primeriza. Si bien los médicos decían que mi embarazo era del alto riesgo por la edad, tuve una gestación normal. Al último mes tuve diabetes gestacional, pero la pude controlar solo con dieta, así que estuve bien y Mateo nació por cesárea a las 39 semanas. Perfectamente. Fue un parto lindo y debo decir que disfruté todo. Mateo nació el 3 de febrero de 2021 en Florida.

“Mi proceso de quedar embarazada a los 40 años empezó porque, con mi nuevo matrimonio, queríamos tener un hijito. Y le dije ‘es ahora o nunca’ y entonces comencé a cuidarme un tiempo antes, tomar ácido fólico, hacer ejercicio. Comer sano. Bajé 12 kilos. A los dos meses de intentarlo llegó el positivo.

“Mi miedo en esos momentos era el miedo de cualquier mujer embarazada, que saliera sanito, bien. No mucho más.

“A las mujeres que quieren quedar embarazadas a los 40, las felicito. Yo, que tuve hijos tan joven, puedo disfrutar también a Mateo. Anímense, y todo va a salir bien. Se puede disfrutar de los hijos a los 20, 30 y a los 40.

“Mateo es la mano de Dios en la tempestad. Es la luz de nuestras vidas. Mi esposo y yo damos gracias de que él esté en nuestras vidas”.

***

Teresa Domingo es nuestra segunda entrevistada. En su Instagram, Mamá InVitro, comparte toda su experiencia y además habla de fertilidad, infertilidad y duelo perinatal. Actualmente tiene 44 años y reside al sur de la bella Cataluña, en España.

Ella es resiliente, una mujer que pese a la dura experiencia que atravesó en un primer embarazo, no desistió y le dio paso a la vida, desde su interior:

Teresa

“Siempre quise ser mamá pero primero pensé que debía estudiar, así que me licencié en Ciencias Químicas. Después me dispuse a encontrar un empleo estable, y más adelante me enamoré de un chico que no compartía los mismos deseos de formar una familia.

“Así que, después de una ruptura de pareja muy dolorosa, acudió a una clínica de reproducción asistida para ser mamá sin pareja. En aquellos momentos, ya tenía 38 años, había retrasado mucho la maternidad por priorizar mis anhelos.

“Fui a una clínica de reproducción en Barcelona, pensando que me quedaría embarazada fácilmente porque yo no tenía dificultades en ningún sentido, solo retrasé la edad. Yo desconocía que la reserva de óvulos que una mujer empieza a descender aproximadamente a los 35 años. A diferencia de los hombres, que fabrican esperma a lo largo de su vida, como mujeres ya nacemos con todos los óvulos con los que vamos a disponer.

“Entonces, con 38 años empieza el periplo de tratamientos: pasé por dos inseminaciones artificiales, dos fecundaciones InVitro con tres transferencias embrionaria, un aborto bioquímico y una cirugía uterina.

“Me costó tres años ver un test de embarazo positivo, así que estaba muy feliz. Era un niño. Empecé a prepararme para su llegada, compré las primeras ropitas, la cuna, pero a las 20 semanas sufrí una rotura de bolsa, aún a día de hoy no sé por qué pasó. Y eso desembocó en un parto prematuro en el que mi bebé murió. Fue un golpe muy doloroso, es la experiencia más terrible de mi vida. Cuando física y sobre todo psicológicamente me recuperé, decidí volver a intentarlo. Sorpresivamente quedé embarazada en el primer intento y en Julio de 2020 nació mi hijo”.

Los miedos de Teresa

“Tuve muchos miedos, que fueron evolucionando en función de mi proceso. Al principio, mi miedo estaba relacionado con el hecho de ser mamá soltera, en el sentido de si yo podía educar a un niño en solitario. Luego, cuando aparecieron los primeros resultados negativos de los tratamientos, el miedo se convirtió a no ser nunca mamá. En ese sentido sentí culpa por no haber intentado ser madre antes, ya que mi único problema era haber retrasado la maternidad. Finalmente, el miedo más grande llegó con el embarazo, pues fueron nueve meses en los que estuve en constante estado de alerta por miedo a volver a perder a mi criatura. Muy duro.

Con 38 años empieza el periplo de tratamientos: dos inseminaciones artificiales, dos fecundaciones InVitro, un aborto bioquímico y una cirugía uterina”.

Teresa Domingo.

“Desde el primer momento, fue considerado un embarazo de alto riesgo por mi edad y por mis antecedentes de muerte perinatal. Desde el punto de vista médico, no sufrí ningún tipo de contratiempo, en ese sentido fue un embarazo muy tranquilo. Psicológicamente, un embarazo después de un duelo perinatal es muy duro, si bien ya es un proceso invisibilizado, las dificultades asociadas a un embarazo que llega después están aún más invisibilizadas, creo que predomina la idea de que el embarazo es de color rosa y no se tiene en cuenta que en algunos casos también hay grises. En las mujeres que, como yo, vivimos ese tipo de espacio, necesitamos mucho apoyo de nuestro entorno y apoyo profesional. Por ejemplo, yo estuve muy arropada por la Asociación de Duelo Perinatal, que también ofrece soporte para este tipo de embarazos. Y también asesoramiento y soporte de una psicóloga, especialista en psicología perinatal.

“Yo no me considero una mujer fuerte, más bien resiliente. He podido reconstruirme a pesar de las dificultades que he atravesado con el proceso”, finaliza Teresa.

Hoy, el pequeño Jordi es su adoración y su primer bebé siempre es recordado con especial cariño. Agradece a los grupos de apoyo que fueron como un bastón y a los profesionales sanitarios que ofrecieron toda su ayuda y conocimientos para que se sintiera segura de no desistir de su sueño de ser madre.

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