Un día, una señora llevó a su niño al odontólogo. Justo antes de entrar al consultorio, el pequeño, tan lleno de susto como de inocencia, le preguntó si aquello le iba a doler. “Un poco”, le dijo su madre, y él respondió resignado: “¿Duele más que el hambre?”.
No importa cuántos años pasen, para Elena Mogollón es prácticamente imposible olvidar esa y otras tantas historias de las que ha sido parte desde que creó la Fundación Granitos de Paz junto a un grupo de amigos. Fue exactamente el 14 de octubre del 2004, cuando Elena, el capitán Alfonso Salas, Bruce MacMaster, Jaime Henao, Marcela Monroy (q. e. p. d.), Silvana Giaimo, José María Bustillo, María Cristina Mejía y Orlando Cabrales firmaron la escritura de constitución en Bogotá. Desde entonces, Granitos de Paz ha beneficiado a más de 100 mil personas de todas las edades en el barrio Olaya Herrera (Cartagena) para luchar contra la pobreza extrema. Lea además: Germinan granitos de paz y deporte en el barrio Olaya
Más allá de ese gran número, ¿por qué han valido la pena todos estos años de esfuerzo en Granitos de Paz?
- Estos años han sido muy importantes en la vida de mucha gente. Para mí, han dado significado a muchas cosas que eran meras palabras, hasta que viví de cerca lo que realmente querían decir: “hambre”, “pobreza”, “solidaridad”, “amor”- responde Elena, la misma mujer fuerte y resuelta que abandonó la carrera como diseñadora gráfica y fotógrafa que había consolidado tras estudiar en Estados Unidos y Francia para desarrollar este trabajo social. Incluso, Elena fue una de las primeras fotógrafas de Colombia.
Elena Mogollón.
“Estudié fotografía porque sentía pasión por ese arte. Opté por la fotografía industrial y con eso pude, además, defenderme económicamente. (...) En un tiempo breve hice modelaje en Estados Unidos, pero estaba más interesada en lo que hacía el fotógrafo que en lo que yo debía hacer. ¡Lo enloquecía a preguntas!”, confiesa.
“La decisión de cambiar el diseño gráfico y las publicaciones por el trabajo social nació de las cifras publicadas en la revista Semana sobre la pobreza en Cartagena -dice Elena, y alude a lo que pasó hace dieciocho años-. No lo dudé un segundo. Quería ser parte de la solución. No quería protestar. Quería actuar”.
Y así fue como un día llegó a Olaya Herrera junto a su amigo Jaime Henao. Su primer recuerdo del barrio “es el de una pobreza enorme, los caños hasta el tope de basuras, las calles eran caminos de herradura. Los niños sin ropa jugando en la calle, bañándose en los charcos, y los adultos con una mirada de inmensa curiosidad por descifrar la identidad de los visitantes”. “Éramos tres con Jaime Henao y su conductor. A Jaime lo había convencido de hacer una incursión por los diferentes barrios identificados de antemano como los más pobres de Cartagena, buscando dónde aplicar el modelo Granitos de Paz, recién elaborado por mí y revisado por los socios fundadores. Así llegamos”, cuenta.
Lo que arrancó en el sector Rafael Núñez de Olaya se ha ido consolidando hasta conformar un equipo de 75 colaboradores (muchos de ellos, habitantes de la zona) que trabajan en siete proyectos: Centro de Aprendizaje Granitos de Paz (para la primera infancia), Fondo Educativo Fabio Echeverri Correa (con jóvenes en riesgo), Club San Pancracio (para el adulto mayor), Deporte y Cultura (para niños y adolescentes), Refuerzo Académico, Cata Pombo (artesanías y manualidades) y Patios Productivos.
Sobre los Patios Productivos, Martha Elena Mogollón, directora ejecutiva de la fundación, explica: “Desde 2005 se han intervenido más de mil en igual número de familias en Cartagena y sus corregimientos. Actualmente, en los sectores Rafael Núñez, 11 de Noviembre y Ricaurte, en Olaya Herrera, 96 patios productivos se encuentran vinculados a la fundación y comercializando sus productos con nuestros aliados comerciales”.
El 22 de abril de 2022, el presidente Iván Duque Márquez condecoró a Elena con la Cruz de Boyacá por su titánica labor. ¿Qué siente ella tras tremendo honor?
“En la Cena Anual de Granitos en Cartagena 2022, rodeados de un montaje espléndido, entre pavos reales, flamingos y guacamayas, en una vegetación selvática de los jardines de la Sociedad Portuaria, el presidente Duque me otorgó la Cruz de Boyacá y el gobernador de Bolívar (Vicente Blel Scaff), la de Rafael Núñez. ¿Qué sentí?, me preguntan... Muy emocionada y muy sorprendida, indudablemente. Lo primero fue recordar a mi abuelo José Vicente Mogollón y a mi esposo, Fabio Echeverri, quienes en su momento también recibieron la Cruz de Boyacá”, cuenta Elena. Vea aquí: Cena Anual Cartagena 2022 de la Fundación Granitos de Paz
¡A seguir soñando!
Tras estos casi dieciocho años, a Granitos de Paz le quedan muchos sueños por cumplir y Elena lo tiene clarísimo.
“El principal sueño es que todos los habitantes del sector Rafael Núñez cumplan, precisamente, sus sueños de educación, salud, etc. Y el otro es que el modelo nuestro se repita donde las circunstancias lo requieran, pues ha sido exitoso en Cartagena. Para eso queremos sacar un libro de ayuda”, menciona. Han logrado tanto, pero anhelan muchísimo más.