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El primer cumpleaños de Javier Hoyos y la casa que le construyen en Arjona

Ayudar a Javier Hoyos a tener casa nueva a este hombre, quien vivía en la miseria, es la meta de un grupo de habitantes de Arjona. Hace poco él tuvo un cumpleaños diferente.

Hasta diciembre de 2019, Javier Hoyos Moreno fue el mismo tipo sumido en un mundo penumbroso, en traumas de años insuperables, cercado dentro de un abismo por montones de plásticos y basuras. Apesadumbrado en sus miserias. Javier solo puede ver por un ojo, la visión del otro la perdió hace tiempo. Tiene tantos dolores en su cuerpo que prefiere estar agachado, sentado o encorvado. En el barrio El Limonar del municipio de Arjona, en Bolívar, todos lo conocen como aquel tipo que se gana algún dinero limpiando terrazas o patios. Que recoge botellas plásticas para apilarlas allá, en un pedazo de terreno donde solía dormir con ratas, porque esa es o era su casa. Casi sin paredes, sin techo, sin ventanas. Solo unos portones de zinc y unos muros ruinosos. Ha sido su casa por más de 20 años. Una vida sombría, vista por todos desde todos los ángulos pero incapaz de ser intervenida por nadie. Hasta que un ‘ángel’ se atrevió a atravesar aquel umbral para mostrarle los matices de la vida. “Nadie se atrevía a entrar en ese solar. ¡Era un basurero tremendo!, ahí dormían solamente las ratas y él”, cuenta conmovido el barbero Jorge Sandoval, esa aparición terrenal que quizá Dios o algún otro ser superior del mundo envío en su rescate. “Cuando vi ese basurero así... (Jorge calla unos segundos) eso me conmovió mucho (...) A Javier lo bañamos, le cortamos el cabello y lo vestimos con ropa nueva, me lo llevé para el mejor restaurante de Arjona, Los Cisnes. Me decía, ya peinadito y bien organizado, que le daba gracias a la mamá en el cielo: ‘¡Gracias, mami!’. Le dije que pidiera lo que quisiera, aunque tiene poquitos dientes y no puede comer comida dura, solo cosas blandas. Es una persona a la que hay que tenerle mucha paciencia”, añade. Jorge vaciló una que otra vez antes de pronunciar palabras mientras grababa un video celular en el lote de Javier. “Me quedé como en shock, ese solar no tenía puertas. Él entraba ahí arrastrado, como una culebra, por debajo del zinc. Me tocó hacer lo mismo. No tenía palabras, le pedía a Dios que me diera las mejores palabras para hacer ese video. Luego lo difundí en una página que se llama Arjona Informa, en Facebook”, recuerda. ‘El Paisita’, como también llaman al señor Javier, es bien conocido en el pueblo, un pueblo que quizá siempre lo vio sin mayores sorpresas, en vivo y en directo, en su penumbras, pero que ahora, en las redes sociales, lo veía con ojos de bondad. “Él tenía un terreno que se convirtió en su vivienda, anduvo en un mundo lleno de soledad, de drogas. Resulta que tiene su familia pero se ha mantenido siempre solo, por problemas familiares. Hace un tiempo estamos interesados en ayudarlo. Fui sembrando esa semilla y hablándole a cada persona para ayudarlo. Le dan ropa, comida, vitaminas...”, narra el barbero sobre Javier. “Ahorita mismo le estamos dando medicamentos y la preocupación es que tenga sus alimentos. Lo incentivamos a que dejara el mal hábito de las drogas, gracias a Dios, las ha dejado. Dios siempre nos bendice y tenemos que bendecir a quien podamos”, añade.

Y como una cadena maciza, las buenas intenciones de vecinos, conocidos, amigos, e incluso arjoneros que viven en el extranjero, han llegado para sujetar con fuerza la vida de Javier. Verlo en un video afloró sentimientos. Freddy Sandoval, Manuel Llerena, la Niña Angie, el profesor Edgardo Simancas, Robinson Mallarino Llerena, el teniente Patiño, Juan Carlos Rincón, entre otros, han extendido sus manos. “En febrero hicimos una jornada de limpieza y se sacaron alrededor de 70 sacos de basuras y colchones. Luego, un gran amigo mío nos prestó una retroexcavadora y sacamos dos dobletroques llenos de basuras nuevamente, para poder dejar el terreno ya fijo y listo para acondicionarlo. Sus vecinos, en el barrio El Limonar, nos han ayudado mucho”, precisa Jorge, y esa cadena de ayudas va mucho más allá. “Cuando comenzó lo de la cuarentena ya estábamos en un proceso de construcción para hacerle su casa, pero se suspendió. Ya abrieron las ferreterías y el viernes empiezan a hacer el anillo, llevan el triturado y la arena, otra vez arrancamos con el favor de Dios. Ahora mismo él está durmiendo donde la señora Catalina, una vecina, que le ha ayudado, les llevamos alimento a todos para que lo compartan con él. Como soy dueño de una barbería tenemos muchos amigos que nos ayudan, la ferretería San Roque nos colaboró con cemento”. “Él no sabe leer, pero es muy colaborador y muy inteligente. El patio donde vive es grande, queremos hacerle unas huertas para que trabaje, es la idea final de todo. Me dice que yo soy su ángel, que no lo abandone nunca, a veces se desespera y le digo que es con calma. Ya lo peor, que pasó toda una vida metido en la basura, pasó, ya falta poco”. Precisamente en este tiempo de soledades, quién se iba a imaginar que Javier, ‘El Paisa’, con una vida solitaria de más de 20 años, tuviera un poco de compañía. “El 12 de abril cumplió 53 años. Hablé con la Niña Angie y le dije que le íbamos a llevar una sorpresa, era una torta, lo vestimos y arreglamos. Él estaba muy contento, alegre, volteaba hacia el cielo y decía: ‘Gracias, mamá’. No me vas a creer, estaba contento... me dijo que nunca le habían cantado cumpleaños”. Era su primer cumpleaños.

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