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El Hobo, un corregimiento que padece de sed

Habitantes de un corregimiento en Santa Catalina luchan por conseguir agua potable, y la que sale por los registros es sucia.

Los ojos de Sandra Muñoz están cansados. Se los restriega con el puño de sus manos para reponer fuerzas y continuar la entrevista en la que dice sentirse olvidada. Y es que en sus pupilas está el reflejo de toda una comunidad que desde hace varios años protesta para exigir algo tan básico: tener agua potable. Le puede interesar: ¿Es apta el agua que se consume en Cartagena?

Los días pasan y sus bocas están cada vez más secas. No hay ni una gota para refrescarse. Esta situación se repite diariamente en todas las familias de un pueblito de Bolívar y los obliga a sacar agua de una poza con el esfuerzo de sus brazos: llenan un par de tanquetas con ese agua, y es la misma que usan para trastear, bañarse y hasta para tomar cuando no hay más. “Le echamos gotas de cloro”, dice una habitante.

Así que, señor lector, si en su hogar llega este servicio en óptimas condiciones para bañarse, calmar la sed, lavar los platos y hasta recoger suficiente agua para abastecerse por varios días, valórelo. Es cierto que cuando el agua se va por un tiempo determinado, resulta bastante engorroso, ahora imagínese cómo hacen en el corregimiento El Hobo, en el municipio de Santa Catalina (Bolívar), donde nunca llega. Y en caso de que salga por los registro recién instalados en dicho pueblo, se ve “mona”, que es el término que usan sus habitantes para referirse al agua sucia.

El Hobo, un corregimiento que padece de sed

El agua sale sucia en los registros de agua que instalaron en el corregimiento El Hobo, y proviene de la vereda Palmarito. // Foto: Zenia Valdelamar.

El Hobo, un corregimiento que padece de sed

Muchos registros de agua que fueron instalados en El Hobo, del municipio de Santa Catalina, están desprendidos y por ende tampoco funcionan. // Foto: Zenia Valdelamar.

Santa Catalina tiene cinco corregimientos donde padecen la misma situación: El Hobo, Colorado, Loma Arena, Galera y Pueblo Nuevo. El proceso contractual en estos pueblos consistía en la optimización de los sistemas de acueducto, una obra contratada por la Gobernación de Bolívar, adjudicada a la firma contratista JAVO Ingeniería, según explicó la alcaldía de Santa Catalina.

Les toca protestar

Tras viajar por una hora en carro desde el Centro Histórico de Cartagena - tomando la Vía del Mar- llegamos a El Hobo. Ahí estaba Sandra, quien tomó vocería para manifestar las necesidades de su pueblo, con tal de calmar su sed, comer y bañarse con agua limpia. Quizá esa mirada de angustia que mostró desde un principio es consecuencia de vivir en un corregimiento tan seco que hasta la poza donde recogen agua represada está cada día más vacía y sucia. Lea también: El 60% de Cartagena está sin agua, estos son los barrios afectados.

“Yo ese agua no me la tomo”, dice Sandra con firmeza sobre el pésimo servicio en los registros, pues hace casi dos años instalaron unas tuberías de agua para colocar varios registros en los que, supuestamente, llegaría potable –limpia- desde la vereda de Palmarito, pero no, llega sucia desde hace bastante tiempo.

“Prefiero pagar varias canecas de agua. Cada una vale mil pesos, y con eso llenamos jarras, cubetas de hielo y guardamos el resto para cocinar, pero nosotros tenemos pocos ingresos para seguir comprando”, dijo Muñoz.

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“Protestar en la carretera es la única alternativa que tenemos para que la Alcaldía de Santa Catalina nos traiga agua en carrotanques desde Cartagena. Si nos la traen puntual, que es cada 15 días, nosotros nos quedamos quietos, pero ni eso hacen... se demoran mucho y padecemos necesidades, nuestros niños se nos pueden enfermar con el agua sucia”, reafirmó Nora Esther Bibanco, otra vecina.

Este año los habitantes ya han hecho dos paros, pero aseguran que se abstienen de seguir haciéndolos porque en la última que realizaron por casi ocurre un hecho fatal: dos mulas en la vía por casi se llevan a una joven. “Tenemos miedo de que en otra ocasión nos hagan daño, y hasta ahí llegamos”, precisó Sandra.

El Hobo, un corregimiento que padece de sed

Los burros los alquilan para hacer viajes con agua de la poza. // Foto: Zenia Valdelamar.

En este pueblo, aquel que tenga burro o carretilla tiene un tesoro. De lo contrario, les toca alquilarlo por dos mil pesos cada viaje, y es a través de estos medios que las personas llevan los tanques de agua de la poza hasta sus casas. Ahora Sandra, frente a la poza, se quita sus sandalias, y con los pies descalzos pisando tierra seca por el inclemente sol, sumerge sus piernas hasta la orilla con dos tanques que llena hasta al borde, y luego, con el esfuerzo de sus brazos, las sube al burro para regresar a su hogar con agua suficiente para trastear.

El Hobo, un corregimiento que padece de sed

Sandra Muñoz ingresa a la poza para llenar tanquetas de agua, con la ayuda de otras dos vecinas como Nora Bibanco (suéter rosado). // Foto: Zenia Valdelamar.

Sandra vive con dos hijos menores, sus padres, hermanos y sobrinos. Toda esta familia depende del agua que se consiga, por eso reafirma que al comprar una sola caneca de mil pesos para toda una familia se acaba en menos de media hora.

“Aquí no hay ingresos. No hay fuente de empleo. La gente que trabaja aquí es haciendo carbón y cada bulto cuesta 7 mil pesos, uno no gana nada ahí. No hay oportunidades de estudios ni empleo para nosotras, las mujeres... es muy duro”, reafirmó Muñoz. También explicó que hace pocas semanas, cuando realizaron el paro, fue que “medio bombearon” la poza. Dicen que les prometieron que en este abril el servicio de agua potable llegaría y aún no han terminado de instalar todos los registros, muchos están desprendidos y para colmo el agua sale sucia.

9
meses fue el tiempo estimado para que empezaran a funcionar los registros de agua potable en El Hobo, y aún sale sucia.

“Nos sentimos olvidados por la Alcaldía de Santa Catalina, se acuerdan de nosotros solo cuando hay política. Nosotros les creemos cuando dicen que nos van a arreglar el agua, las calles... pero mire, estos acueductos van a cumplir casi dos años de haberlos entregado, nos dijeron que en 9 meses funcionaban y ya vamos para dos años”, reiteró Nora Esther.

El alcalde de Santa Catalina, Manuel Polo Simanca, explicó que el acueducto aún no funciona en su totalidad porque apenas se realizaron pruebas para verificar si el agua llegaba a los hogares. “Aún el agua no se ha tratado porque requiere de una inversión significativa por el uso de químicos”, reiteró, y agregó que el color que del agua se debe que el sistema se encuentra en proceso de pruebas de presión.

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