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“El cambio solo es posible con eso que llamamos cultura”

El mensaje de un artista cartagenero para mejorar el comportamiento y la situación de resistencia y lucha que se vive en Cartagena.

Por: Iván González García

Especial para El Universal

Últimamente, son reiteradas las quejas por el estado en que se encuentra la ciudad: Pobreza extrema, inseguridad miedosa, vías taponadas, andenes deteriorados, prostitución rampante, en fin, mengua total. Lea también: Buscan actualizar la política pública para superar la pobreza en Cartagena

Está horrible – dijo una señora, mientras esquivaba un hueco en un andén.

Estos trancones están insoportables y después no quieren que uno le aumente a la tarifa. – comentó el taxista desesperado por la inmovilidad.

Y matan gente todos los días - dijo el tendero.

Esto hay que cambiarlo – agregó un transeúnte.

¿Pero cómo hacerlo? - dijo otro

Con cultura - respondí yo

¿Con Cultura? – dijo un escéptico – ya vienen estos sabihondos con sus teorías.

¿Si, díganos cómo se hace eso? ¿Con qué se come?

¿Acaso va a cambiar esto con teatro, bailes o cantos? – preguntó la primera señora.

- No, mi señora – le contesté eso no es la cultura, esas son expresiones artísticas, son manifestaciones de la cultura, pero no son la cultura.

“El cambio solo es posible con eso que llamamos cultura”

Hueco en los andenes de la Avenida Luis Carlos López, en Puerto Duro. // Foto: Julio Castaño.

Y esas conversaciones que escucho a diario, en las que a veces participo, me ha llevado a la siguiente reflexión que comparto, aclarando que es mi opinión, que me gustaría debatir con otras, que ayuden a encontrar una salida de este laberinto en que se encuentra la ciudad.

Según la constitución política de Colombia, nuestra carta de navegación desde 1991, “La cultura en sus diversas manifestaciones es el fundamento de la nacionalidad.

Entendiendo por cultura el conjunto de todas las formas, los modelos o los patrones, explícitos o implícitos, a través de los cuales una sociedad se manifiesta. Lea también: Este es el nivel de satisfacción de los cartageneros con la cultura

Como tal incluye: lenguaje, costumbres, prácticas de todo tipo, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestimenta, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias.

¿Y la educación?

Claro, que la educación juega un papel fundamental, pero no debemos olvidar que, la cultura es su contenido. La educación es el proceso multidireccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar. La educación no sólo se produce a través de la palabra, pues está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes.

Educar y ser educado son acciones posibles gracias a la mediación del contenido denominado cultura. La tradición cultural en una sociedad determinada se constituye, sin duda alguna, en un elemento que definitivamente incide en lo que la educación es en sí y en lo que significa para ella.

“El cambio solo es posible con eso que llamamos cultura”

Calle del Centro Histórico de Cartagena. // Foto: Luis Eduardo Herrán Álvarez.

La cultura es un resultado que, en la práctica, da estricta cuenta de todas las acciones realizadas por el hombre para llegar a la comprensión de la realidad, a la superación de las condiciones naturales de su existencia y a la expresión de sus máximos valores.

¿Y la tradición?

La Cultura se vuelve tradición, al conservar, reproducir y transformar todos los precipitados posibles de la vida del ser humano, de sus obras y de sus pensamientos.

De la tradición cultural dan cuenta: La mitología, la religión, la historia, la filosofía, la ciencia, la tecnología, las ideologías, las costumbres y el arte, en todas sus manifestaciones.

Pero de manera especial deberían hacerlo los currículos del sistema educativo, ya que la ley general de educación, en su artículo 76, los concibe como: “El conjunto de criterios, planes de estudio, programas, metodologías, y procesos que contribuyen a la formación integral y a la construcción de la identidad cultural nacional, regional y local, incluyendo también los recursos humanos, académicos y físicos para poner en práctica las políticas y llevar a cabo el proyecto educativo institucional”.

Identidad cultural no es solo bailar Mapálé o Cumbia, es encontrarle sentido a la vida individual y colectiva, tener una razón para existir y ocupar conscientemente el lugar que nos corresponde en el mundo.

Las maneras de actuar y de pensar que los seres humanos encuentran preestablecidas, le son transmitidas por diversas vías, pero fundamentalmente por la educación, a través del currículo, que generalmente, expresa una selección cultural intencionalmente formulada, con el propósito de alcanzar los fines sociales y políticamente deseados.

La acción de la sociedad en el individuo y de éste en aquella es lo que da consistencia al proceso educativo.

Toda sociedad necesita unidad en el espacio (cohesión) y unidad temporal (tradición). La necesidad primera de la sociedad, luego de ser una, es conseguir individuos que la prolonguen y continúen integrándola para mantener la comunidad, para lograr que el grupo se mantenga idéntico así mismo, aunque sus miembros cambien o desaparezcan.

La forma o el proceso especial con el cual la sociedad cuenta para inculcar y orientar en cada individuo los valores, las actitudes y el comportamiento que espera de él, y la cultura que lo identifica con el grupo, es la educación entendida como sistema.

La educación no está dada en si por una sociedad en abstracto, ni habilita en si para la sociedad en general, sino por y para una determinada sociedad.

El individuo es un producto que para su comprensión reclama el estudio de las condiciones sociales imperantes y concretas en las cuales llega a la vida y en las cuales vive, condiciones que no son las mismas para todos los hombres, ya que en todas partes y en todos los tiempos suelen presentarse particularidades que cambian.

El dinamismo humano, expresado en la cultura, contiene la más alta dimensión que debe tenerse en cuenta para la concepción de la identidad. Sin referencias culturales no es posible pensar al hombre, ya que es en la cultura donde éste fundamenta su ser y expresa su totalidad. La cultura es el ámbito propio del ser humano.

Pero cuando aquí hablamos de la relación educación – cultura, no estamos hablando de la educación artística en particular, sino de la totalidad del currículo como proyecto cultural, cómo proyecto para formar ciudadanos con identidad.

Si la cultura es un conjunto de formas de pensar, sentir y reaccionar, que se adquieren y transmiten sobretodo mediante símbolos y les confieren a las colectividades humanas un carácter distintivo, el gran proyecto cultural de la escuela, de una ciudad, de un país, debe ser el currículo.

Desde el currículo construimos nuestra identidad y esta obedece a un proceso permanente en el que se elabora la conciencia de lo que somos y a la vez de lo que no somos. Nos permite acercarnos a otros, sin alejarnos de nosotros mismos.

Identidad cultural no es solo bailar Mapálé o Cumbia, es encontrarle sentido a la vida individual y colectiva, tener una razón para existir y ocupar conscientemente el lugar que nos corresponde en el mundo.

En consecuencia, es a lograr los fines sociales y espirituales de la cultura a lo cual se debe encaminar, por excelencia, el trabajo educativo.

Una educación de calidad, esta debe concebirse como la fuerza capaz de: Fundamentar la identidad nacional, regional o local; jerarquizar los valores y esclarecer el devenir o el comportamiento de los grupos sociales; estimular la capacidad creativa, es decir esa actitud de pensar, querer, hacer y soñar que define la naturaleza humana; acuñar los códigos de comunicación y expresión entre los individuos y de las comunidades entre sí, facilitando su interacción; cohesionar y aglutinar intelectual y moralmente a la comunidad, para que participe en los grandes proyectos de desarrollo humano y social, convirtiéndose así en el más importante recurso de integración nacional; Dotar de contenido al sistema educativo, cargando de sentido y significación los acumulados de filosofía, de la ciencia, la tecnología y el arte.

Por todo lo anterior, considero que, solo desde la cultura, es posible lograr un cambio significativo en cualquier ciudad. Para esto, nuestros gobernantes deben tener bien claro que, pensar en un proyecto de ciudad es, ante todo y sobre todo, pensar en un proyecto cultural.

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