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Éibar Gutiérrez y la memoria viva del vallenato

La grandeza del vallenato tradicional es exaltada por el maestro Éibar Gutiérrez en una serie documental con historias y voces de grandes juglares.

Haber nacido en Valledupar indiscutiblemente generó un nexo directo con la música para Éibar Gutiérrez. En los andenes y calles donde jugaba fútbol con amigos, siempre estaban el acordeón, la guitarra y la guacharaca... “Porque es una ciudad en la que la música está en cada cuadra”, refiere. Perteneció a un conjunto vallenato de niño, a la tuna del colegio, tocó la tambora, el acordeón y... “No sé si por casualidades de la vida, en la misma escuela también estaban Sergio Luis Rodríguez, Peter Manjarrés, Rodolfo Castilla, todos estos tipos que hoy pertenecen al pergamino importante del vallenato, hasta que me fui a Cartagena, a la Universidad Jorge Tadeo Lozano, aunque ya no niño, sigo haciendo música paralela a la arquitectura”, detalla. Le puede interesar: Freddy Cortina y Joe Arroyo, colores de música

¿Por qué escogió arquitectura?

- Por irresponsable, después de ese grupo vallenato, cuando niño, empezaron a ser importantes las parrandas en mi vida y, aunque nunca tomé, nunca he tomado, sí he sido muy parrandero. Eso hizo que yo desapareciera un poco la importancia de la selección de una carrera. La elegí casi que al azar, pero Dios es bueno, porque la arquitectura también es una expresión artística. Desde tercer semestre me enamoré de la carrera, pero debo responderte con transparencia que la elección de la carrera fue bastante irresponsable.

Eibar creció escuchando grandes clásicos del vallenato, ha sido compositor, acordeonero, actor en diversas novelas, Virrey del Festival de la Leyenda Vallenata en la categoría de Aficionados (2000), tiene una academia vallenata en Bogotá, se ha consolidado como uno de los grandes del género y, recientemente, se ha dedicado a investigar y retratar la historia de grandes juglares, quizá desconocidos para muchos pero con un legado invaluable. “Todo el mundo canta ‘La cañaguatera’: ‘Te juro que yo sin ti estoy acabao/ Como estoy enamorao te alejas de mí (bis) A pesar de que eres buena, me dejas por pobre/ Como soy un hombre noble, yo sufro las penas’, pero no todo el mundo sabe quién la hizo”, comenta. Casualmente, encontró el apoyo y patrocinio del Grupo Energía Bogotá para emprender esa aventura de ir a entrevistar a los juglares de antaño sobre el folclor tradicional, para crear la serie documental ‘Al rescate del vallenato tradicional’, una pieza maravillosa que retrata una parte importante de la historia del género. En la investigación se encontró con la sorpresa de que hay más de estos grandes 76 maestros del vallenato vivos y que querían contar su historia.

“No podíamos hacerlo con los 76, pero sí con siete. Desafortunadamente, en el camino de eso se nos murió el maestro Chema Ramos, el décimo Rey Vallenato, no alcancé a entrevistarlo, pero sí le hicimos un homenaje. Con los otros seis sí charlamos”, refiere.

En el Cesar y La Guajira entrevistaron a Isacc “Tijito” Carrillo, compositor de ‘La cañaguatera’, ‘A lo tuyo tú’, ‘La mentalidad’, entre otras; a Andrés “El Turco” Gil, creador de la primera academia vallenata “Los niños del vallenato”; a Stella Durán Escalona, primera mujer en ganar el Festival de la Leyenda Vallenata; a Ovidio Granados, el primer y único técnico de acordeones vallenatos en ir a la fábrica de instrumentos Hohner en Alemania. También a Rafael Alejandrino Alvarado, un verdadero juglar de 86 años que toca todos los instrumentos del folclor y que vivía escondido en un paraje de la Sierra Nevada de Santa Marta; y a Beto Murgas, compositor de la canción ‘La negra’, quizá el tema vallenato con más versiones (46) y tiene el museo del acordeón más grande de Latinoamérica.

Éibar Gutiérrez y la memoria viva del vallenato

¿Qué cosas le sorprendieron en este camino?

- Estos tipos están desprovistos de todo interés económico, aman tan profundamente la música vallenata, a veces las charlas se extendían hasta cinco horas, ellos cuentan, narran, cantan, de una manera tan bonita, tan transparente, que esa es una infidencia que yo quisiera contarte. Ellos no saben las estrellas que son, son tan cotidianos y no se creen estrellas.

¿Cómo escoger solo 7 entre 76?

- Es de las mejores cosas del documental, son 76 que yo encontré, el número se fue limitando porque no podíamos entrevistarlos a todos. Encontré a un man en Atanquez, (Rafael Alvarado) que tiene 87 años, dicen que fue muy bohemio, cuando tenía 30 años se encerró en la Sierra Nevada y nadie sabía de ese man, es un verdadero maestro y toca todos los instrumentos, yo lo traje al Festival de la Leyenda Vallenata este año y la gente estaba sorprendida con él. No sabía exactamente dónde encontrarlo, pero me aventuré a ir a buscarlo. Me recibió con unos versos.

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También encontró a Ovidio...

- En Ovidio se reúnen todas las características de un maestro del vallenato tradicional. Fue tres veces Virrey del Festival Vallenato. Segundo, el man grabó con Diomedes Díaz, él era el arreglista, el técnico de los instrumentos, estaba tan inmerso en ese conjunto que fue quien grabó Diana: “Voy navegando por este mundo sin rumbo fijo”, ese exitazo de Diomedes. Pero además él gestó una dinastía berraca, dos hijos reyes vallenatos, un hijo Rey de Reyes, su hermano es el cajero de Silvestre Dangond. Por si fuera poco, cuenta la historia de que, hace 56 años, un día llegó el Turco Gil a la casa de Ovidio y le dijo que necesitaba alzar el tono a una acordeón. A penas se fue el turco desarmó el acordeón y le cambió la tonalidad, y ahí nació la primer acordeón luthier de Colombia, lo volvió tan profesional que la Hohner vino por Ovidio a que les enseñe a los fabricantes cómo se arregla un acordeón y ahí se inició un nexo comercial entre Valledupar y Alemania que se mantiene hasta el día de hoy.

Éibar Gutiérrez y la memoria viva del vallenato

Hay una mujer entre los entrevistados: Estela Durán Escalona...

- Sí, la primera mujer reina vallenata. En ese tiempo el machismo era una cosa bárbara, había un machismo marcado que decía que la mujer era para hacer el sancocho, y ella dijo voy a participar y se montó en la Plaza Alfonso López, pese a todas las críticas de la gente y de los medios. Por si fuera poco, es sobrina de Rafael Escalona, fue la primera a la que autorizó para grabar sus canciones; el hermano de ella, Rafael Durán, fue quien compuso ‘Ausencia que me tiene solo’, y ellos dos graban y todo como hermanos y entonces cómo no meter a una mujer que marcó un hito tan importante en la música vallenata.

El documental es toda una joya de la historia del vallenato...

- Hubo un periodista que dijo que desde lo que hizo McCausland no había esa narrativa en este tipo de productos. Estamos ante un documento bonito de quince minutos cada capítulo. Tengo que decirlo en este momento: nosotros no tenemos absolutamente nada en contra del vallenato moderno, ya esa es otra discusión.

¿Qué momento te erizó la piel de las entrevistas?

- En la investigación hablé con familiares de Tijito Carrillo y me dijeron del gran amor que le tuvo a su abuela, y el man es todo alegre dicharachero, cuentero y cuando le toqué esa tecla agachó los ojitos, y me dijo que en esos días él se estaba sintiendo mal, tal cual como su abuela se lo predijo: ‘Va llegar un momento en tu vida que te va a dar mareo sin estar mareado, te van a dar dolores sin sentir dolores’, él agachó la cabeza y me dijo que siente que ya sus tiempos son pocos, que recuerda mucho lo que su abuela le dijo, aunque él siempre ignoró eso, ahora es esa entrevista fue que lo recordó.

Epílogo

La serie documental ‘Al rescate del vallenato tradicional’ está disponible en las plataformas digitales, como Amazon, también podrá verse en Instagram y, si se concreta un acuerdo, se proyectará en salas de cine del país. Son entrevistas espontáneas, llenas de la elocuencia y naturalidad de los entrevistados. Toda una joya del vallenato de antaño.

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