El accidente que le costó la vida a la universitaria barranquillera Valentina González Medina en Cholón, en Barú, el sábado en la tarde, habría ocurrido en momentos en que el yate que la impactó iba por el canal que sirve de acceso y salida a esa ciénaga.
El abogado Rafael Pacheco, apoderado de un testigo que acompañaba a la joven, de 21 años, dijo ayer a El Universal que apenas reúna un equipo de expertos y técnicos irá al sitio de los hechos para “verificar todas las circunstancias modales”, una de esas en qué sitio sucedió el accidente.
Inicialmente se informó que el impacto contra la barranquillera habría ocurrido a 300 metros de la costa, pero ayer el comandante de Guardacostas de Cartagena, capitán de navío Enrique Herrera Meza, le aseguró a El Universal que la ubicación exacta no está establecida aún, que “está se determinará por parte de las autoridades en el desarrollo de las investigaciones correspondientes”.
Igualmente, el oficial dijo que han sido claros al indicar que la información de los hechos fue recibida de parte de los pescadores y turistas presentes en el área.
“La Armada Nacional en ningún momento ha confirmado ninguna versión. Atendimos la emergencia de forma inmediata”, manifestó Herrera Meza en la tarde de ayer.
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Una de esas versiones que es investigada por las autoridades deja entrever que Valentina estaba con un flotador acompañada del testigo cuando fue impactada por el yate “Experiensea”, que en esos momentos salía con un grupo de turistas de la ciénaga de Cholón. La hélice le causó heridas a la estudiante en la espalda, abdomen y cuello, provocándole la muerte casi en el acto.
Pilotos consultados por El Universal indican que el sábado la brisa y la corriente fueron fuertes en esa zona, y eso quizás eso pudo incidir en que la joven fuese arrastrada al canal de acceso, donde habría ocurrido la tragedia.
Lo que si está descartado por parte de los testigos es que la joven y su acompañante bucearan, “es una remota posibilidad que también estuvieran careteando por lo profundo y porque no hay coral que ver”.
Según los pilotos, los bañistas en Cholón usan el flotador y este lo amarran al yate para no ser arrastrados por la corriente.
Precisamente en un comunicado de prensa, la familia de Valentina González dijo el martes que “ella no estaba realizando actividades de careteo o buceo, como errónea y apresuradamente se ha dicho, sino que se encontraba sobre un flotador naranja en un área cercana a la playa cuando fue arrollada por una embarcación con turistas abordo, que al percatarse de lo sucedido se dio a la fuga sin prestarles ningún tipo de auxilio, según lo manifestado por el único testigo presencial de los hechos y quien se encontraba al lado de Valentina”.
Los allegados de la joven también han dicho que en el área de Cholón no hay ninguna señalización visible de las zonas de uso de bañistas ni de tráfico de embarcaciones, ni que le adviertan a los turistas sobre áreas vedadas para su utilización.
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“En esta lamentable tragedia las autoridades deben investigar el agravante de que la tripulación del yate que causó la muerte de Valentina se dio a la fuga tras arrollarla, por lo que solo pudo ser auxiliada por pescadores que estaban en una lancha en la zona del accidente”, manifiestan.
Ante la decisión del fiscal que conoció el caso de dejar en libertad al piloto de la embarcación José Gertrudis Valencia Quintana, el abogado Pacheco sostuvo que “yo, dedicado al derecho penal, considero que aquí debió haber formulación de cargos y solicitud de medida de aseguramiento. Y ¿por qué medida de aseguramiento? Porque el Código Penal es claro, que se agrava un homicidio cuando las personas que lo cometen huyen del lugar de los hechos”.
