Hoy 6 de enero se cumple un año de la muerte de María Alejandra Orozco Arrieta, la joven que falleció como producto de una bala perdida accionada aparentemente por un policía, y su muerte aún sigue impune.
María Alejandra había terminado noveno grado de bachillerato y paradójicamente su sueño era convertirse en policía, pero este anhelo quedó truncado para siempre en un confusos hecho.
La niña se encontraba lavando en el patio de su casa del barrio El Poblado de Sincelejo, en compañía de su madre Katherine Arrieta Villegas, y minutos después un proyectil de arma de fuego la impacto en el pómulo izquierdo.
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La menor se había percatado de que algo estaba pasando en ese sector, al observar gente corriendo para todos los lados y se asomó a la puerta para ver de que se trataba, resultando impactada.
Herida, la adolescente fue auxiliada por su madre y luego vecinos se la quitaron de sus brazos para llevarla a la Clínica María Reina, en donde minutos más tarde se produjo su deceso.
De acuerdo con la versión de mayor fuerza el trágico momento se presentó en medio de un enfrentamiento entre miembros de la Policía Nacional e integrantes de una pandilla del sector.
Al parecer, los pandilleros atacaron con piedras a los uniformados y uno de estos reaccionó disparando su arma de dotación de manera indiscriminada, baleando a la joven.
Según la madre de María Alejandra Orozco Arrieta, las autoridades no le entregan información sobre los avances de estos procesos, ni se han generado órdenes de capturas.
“Quiero que se haga justicia porque el patrullero responsable de la muerte de mi hija, seguramente está trabajando tranquilamente con el apoyo del Comandante de la Policía, sabiendo que mató a un ser humano”, puntualizó.
