No fueron amigos ni cómplices, pero los tres, entre 2007 y 2022, participaron en 21 homicidios que causaron conmoción en la ciudad. Uno de ellos murió a manos de una turba poco después de balear a la que sería su última víctima; otro purga una condena de 38 años de prisión por dos de los 11 homicidios por los que ha sido investigado; y el tercero se enfrenta a un proceso judicial tras participar en un triple homicidio en marzo pasado, en Nuevo Paraíso.
Darwin Guerrero Puello, alias ‘Chino Yaki’; Wilfrido Pedroza Pacheco, ‘el Tuerto’; y Leider Miranda Valdez, ‘el Bola’, se hicieron tristemente célebres porque desde su juventud cambiaron el estudio por las balas, los atracos y los sicariatos. Son tres de los más peligrosos delincuentes en Cartagena en los últimos 20 años.
El que a hierro mata...
El ‘Chino Yaki’ fue el primero en darse a conocer en lo que llaman “el bajo mundo del hampa”. El 11 de febrero de 2007, a las 10 de la mañana, los esposos Gian Batista Traverso y Maurizia Ascoli fueron baleados frente al parque Apolo por dos delincuentes en moto. Guerrero Puello, de 17 años en ese entonces, le disparó a los dos para robarle una cámara. Le puede interesar: 5 homicidios y 4 heridos: las víctimas de ‘el Chino Yaki’ en 14 años
‘El Chino’ fue capturado dos semanas después y enviado al Centro Educativo El Redentor Religioso en Bogotá, de donde escapó a los pocos meses. A finales del 2008, se vio envuelto en una riña que ocurrió en el sector Foco Rojo, de Olaya, y que dejó dos personas heridas.
El 15 de julio de 2008, dos sujetos atracaron una buseta de la ruta Ternera en la avenida Pedro de Heredia. Uno de los ladrones era Darwin Guerrero. Los sujetos se montaron en la buseta y obligaron a los pasajeros a entregar sus pertenencias. Según testigos, Carlos Julio Harnich Díaz se opuso al robo de su bolso y ‘el Chino’ le dio un balazo en el abdomen. El 20 de noviembre de ese mismo año, el Juez Quinto Penal de Cartagena con funciones de Conocimiento lo condenó a pagar 19 años de cárcel.
El 14 de julio de 2020, en plena pandemia por la COVID-19, fue asesinado el abogado y registrador auxiliar Sergio Andrés Díaz Barrios en Los Alpes. Según su familia, fue un ataque directo por líos personales. Dos meses después, el 25 de septiembre de 2020, fue hallado el cuerpo de Julio Torres Flórez en zona una enmontada aledaña a la Terminal de Transportes. Lea aquí: Las siete vidas del ‘Chino Yaki’, el asesino de los italianos en Cartagena
Ese día, Guerrero Puello habría ido con Torres Flórez a ese lugar y al bajar de la moto, ‘el Chino’ le disparó dos veces. Torres era “considerado el segundo vinculado con el homicidio de Sergio Díaz como coautor, por ser conductor de la moto que facilitó la huida del sicario: Darwin.
A ‘el Chino Yaki’ también lo relacionaron con la muerte a bala de una mujer extranjera, identificada como Génesis Pino. El crimen sucedió a finales de septiembre de 2020 en el sector El Silencio, de Villa Fanny. A la mujer le habían asesinado a su pareja una semana antes en 13 de Junio.
En diciembre de ese mismo año, la Policía capturó al ‘Chino Yaki’ en Sahagún, Córdoba, por el asesinato del abogado Sergio Díaz. Unos meses después recobró su libertad, pero sus andanzas se acabaron en la madrugada del 23 de agosto del 2021 en San José de Los Campanos. Fue acuchillado y golpeado por una turba tras balear a su última víctima, un señor que lo sorprendió en la puerta de casa con intenciones de buscar pleito.
Darwin Guerrero Puello murió una semana después de ese hecho con apenas 31 años y un largo historial delictivo.
11 víctimas de ‘el Tuerto’
La racha criminal de Wilfrido Pedroza Pacheco, ‘el Tuerto’, fue más corta, pero entre agosto 2009 y julio de 2010 habría participado en 11 homicidios en Cartagena, por dos de los cuales lo condenaron a 38 años de prisión. Con apenas 23 años, fue señalado en su época como sicario de la banda ‘los Paisas’ y uno de los 20 más buscados en Bolívar. Lea: “El Tuerto”, condenado a 38 años de cárcel
‘El Tuerto’, quien se “ganó” ese apodo por perder un ojo en una pelea callejera en 2007, incursionó en el mundo criminal con el asesinato de la abogada y asesora de la Oficina de Instrumentos Públicos Matilde Aguirre Espriella, el 3 de junio de 2009. Ese día, a las 7 a. m., sicarios en moto se le cruzaron a la funcionaria en una calle del barrio La Concepción y le dispararon a quemarropa.
Casi un mes después, el 20 de julio, la Policía volvió a saber de ‘el Tuerto’. Fue uno de los sicarios que habría asesinado a Edwin Antonio Ortega Peña y a Juan Carlos Ricardo Ochoa en un billar de La Consolata. El 10 de septiembre fue vinculado nuevamente a otro crimen, el del comerciante Jairo Sabalza Grau en Torices.
Ese mismo día, en una tienda de Los Cerezos, frente a 13 de Junio, sicarios acabaron con la vida del mototaxista Sergio David Muñoz Valdez. La Policía asegura que ‘el Tuerto’ participó en ese homicidio. El 1 de octubre, testigos dicen que un individuo con facciones físicas similares a las de Wilfrido Pedroza disparó contra el comerciante Jeison Berdugo Sierra en Olaya Herrera. La víctima también murió. El 3 de noviembre, el Tuerto’ fue señalado nuevamente de un hecho de sicariato. En la tarde de ese día fue asesinado el lavador de carros Eduardo Enrique Díaz Martínez en Santa Lucía. Le puede interesar: Juez asegura a “El Tuerto” por crimen de enfermera en La Consolata
En el 2010, según la Policía, ‘el Tuerto’ reapareció en La Consolata. El 20 de enero mató a la enfermera Miladis Velandia Galvis en la puerta del consultorio donde laboraba porque un mes antes ella se había negado a atender un pandillero baleado en una riña. El 24 de febrero, a las 6 a.m., también asesinó a Leonardo Villadiego Iglesias en la carnicería que este administraba en Olaya, sector 11 de Noviembre, calle Papa Negro.
El 9 de mayo, en Nuevo Porvenir, fue asesinado en una riña Bladimir Zettien Castro. Del hecho sindican a ‘el Tuerto’, ‘el Rastillo’ y ‘el Rito’. Su última aparición fue el 2 de julio de ese año con la muerte de Alfonso Berrío Castro, de 35 años y apodado ‘el Comisario’.
La suerte se le acabó a ‘el Tuerto’ unos días después tras ser capturado en un operativo en Nuevo Porvenir, su lugar de residencia. Entre enero y mayo de 2011 lo condenaron a 38 años de prisión por los homicidios de la enfermera Miladis Velandia Galvis y del comerciante Yeison Berdugo Sierra. Está en la cárcel desde el 15 de julio de 2010.
¿Estaba libre?
Eso se preguntaron los familiares los familiares de la mensajera Orfelina Nieto Ramos y del adolescente Sergio De la Rosa Baldiris cuando la Policía confirmó que Leider Miranda Valdez sería uno de los presuntos sicarios que participó en el triple asesinato que ocurrió el pasado 29 de marzo en Nuevo Paraíso, y que dejó como víctimas al pastor Harris Zúñiga Puello, a su esposa Ruth Minia Ordóñez Miranda y a Ernesto Archbold Torres, alias ‘Gordy Gordy’. Lea aquí: ‘El Bola’: tiene 22 años y es investigado por 5 asesinatos en Cartagena
Tanto ‘el Bola’ como su cómplice, Ángel Miguel Pomares Castro, ‘Angelito’, fueron enviados a la cárcel tras ser cobijados con medida de aseguramiento por un juez de Garantías.
Sergio Andrés De la Rosa Baldiris tenía 15 años y cursaba noveno grado. Esa noche del 10 de diciembre de 2017 se fue a jugar dominó con sus amigos a dos cuadras de su casa, en Las Palmeras, cuando quedó en medio de una riña y ‘el Bola’, según familiares de la víctima, lo mató de un balazo en el abdomen.
Orfelina Nieto Ramos, de 39 años, era madre de dos hijos, de 15 y 20, y con ellos y con su esposo vivía en el barrio San Francisco, calle California. En 2018 trabajaba como mensajera para una empresa con sede en Manga. El día de su muerte, 13 de junio, hizo una consignación en un banco en el Centro y desde allí la habría seguido ‘el Bola’. Le puede interesar: A prisión por asesinatos de esposos pastores y del Gordy en Nuevo Paraíso
Cuando la mujer iba en un Jeep colectivo por Daniel Lemaitre, el sujeto le disparó para robarle 200 mil pesos y un celular. ‘El Bola’ creía que llevaba más dinero. Aunque fue capturado dos veces en 2019, Leider quedó en libertad en 2020 y volvieron a saber de él en Nuevo Paraíso, con un triple crimen. ¿Terminarán sus andanzas?