En las últimas horas se conoció que el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) emitió una alerta sanitaria por la distribución y comercialización de las gomas de gelatina “Trrlli Big Bold Bears”, con ingredientes activos del cannabis. Lea: ¡Atención! Invima alerta por gomitas y galletas de chocolate con marihuana
Imitando a un producto nacional, estas gomas están llegando a algunos colegios del país, confundiendo a menores de edad y exponiéndolos a una dosis de tetrahidrocannabinol (THC), principal compuesto activo de la marihuana que al llegar al cerebro altera varias funciones mentales y físicas, e influye en el placer, la memoria, el pensamiento, la concentración, el movimiento, la coordinación y la percepción del tiempo y el espacio.
Si bien es gravísimo que los niños experimenten los efectos del THC al llevarse a la boca una goma, bajo engaño o confusión; en la mañana de este viernes Hernando Villamizar, pediatra especialista en recién nacidos, aseguró que estos dulces, en general, deberían generar una alerta entre los padres, cuidadores y familiares de menores de edad.
“Muchas personas habrán leído sobre la alerta de Invima porque unas gomitas tienen cannabinoides, que dicho sea de paso, es uno de los involucrados en efectos terapéuticos, pero también tiene efectos euforizantes en el estado de ánimo. Eso es grave”, expresó inicialmente el líder nacional e internacional en pediatría.
Y continuó con una advertencia: “El problema es que todas las gomitas para niños deberían alertarnos hacia un producto que es pura azúcar, que es basura y que no debemos ofrecerles a los niños porque no es un alimento, no es un nutriente y además son potencialmente peligrosas”.


Hernando Villamizar, pediatra especialista en recién nacidos.
Aclaró que todo lo anterior era en referencia a las gomitas “normales” y que estas además “pueden producir atragantamiento y sofocación en los niños más pequeños”.

El pediatra con más de 40 años de experiencia insistió: “No le compres chucherías, que no vale la pena, a tus hijos. Ni gomitas, caramelos, nada de eso es bueno. Es basura”.
Los efectos irreparables
En el artículo “Efectos irreparables del azúcar en la salud de los niños”, publicado en el portal Guíainfantil.com, la nutricionista Carlota Reviriego se refiere a las consecuencias negativas de consumir en exceso este endulzante.
Señala que “el azúcar es una fuente de calorías vacías o innecesarias, que no proporciona más nutriente que la sacarosa, ni vitaminas ni minerales. Ni siquiera el azúcar moreno o la panela, que tienen mejor prensa que el azúcar refinado, pueden considerarse sustitutos del azúcar blanco”. Lea: Usar edulcorantes en lugar de azúcar no ayuda a bajar de peso: OMS
Reviriego explica que “los azúcares sencillos o carbohidratos simples no son solo las cucharadas de azúcar que añadimos voluntariamente a las comidas o los postres, sino que también forman parte considerable de algunos alimentos que se ofrecen rutinariamente en las dietas infantiles, como los cereales de desayuno, los zumos, yogures, papillas de frutas, así como en las galletas industriales ¡e incluso en el tomate frito!”.
Precisa que las consecuencias graves e irreparables en la salud, que pueden aparecer durante la infancia o en la edad adulta, por un excesivo consumo de azúcares sencillos son: sobrepeso y obesidad, caries, diabetes, enfermedades cardiovasculares, envejecimiento celular y debilitación del sistema inmune. Lea: Pilas: consumo elevado de azúcares aumentaría el riesgo de cálculos renales
Además, existe la creencia que el azúcar tiene efectos en el comportamiento de los niños, poniéndolos hiperactivos. Al respecto, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos (NLM por su sigla en inglés) señala que “múltiples estudios han mostrado un vínculo entre los colorantes artificiales y la hiperactividad. Por otro lado, otros estudios no muestran ningún efecto. Este asunto aún está por definirse”.
Tenga en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda evitar todos los azúcares añadidos en los menores de dos años y limitar el azúcar añadida al 5 % o menos de las calorías totales para niños de 2 a 16 años o más.