<img src="https://sb.scorecardresearch.com/p?c1=2&amp;c2=31822668&amp;cv=2.0&amp;cj=1">

Migraña: la clave para evitar al máximo sus dolorosos episodios

¿Qué es lo peor de la migraña? Los pacientes responden esta pregunta y los expertos nos cuentan una forma de evitar estas dolorosas crisis en el Día Internacional de Acción contra esta enfermedad.

Jamás olvidaré aquella sensación del mundo cayéndose sobre mi cabeza. Era como si cada rayo de sol que chocaba sobre mi cabello pudiera traspasarme el cráneo, quemarme el cerebro con todas sus neuronas y hasta la preocupación de aquel examen final que no pude siquiera mirar: justo cuando iba a empezar, comencé a ver puntitos de colores infinitos y en minutos empezó ese dolor extraño alrededor de mi ojo izquierdo que irremediablemente se fue irradiando a toda la cabeza. Era la primera vez que sentía un dolor tan inmenso, tan... no sé... no tenía nombre. O sí, tenía varios: migraña, cefalea, jaqueca, pero yo qué iba a saber si apenas acababa de cumplir doce años. (Lea aquí: No es un simple dolor de cabeza, es migraña)

Pedí permiso para salir del salón e intuí que estaba lo suficientemente pálida como para que el profesor ni siquiera me preguntara por qué no iba a hacer el examen. Quería llegar a mi casa, pero solo atiné a caminar hasta donde mi abuela y a tirarme en una cama sin el más mínimo aliento para buscar a alguien y avisar que estaba ahí —nadie en el pueblo tenía celular entonces—, sintiendo más náuseas que ganas de vivir, pensando que la cabeza me palpitaba más que el corazón. No sé cómo, pero al rato me levanté con la firme intención de llegar a casa, aunque dejara en el camino todo el desayuno y la merienda que me había comido esa mañana. Me pareció comprobar que Dios sí existe cuando vi, a lo lejos, a mi mamá. Vomité otra vez y ella, asustada, salió corriendo para cargarme.

Pasé el resto del día aferrada a la cama: tomaba caldo, analgésico, vomitaba, iba al baño y repetía hasta que a mi mamá se le ocurrió que podía ser una migraña como la de mi abuelita y la enfermera del pueblo me administró un analgésico fuerte a través de una dextrosa. Me dormí y, al despertar, sentí estar en el paraíso: aquella sensación de bienestar después del dolor tampoco tenía nombre, pero, desafortunadamente, volvería a esfumarse cada vez que comenzara a ver puntitos de colores infinitos.

El 12 de septiembre se conmemora el Día Internacional de Acción contra la Migraña con el fin de sensibilizar acerca del dolor de los pacientes que sufren este tipo de cefaleas y mejorar la calidad de vida de los mismos.

¿Lo peor de la migraña?

Julie Parra, comunicadora social de 31 años, dice: “Lo peor es el dolor que no deja concentrar, la sensibilidad a la luz y a los olores, los vómitos. Ese padecimiento es de lo peor, sobre todo cuando se presenta con mucha frecuencia, como en mi caso, pero es peor cuando toca sacar fuerzas y seguir tu ritmo porque si te sigues por ella (cuando es muy frecuente), perderías mucho tiempo en la vida”. Para Lineys Dávila lo peor es “la sensibilidad a la luz y a los sonidos”; Gissel Díaz, por su parte, asegura: “El mareo que desorienta”; “Cuando te dan esas ganas horribles de vomitar”, comenta Angie Rodríguez. Para Diana Portela: “Que es tan fuerte que toca estar completamente a oscuras, te limita”. Jessica Ponce: “Que vas haciendo resistencia a los medicamentos y con el tiempo no funcionan”. Vanessa Valenzuela anota que lo peor es que quienes no la padecen suelen subestimar el dolor y pensar que se trata de “una exageración”.

Migraña: la clave para evitar al máximo sus dolorosos episodios

Puede que la percepción de lo peor de esta enfermedad cambie dependiento de a quién le pregunte, pero hay algo cierto: según a Organización Mundial de la Salud (OMS), “las cefaleas son uno de los trastornos más comunes del sistema nervioso. Se calcula que la prevalencia mundial de la cefalea (al menos una vez en el último año) en los adultos es de aproximadamente 50%”. (Le recomendamos leer también: ¿Sufre de migraña? Aprenda a reducir las molestias)

Entre la mitad y las tres cuartas partes de los adultos de 18 a 65 años han sufrido una cefalea en el último año, y el 30% o más de este grupo ha padecido migraña. La cefalea que se padece 15 días o más cada mes afecta de un 1,7% a un 4% de la población adulta del mundo. “A pesar de las variaciones regionales, las cefaleas son un problema mundial que afecta a personas de todas las edades, razas, niveles de ingresos y zonas geográficas”, dice la OMS.

Sobre la migraña:

1. Es una cefalea primaria.

2. Suele aparecer en la pubertad y afecta principalmente al grupo entre los 35 y los 45 años de edad.

3. Es dos veces más frecuente entre las mujeres que entre los hombres debido a influencias hormonales.

4. Está causada por la activación de un mecanismo encefálico que conduce a liberar sustancias inflamatorias y causantes de dolor alrededor de los nervios y vasos sanguíneos de la cabeza.

5. La migraña es recurrente, a menudo dura toda la vida y se caracteriza por episodios recurrentes.

6. Los episodios se caracterizan normalmente por:

-Cefalea de intensidad moderada a severa.

-Dolor de un solo lado de la cabeza y/o pulsátil, empeora con la actividad física ordinaria.

-Puede durar desde algunas horas hasta 2 o 3 días.

-Náuseas (el síntoma conexo más característico).

Para menguar los episodios de migraña, los médicos recomiendan: mejores hábitos de sueño y alimenticios, incluyendo no saltarse comidas y evitar alimentos desencadenantes; también controlar el estrés y adelgazar, si tiene sobrepeso.

Si quieres mejorar:

No existe una cura específica para las migrañas, el objetivo es tratar los síntomas de inmediato y prevenir dichos síntomas evitando o alterando los factores desencadenantes. Es importante evitar desencadenantes como el chocolate, productos lácteos, especialmente ciertos quesos, alimentos que contienen tiramina como el vino rojo, el queso curado, el pescado ahumado, los hígados de pollo, los higos, algunas legumbres, carnes que contengan nitratos (como el tocino, los perros calientes o hot dogs, el salami, las carnes curadas), alimentos procesados, fermentados, adobados o marinados. (Lea además: Migraña: de soportar a tratar el dolor)

Más noticias