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Lo que pasa cuando no se toma las pastillas como se las recetaron

Expertos afirman que no cumplir con las indicaciones de los médicos puede ser nocivo para su salud.

Seguro le ha escuchado decir a su médico: “Tómese todas las pastillas incluso si ya se siente mejor”. Se lo advierte con justa razón, pues al menos entre un 50 y un 80 % de los pacientes que inicia un tratamiento no lo termina como debería, según cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Esto pese a que, en la mayoría de casos, cumplir estrictamente con lo descrito en la fórmula médica es fundamental para curarse y evitar afectaciones adicionales en la salud. A este fenómeno de omisión o interrupción se le conoce como baja adherencia a los medicamentos.

El concepto formal, “adherencia terapéutica”, es definido por la OMS como una serie de comportamientos que van más allá incluso de tomar o no las preparaciones farmacéuticas prescritas. Hace referencia tanto a la búsqueda de la atención médica, como a la consecución del medicamento recetado, la toma del mismo y la inclinación hacia estrategias preventivas como la vacunación y la adopción de un estilo de vida saludable. Lea aquí: ¿Cómo se usan correctamente los medicamentos?

Dos ejemplos claros, ilustra Julián Ramírez, jefe de Medicina Interna de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, se tienen cuando el profesional de la salud receta siete días consecutivos de antibióticos y el paciente los toma apenas durante tres días en razón de que ya se siente mejor.

“Este tipo de actitudes tienden a estar relacionadas con un bajo nivel cultural y altos niveles de pobreza”, puntualiza y agrega que hay una cuota de responsabilidad por parte de los médicos, porque prescriben medicamentos innecesarios o esquemas con muchas dosis, causando que el paciente elija poner unos por encima de otros.

Así mismo, reseña, hay factores derivados del mismo paciente, por ejemplo sufrir de depresión. “Sobre todo en los pacientes con enfermedades crónicas (diabetes, hipertensión, etc.) y baja adherencia a los medicamentos siempre debe indagarse que no estén pasando por una depresión”.

Hay una cuota de responsabilidad por parte de los médicos, porque prescriben medicamentos innecesarios o esquemas con muchas dosis”,

Julián Ramírez, jefe de Medicina Interna de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia.

El viaje por el organismo

Cada que ingiere un medicamento (pastilla, jarabe, gotas, cápsulas, etc.) este emprende un viaje por su organismo. La ruta que sigue se conoce en el mundo farmacológico con el nombre de LADME, una sigla que agrupa los siguientes términos: Liberación, Absorción, Distribución, Metabolismo y Excreción.

El primero hace referencia a la acción de que el principio activo se “desprenda” de su forma farmacéutica (del “vehículo” en el que ingresó y de las sustancias inactivas que lo acompañaron). El segundo tiene que ver con el camino que recorre la sustancia por todo el tracto digestivo (como si se tratara de un alimento) hasta llegar al torrente sanguíneo. Le puede interesar: Las graves consecuencias de tomar antibióticos “porque sí”

El tercero hace referencia a la disposición del fármaco en los tejidos del organismo que, según su naturaleza, se instalará en mayor medida en el lugar en que se necesita su acción. El cuarto tiene que ver con los procesos físicos y químicos (que se llevan a cabo principalmente en el hígado) para inactivar el fármaco en un intento por evitar una intoxicación y, finalmente, el quinto, que hace referencia a la eliminación de la sustancia del organismo a través de distintas vías: urinaria, biliar, a través de la piel, el sudor o las heces.

Cuando un medicamento se toma alcanza determinadas concentraciones que no van a persistir inmodificables ni por siempre en el cuerpo, acota Marie Claire Berrouet, toxicóloga y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad CES. “Por eso es necesario que se alcancen las concentraciones terapéuticas necesarias, aquellas que, al momento de probar el medicamento (antes de que salga al mercado) demostraron ser efectivas para una enfermedad o dolencia”.

Por esto es importante

En términos generales la periodicidad y las dosis con las que se receta un medicamento dependen del tiempo en que el fármaco permanece en el cuerpo y la duración de su efecto.

Conforme un medicamento se demore más en metabolizarse o eliminarse, explica Héctor Julián Pérez Madrid, toxicólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, las dosis pueden ser menos frecuentes (una vez al día, una vez a la semana o incluso una vez al mes, como con las inyecciones anticonceptivas).

Los fármacos que el cuerpo elimina o inactiva más rápido necesitan ser administrados más veces al día (cada 6 horas, 8 horas o 12 horas). “Si los medicamentos no se toman en el horario indicado”, puntualiza el experto, “va a haber un periodo de tiempo en el que no estaremos ‘cubiertos’ por su efecto”.

La importancia de una buena adherencia tiene que ver además con que hay algunos medicamentos que requieren un tiempo acumulado de uso para surtir el efecto deseado, por ejemplo los antidepresivos y los antineoplásicos. Así, “la omisión de varias dosis puede ser grave porque se pierde no solo el efecto de ese día, sino que puede perderse el avance que se había ganado cuando se estaba usando juiciosamente”.

La garantía de una correcta adherencia a los fármacos debe ser compartida por médicos y pacientes.

Mayor cuidado con estos

Hay medicamentos con los que es más peligrosa la omisión. Con los antibióticos ocurre que si no se usan en el horario indicado, las bacterias estarán expuestas a una cantidad de antibióticos que no las mata y pueden desarrollar resistencia, explica Pérez.

Hay que tener cuidado con los recetados para la presión. “Hay algunos con un efecto muy corto (como la clonidina o la prazosina) y si se omite una dosis puede haber aumento súbito de la presión arterial (hipertensión de rebote)”.

En un mismo sentido, complementa la docente Berrouet, medicamentos como los opioides deben administrarse tal cual fueron prescritos pues pueden tener efectos adversos como somnolencia y sedación. “Hay que tener cuidado con los anticonceptivos orales de toma diaria, el olvido de una o dos pastillas puede llevar a una pérdida de la efectividad y a una disminución de la capacidad de anticoncepción”.

La garantía de una correcta adherencia a los fármacos debe ser compartida por médicos y pacientes. Para los primeros, el docente Ramírez recomienda que siempre, como profesional de la salud, se replantee si el medicamento que va a formular es estrictamente necesario, además de que insta a preferir los tratamientos combinados. Lea: Alerta por el mal uso de antibióticos

“A día de hoy ya está autorizado el uso de este tipo de medicamentos en los que en una misma píldora pueden ir dos o tres medicamentos. En el mundo esto ha demostrado favorecer la adherencia”.

Para los pacientes la recomendación es que pregunte a su médico para qué le está formulando cada fármaco. Según Ramírez, es más probable que un paciente tome un medicamento cuyo efecto entiende. Además será beneficioso poner un recordatorio o alarma.

“No se aconseja el uso de pastilleros porque hay medicamentos que cuando salen de su empaque de aluminio u empaque opaco ven alterada su composición por los rayos ultravioleta y por ende su eficacia”.

Finalmente, tenga en cuenta que olvidar una dosis no quiere decir que deba tomar dos dosis (acumuladas) sumando la siguiente, pues en la mayoría de casos puede haber toxicidad

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