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La familia Puello Bedoya y una cuarentena en casa ajena

Esta es la historia de los Puello... o de cuatro de sus miembros que llegaron a Cartagena a pasar una temporada, pero el coronavirus cambió los planes.

Después de atravesar el cielo de la fría y gris Bogotá, llegar a Cartagena y ver el mar Caribe imponente que la acaricia tan de cerca, tan azul, es poco menos que mirar el paraíso. Eso debían sentir los Puello, una familia de cartageneros que vive en Bogotá y que aterrizó en Cartagena el 25 de febrero pasado con un plan muy diferente al que finalmente han tenido que vivir por culpa de la pandemia del nuevo coronavirus.

Se trata de cuatro integrantes de la familia: Rafael Puello Espinosa, el papá: tiene 89 años, es paciente crónico hipertenso, tiene antecedentes de un tumor canceroso en el ojo izquierdo, dolores articulares y las manos deformadas; Stella Bedoya de Puello, la mamá, tiene 86 años e hipertensión crónica, con antecedente de ACV, tiene movilidad lenta y se fatiga rápido, también padece dolores articulares, pero en las caderas y los hombros, y tiene baja tonicidad muscular; Mónica Puello, hija: 59 años e hipertensa, y su esposo Luis Fernando Bernal, de 66, hipertenso.

Es verdad que los gobiernos han insistido en lo importante de que todos nos aislemos para romper la cadena de contagios del coronavirus, pero hay una población más vulnerable que debe extremar los cuidados: la edad y las enfermedades de base -empezando por la hipertensión- hacen que los Puello estén dentro del grupo más vulnerable. (Lea además: La clave para los hipertensos frente al nuevo coronavirus)

Cambio de planes

Cuando los Puello compraron los tiquetes aéreos con destino a Cartagena, lo hicieron pensando en asistir a una misa que se ofrecería y efectivamente se ofreció al cumplirse el primer aniversario de la muerte de la última de sus cuatro hermanos que le sobrevivía al señor Rafael, Alicia. Después de la misa, se quedarían hasta el 25 de marzo. Iban a salir a la 1:40 p. m., pero ese preciso día el Gobierno restringió los vuelos nacionales. El vuelo se canceló y se reprogramó para el 14 de abril, se canceló; 27 de abril, cancelado, 4 de mayo, 11 de mayo, 19 de mayo, 1 de junio... ¡cancelados!, así que los permanecen hasta hoy en el apartamento de una prima, en la Urbanización La Castellana.

Sus familiares en Cartagena han sido de gran apoyo, y siempre aseguran que no es molestia acogerlos, pero pasar la cuarentena lejos de casa no deja de ser difícil.

“Con la comida hacemos mercado, colaboramos con los oficios de la casa y gastos de servicios públicos y seguimos con gastos y obligaciones en nuestras viviendas en Bogotá”, explica Mónica, pero lo más difícil trasciende al dinero: “Lo más duro ha sido el temor de que mis padres lleguen a tener una urgencia médica y no contar en Cartagena una sede de la IPS que los atiende, ni con los médicos especialistas, ni con la parte de la familia que conoce sus estados de salud. Ha sido difícil estar separados de la familia. No tener nuestros espacios y las comodidades con las que tenemos acondicionadas para el caso de mis padres, (donde están) los aparatos con los que hacen sus terapias y ejercicios en casa”.

“Lo más duro ha sido el temor de que mis padres lleguen a tener una urgencia médica y no contar en Cartagena una sede de la IPS que los atiende, ni con los médicos especialistas”.

Tutela

Los Puello instauraron una tutela contra el presidente Iván Duque y Ángela María Orozco, ministra de Transporte, para garantizar el derecho a la salud en conexidad con el de la vida. Lo que Mónica y sus familiares piden es que el Gobierno abra los vuelos nacionales, “inmediatamente. Creo que el alto Gobierno, en cabeza del señor presidente, debe escuchar el clamor de los colombianos, si bien ha tomado medidas para ‘protegernos’, proteger no es confinarnos, no es coartarnos, no es condenar al país a morir. Cuando quiera ‘normalizar’ la situación, no vamos a tener país para administrar. (Le puede interesar: Así se prepara el sector aéreo para pruebas piloto de vuelos domésticos)

“Como dicen, en este momento no hay cura, debemos aprender a vivir con el virus. Por favor, dennos una oportunidad de demostrar que somos capaces de cuidarnos y cuidar a los demás. Normalice la situación ya. Creo que en casos como este, debe aplicar el concepto de vuelo o traslado humanitario. Por favor rogamos traslado inmediato a Bogotá”, concluye.

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