Esa pastilla de triquitraque que muchos creen inofensiva puede matar a cualquier niño en cuestión de horas por una sencilla razón: este elemento, así como las martinicas, totes y diablitos, contiene fósforo blanco, una sustancia altísimamente tóxica para cualquier ser humano que la ingiera. El fósforo blanco es la forma más común del fósforo disponible y es tan peligroso que, incluso, el Artículo 8 de la Ley 670 de 2011 “prohibe totalmente la producción o fabricación, la manipulación o uso y la comercialización de artículos pirotécnicos o fuegos artificiales” que lo contengan. Le puede interesar: Ojo: no hay pólvora inofensiva
Efectos devastadores
El pediatra infectólogo Hernando Pinzón Redondo, director médico del Hospital Infantil Napoleón Franco Pareja - Casa del Niño, institución que forma parte de la red de prestadores de Coosalud EPS, explica: “Las intoxicaciones por pólvora, realmente, dentro de todas las intoxicaciones, tienen un renglón muy bajo, pero quien sufre una, tiene un riesgo altísimo de morir. (...) Los efectos del fósforo blanco a nivel hepático, gastrointestinal y renal son devastadores”.
El doctor Pinzón asegura que, tras ingerir triquitraques o cualquier otro elemento que contenga fósforo blanco, el paciente sufre “necrosis -muerte de tejidos- del hígado, una insuficiencia hepática, cirrosis y, a medida que avanza el proceso, también se afectan los riñones y sobreviene una insuficiencia renal”.
Sobre los síntomas
Lo más llamativo es que esta intoxicación por fósforo blanco “no se da de inmediato -menciona Pinzón-. El paciente ingiere la tableta de triquitraque y en las primeras 48 horas puede estar asintomático. Después de las 72 horas empiezan manifestaciones gastrointestinales como vómitos”.
Este vómito, así como las evacuaciones, tienen dos características bastante particulares “y es que se han descrito como luminiscentes, como si brillaran, y con un olor que es característico a ajo”, agrega el doctor Pinzón, quien también se desempeña como jefe del departamento de Pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena. Lea aquí: 4 consejos para que tu mascota no sufra con los estallidos de pólvora
Myriam Gutiérrez de Salazar, médica magíster en Toxicología, explica en ‘Guías para el manejo de urgencias toxicológicas’ (Ministerio de Protección Social, 2008) que “la sintomatología es lentamente progresiva durante las primeras 48 horas. La sintomatología rápida es progresiva a partir de las 72 horas. Se considera consulta tardía después de las 72 horas de aparición de los síntomas”. Es clave tener en cuenta que puede haber náuseas, dolor abdominal, vómito e incluso hemorragias gastrointestinales.
¿Por qué es tan dañino?
Porque es corrosivo. El fósforo inorgánico oxidado en el hígado inhibe la enzima fosfatidiletanolamina, la cual es importante en la degradación de lípidos hacia cadenas lipoproteícas fácilmente asimilables por el hepatocito en el hígado... o: “Inhibe unas enzimas que metabolizan la grasa, entonces el paciente empieza a presentar un hígado graso y acumulación de productos tóxicos. Esto lleva a necrosis de determinadas áreas del hígado y a la insuficiencia hepática”, explica el doctor Pinzón.
En conclusión: dar uno de estos elementos a nuestros hijos es abrirle las puertas de nuestras vidas a un peligro inminente y fatal. Le recomendamos leer también: Más que una quemadura: lo que le pasará a tu hijo al manipular pólvora
La principal recomendación para un padre que se haya dado cuenta de que su hijo se comió un triquitraque (o cualquier elemento que contenga fósforo blanco) es llevarlo inmediatamente a urgencias.
“Lo primero que deben hacer es ir al hospital, no quedarse con él en la casa, ni darle bebidas caseras, porque las primeras 24 horas son prácticamente que asintomáticos”, destaca el doctor Pinzón y agrega de la supervivencia del paciente dependerá del tiempo que tarde en ser atendido y, obviamente, de la cantidad de fósforo blanco que haya ingerido.
El Ministerio de Salud sostiene en sus guías que “la atención médica ante la sospecha de intoxicación por fósforo blanco (ingesta de martinicas, totes, triquitraques, diablitos, entre otros) y por licor adulterado con metanol debe ser inmediata, teniendo en cuenta las características de su progresión y la posibilidad de que este tipo de condiciones puedan conllevar a un desenlace fatal. (...) No existe un protocolo estandarizado para el manejo de esta sustancia, no tiene antídoto específico y las medidas utilizadas pretenden, principalmente, evitar la absorción del tóxico”.