En Colombia, la prevalencia del consumo de cigarrillos electrónicos entre adolescentes escolares ya se ha equiparado a la del cigarrillo convencional, siendo del 9%, según indican los resultados de la Encuesta Nacional de Tabaquismo en Jóvenes, presentados en 2018.
Además, según el III Estudio epidemiológico Andino sobre consumo de drogas en la población universitaria, el 16,6% de los universitarios colombianos ha usado cigarrillos electrónicos alguna vez en su vida, esto con una prevalencia mayor en los estudiantes de 18 años y menos (de 19,6%).
Usted debe saber que todos los productos de tabaco son perjudiciales. El humo del tabaco contiene más de 7.000 sustancias químicas, de las cuales al menos 250 han sido identificadas como perjudiciales para la salud.
Fumar causa enfermedades cardíacas, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y varios tipos de cáncer, entre ellos el de pulmón, garganta y riñón.
Las mujeres fumadoras, además, tienen menos probabilidad de quedar embarazadas, además corren mayor riesgo de aborto y probabilidad de embarazos ectópicos y que su bebé nazca prematuramente, con labio leporino, paladar hendido y peso anormal.
“Nunca ha sido más importante dejar de fumar y desalentar el consumo de cigarrillos electrónicos y vapeadores”, afirma Lorena Viviana Calderón Pinzón, profesional especializado de la Subdirección de Enfermedades No Transmisibles de Minsalud.
Pero esta lucha no es fácil, pues estudios han demostrado que las personas con enfermedades mentales son más propensas a fumar que las personas que no tienen estos trastornos, y les resulta mucho más difícil dejarlo.
Cuantos más diagnósticos psiquiátricos tenga un paciente (entre los trastornos como la esquizofrenia, el trastorno por déficit de atención, la enfermedad bipolar y otros), es más probable que fume, por eso, el apoyo a los adictos al tabaco debe ser multidisciplinaria.
Añadido a las consecuencias sanitarias y todo lo relacionado con la salud, el consumo de tabaco también genera cuantiosos costos sociales, económicos y la pérdida de productividad, de cerca de 17 billones de pesos anuales.
Los problemas también se ven reflejados en las personas que fuman y por su condición, tienden a una mayor asistencia de los servicios de salud, citas médicas e incapacidades, el conjunto de esto genera entonces una pérdida de productividad.
El Ministerio de Salud y Protección Social a través de la Subdirección de Enfermedades No Transmisibles ha mantenido activas las acciones para evitar los riesgos y las enfermedades derivadas del consumo de tabaco, pues estas representan importantes factores de riesgo asociados al covid-19 y en general a diferentes enfermedades en la población.
“Todas las acciones rutinarias son fundamentales para disminuir el consumo de tabaco: las campañas de prevención del uso del cigarrillo tradicional, cigarrillos electrónicos, vapeadores y otros derivados, así como el trabajo que se viene desarrollando en el Congreso de la República con los proyectos de ley relacionados la regulación de sistemas de administración de nicotina. Todas son primordiales para incentivar a la población en la prevención y dejación de estos productos”, añade Lorena Calderón.