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Conoce los síntomas del síndrome post COVID-19

La pandemia ha golpeado la salud neurológica de las personas y se confirmó la existencia de un síndrome en pacientes que han portado el virus.

Así se desprende de los diferentes estudios presentados durante la 73 reunión anual de la Sociedad Española de Neurología (SEN), celebrada en los últimos días en formato virtual.

De acuerdo a estas investigaciones, la COVID-19 no solo ha aumentado la mortalidad de los pacientes neurológicos, también ha producido un incremento en el número de nuevas personas que presentan afectación neurológica.

Así lo muestra uno de los trabajos, realizado en la Comunidad de Madrid, en el que se ha observado que más del 3 % de las nuevas consultas que se realizan en los Servicios de Neurología son de personas que han superado la COVID-19.

Los motivos de consulta más frecuentes son por cefaleas (41 %), síntomas cognitivos (21 %), anosmia/ageusia (12 %) y trastornos sensitivos (12 %), con una duración media de estos síntomas de más de 4 meses después de haber padecido la enfermedad y a pesar de que solo una minoría de los pacientes tratados (un 12 %) tuvieron que ser ingresados en planta o en la UCI.

Otro estudio realizado en otro centro de la Comunidad de Madrid entre personas con síntomas neurológicos tras la infección por SARS-CoV-2 señala que el síntoma neurológico más frecuente de consulta son las cefaleas (68 %), que un 57 % de los casos acudió por síntomas cognitivos (alteración de la memora memoria, 77 %; y de la atención, 43 %) y que otros síntomas menos frecuentes fueron: trastornos sensitivos, 24 %; dolor muscular, 19 %; temblor, 12 %; y mareo 9 por ciento.

También a este respecto, un trabajo realizado en Salamanca ha observado que la pandemia ha originado una mayor demanda de nuevas valoraciones por deterioro cognitivo y cefaleas. (Lea aquí: Algunas de las secuelas extrañas que ha dejado el COVID-19)

Una investigación realizada en Galicia entre personas que superaron la COVID y sin sintomatología neurológica previa, llega a la conclusión de que más de tres meses después del alta hospitalaria el 45 % de los pacientes presenta disfunción cognitiva leve y el 8 % moderada-grave. Además, según este estudio gallego, el 31 % presenta cefalea, un 20 % anosmia/ageusia persistente y un 16 % mareos.

A lo largo de estos meses de pandemia, ha señalado el doctor José Miguel Láinez, Presidente de la Sociedad Española de Neurología, los especialistas ya habían podido comprobar la amplia presencia de síntomas neurológicos durante la infección.

Entre los más comunes, dolor muscular, encefalopatías, mielitis, crisis epilépticas, neuropatías, anosmia, cefaleas y, en cuanto a su gravedad, accidentes cerebrovasculares, como ictus isquémicos, ictus hemorrágicos, o trombosis venosas cerebrales.

60%
De los pacientes hospitalizados por COVID-19 tuvieron síntomas neurológicos.

Síndrome post COVID-19: cefalea

Pero a pesar de las altas cifras de consultas que se están produciendo en los Servicios de Neurología de toda la geografía española la afectación neurológica en el síndrome post COVID-19 podría ser aún mayor, explican en la SEN.

Independientemente de que haya muchos casos que no se lleguen a consultar, o de que existan otros muchos que no lleguen a los Servicios de Neurología porque se abordan desde la Atención Primaria, lo que señalan los trabajos es que la aparición de síntomas neurológicos en personas que han padecido COVID “es muy frecuente y además pueden ser persistentes”.

Muchas de estas secuelas neurológicas tienen un perfil muy característico y una causa que no siempre está clara, porque aún no se ha conseguido identificar los procesos patológicos implicados”.

Destaca José Miguel Láinez.

La cefalea es uno de los síntomas más frecuentes en pacientes que han superado el coronavirus. Y aunque alrededor de un 30 % experimentan un tipo de dolor de cabeza muy específico y asociado al virus, varios trabajos refieren que una buena parte de los pacientes lo que en realidad experimentan es un empeoramiento de sus cefaleas ya existentes que, si bien con mejores tasas de remisión espontánea, tienen peor respuesta a los tratamientos.

Se estima además que hasta un 20 % de los pacientes COVID-19 que desarrollan esta sintomatología pueden tener cefalea crónica.

En todo caso, la cefalea, como síntoma COVID, está asociada a una mayor tasa de supervivencia en pacientes hospitalizados por esta enfermedad, al igual que la anosmia, la mialgia y la presencia de náuseas/vómitos, tal y como refleja un trabajo realizado en más de 30.000 pacientes españoles.

Por otra parte, la COVID-19 se asocia, al menos en un grupo de pacientes, a alteraciones cognitivas.

Estos pacientes muestran déficit principalmente en escalas atencionales, amnésicas y visoespaciales. La persistencia de estas dificultades cognitivas es alta, puede ser superior a los seis meses, y su causa no suele estar clara.

Respecto a los síntomas sensitivos del síndrome post COVID parecen existir dos perfiles de pacientes.

Por un lado, pacientes cuyos síntomas aparecen en torno a 15 días después de la infección y que muestran alteraciones en los estudios neurofisiológicos debido a una alteración en el sistema nervioso periférico (SNP).

Por otro lado, pacientes que comienzan con síntomas desde el inicio de la infección, en los cuales no se puede demostrar neurofisiológicamente una disfunción del SNP. (Le puede interesar: EMA confirma riesgo cardíaco por vacunas contra la COVID-19)

Aumento de la mortalidad: Ictus, alzhéimer y epilepsia

Hace dos semanas, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicaba su estadística de 2020, en el que se reportaba un aumento de la mortalidad española del 18 % respecto a 2019.

Y aunque el grueso del aumento en la mortalidad correspondió a personas que fallecieron por COVID-19, dos enfermedades neurológicas, alzhéimer e ictus, repuntaron llamativamente su mortalidad, con un 6,4 y un 0,4 por ciento, respectivamente.

La mortalidad por alzhéimer fue además la tercera causa no COVID que más incremento experimentó en España.

Las razones de estos aumentos son principalmente debidas a que, aunque la COVID-19 no fue el desencadenante del fallecimiento, sí contribuyó a él por encontrarse entre las comorbilidades de la persona fallecida.

Los ictus fueron la tercera causa de muerte más habitual en personas con COVID-19 identificado y con COVID sospechoso, y las demencias la primera causa de mortalidad en personas con COVID sospechoso.

No es de extrañar por lo tanto que dos trabajos realizados en Cataluña, aportados en esta Reunión Anual de la SEN, destaquen que haber padecido un ictus previo (tanto isquémico como hemorrágico) se asocia con mayor mortalidad por COVID-19 (más del 40 %), o que el diagnóstico de demencia se asocie a más mortalidad tras sufrir COVID en todas las edades y sexos.

Este aumento de la mortalidad no se circunscribe solo a estas dos enfermedades neurológicas.

Otro estudio retrospectivo, realizado con datos procedentes de 14 hospitales españoles, concluye que las personas con epilepsia fueron hospitalizadas, ingresadas en UCI y fallecieron por COVID-19 casi el doble en proporción con la población general.

El impacto del SARS-CoV-2 no se puede medir solo en el número de nuevos casos que se producen a la semana, en el número de personas que están hospitalizadas por esta causa o en el número de personas que fallecen por la pandemia.

“Aunque la vacunación ha mejorado mucho el panorama, se trata de una pandemia que sigue causando mortalidad en personas que padecen otras enfermedades y que puede dejar secuelas. En este sentido es necesario medir adecuadamente el impacto de la COVID-19 sobre los sistemas de salud y la demanda asistencial, para redistribuir recursos y profundizar en el conocimiento y tratamiento de estos problemas”, concluye el presidente de la SEN.

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