Para 2030 se prevé que la ansiedad se convertirá en el principal problema de salud junto a la depresión y que afectará a más de 300 millones de personas. La psiquiatra y catedrática de la Universidad Complutense Inés López-Ibor explica: “Si nos encontramos en un momento vital que amenaza nuestro bienestar, es natural sentirnos inquietos y nerviosos, un sentimiento o una emoción que nos prepara para enfrentarnos a esta situación, volviendo a la calma cuando todo se resuelve”. El problema aparece cuando aparentemente “no estamos ante ningún peligro ni nada amenaza nuestra vida, pero se mantiene esta inquietud y nerviosismo día tras día”, añade y nos cuenta sobre los síntomas de esta enfermedad mental.
Según la experta, los síntomas que avisan de la ansiedad se pueden clasificar en cognitivos, físicos o fisiológicos, y conductuales, y los más comunes son los siguientes:
Preocupación excesiva. Esta preocupación tiene que ser grave e intrusiva y afectar a la capacidad para concentrarse y realizar, no solo las tareas diarias, sino también una amplia gama de eventos. Además, aparece de manera automática sin que prácticamente nos demos cuenta, escalando rápidamente el nivel de preocupación.
Sentimientos de agitación, inquietud e impaciencia. Cuando alguien se siente ansioso, parte de su sistema nervioso simpático se potencia. Esto desencadena efectos por todo el cuerpo, entre ellos: pulso acelerado, palmas sudorosas, manos temblorosas y boca seca. Estos síntomas ocurren porque el cerebro cree que ha percibido un peligro y comienza a preparar el cuerpo para reaccionar ante la amenaza. Las citadas reacciones serían útiles en el caso de una verdadera amenaza, y sin embargo pueden ser incapacitantes si el miedo está solo en la cabeza de quien padece esta patología. (Lea también: ¿Sufres de ansiedad? Consejos que pueden ser útiles)
Fatiga. Fatigarse fácilmente puede ser otro síntoma potencial de padecer ansiedad generalizada. La fatiga puede ser una señal de un trastorno de ansiedad si va acompañada de preocupación excesiva. También puede indicar otros trastornos de salud.
Dificultad para concentrarse. La mayoría de las personas diagnosticadas con trastorno de ansiedad generalizada reportan la dificultad para concentrarse. Algunos estudios muestran que la ansiedad puede interrumpir la memoria funcional, un tipo de memoria responsable de retener información a corto plazo.
Irritabilidad. Buena parte de los pacientes también experimentan irritabilidad excesiva, especialmente cuando su ansiedad está en su etapa más crítica. (Le puede interesar: Desentrañan el mecanismo cerebral que regula la ansiedad)
Tensión muscular. Es posible que la tensión muscular como tal aumente la sensación de ansiedad, al igual que es posible que la ansiedad conduzca a una mayor tensión muscular, o que la causa de ambas sea un tercer factor.
Dificultad para conciliar el sueño. Los trastornos del sueño son muy comunes entre las personas que padecen ansiedad.
Ataques de pánico. Un tipo de trastorno de ansiedad, llamado trastorno de pánico, está asociado con ataques de pánico recurrentes. Los ataques de pánico producen en quien los padece una sensación de miedo intensa y abrumadora que puede llegar a ser incapacitante. Este miedo extremo suele estar acompañado por ritmo cardíaco rápido, sudoración, temblores, falta de aliento, presión en el pecho, náuseas y miedo a morir o perder el control. (Lea además: “Creo que me estoy muriendo”, Kendall Jenner sobre su ansiedad)