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En el barrio La Granja se está dañando la calidad de vida

Los habitantes denuncian contaminación visual, auditiva y ambiental. Los espacios públicos se están llenando de vallas sin control y las tiendas se convierten en cantinas cuando va llegando la noche.

Los habitantes de la urbanización La Granja, en el municipio de Turbaco, dijeron que, en los últimos años, su calidad de vida se ha ido deteriorando con la contaminación visual, la auditiva y la ambiental.

La Granja, fundada hace unos 25 años, es una de las urbanizaciones construidas a orillas de la carretera Troncal de Occidente y vecinas del sector Plan Parejo.

Adriana Melo, una de las residentes, contó que en los últimos tiempos el bulevar se ha ido llenando de vallas publicitarias, que anuncian las construcciones residenciales aledañas, “pero las empresas constructoras siempre toman como punto de referencia a La Granja y por eso vehículos de cualquier tonelaje entran por aquí y ya nos tienen la malla vial dañada. Lo otro es que esas vallas están violando el espacio público”.

Igualmente, indicó que muchos establecimientos comerciales, que empezaron como tiendas y restaurantes, “no solo se han extendido hasta apropiarse del espacio público sino que también, en cuanto llega la noche, se transforman en cantinas con equipos de sonido, regueros de desperdicios y gritería de borrachos que interrumpen el descanso del vecindario”.

Al respecto, Ibis Macías Cárdenas, la presidenta de la Junta de Acción Comunal, responsabilizó a la Secretaría de Planeación de Turbaco, debido a que presuntamente es en ese despacho donde se expiden los permisos para la ampliación de los negocios, como también las construcciones con varios pisos, cuando el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) dice que no deben pasar de dos.

Astolfo di Filipo, otro residente, relató que la comunidad no está de acuerdo con que la Alcaldía de Turbaco construya una cancha de fútbol para adultos en un espacio que dejó la empresa que fundó el barrio, “porque lo que en realidad necesitamos es una cancha para la formación deportiva de niños. La razón estriba en que ya tenemos la mala experiencia de los adultos peleándose y diciendo vulgaridades a la vista de todo el mundo”.

Al respecto, Héctor de Voz, uno de los vecinos de la referida cancha, comentó que el recinto no está adecuado para organizar campeonatos de adultos, “porque mientras están jugando levantan una polvareda que entra en las viviendas y enferma tanto a niños como ancianos. Por eso, exigimos que cualquier cosa que la Alcaldía planee hacer en ese espacio, primero debe concertar con nosotros, ya que esa cancha no es del municipio sino del barrio”.

Asimismo, se mostraron inconformes debido que la urbanización, clasificada como estrato cuatro, recibió este año cobros por impuesto predial que sobrepasan el 100%, “pero cuando uno va a la Alcaldía a reclamar, lo que le responden es que ese problema es del Instituto Geográfico Agustín Codazzi”.

En busca de una solución de parte de las autoridades municipales, la JAC envió un comunicado a la Alcaldía el pasado primero de marzo, pero hasta el momento, según la dirigencia cívica, no se ha recibido respuesta ni solución alguna.

El Universal intentó conseguir el concepto del alcalde, Guillermo Torres Cuéter, pero este no respondió su teléfono celular.

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