La mayoría de las familias de los municipios de San Jacinto y San Juan Nepomuceno, Montes de María (norte de Bolívar), confiesan haber creído que, tras la inauguración del sistema de acueducto regional, el servicio de agua potable sería de 24 horas, por primera vez en la historia de esos pueblos.
Pero la familia Luna García, del barrio Loma del Viento, en San Jacinto, dice que el agua sale por las plumas solo dos veces en la semana, y no dura ni una hora. El resto de los días deben comprar agua de carrotanques o adquirirla en los pozos que están a la entrada del pueblo.
“Los tanques que tenemos en los patios —cuentan— son para conservar el agua lluvia. Al mismo tiempo tenemos que estar pendientes de los carrotanques, que venden el galón de agua en $700. Casi todos en este barrio compran diez galones diarios, que serían $7.000. Es decir, $210 mil mensuales: es más cara que en un barrio estrato tres de Cartagena”.
Rosa Luna, una de las integrantes de la familia, recuerda que hace unos veinte años salía agua por las redes con cierta permanencia, “pero era salada. De pronto la suspendieron para que llegara limpia, pero es de vez en cuando”.
Manuel Castro Arrieta, un habitante del barrio 8 de Diciembre, describe la misma situación, con la diferencia de que su esposa el año pasado mandó a fabricar un tanque de hierro “de 700 latas”, como dice ella, para almacenar aguas pluviales, que se usan para todos los menesteres, pero se hierve previamente cuando se trata de ingerirla.
Bety Carvajal, una tendera del barrio El Porvenir, también dice recolectar agua lluvia y comprar en los carrotanques, pero para beber siempre apela al agua embotellada que le llevan los camiones proveedores. “Como el agua llega por un ratico dos veces a la semana —dice—, la vamos guardando para la cocción de los alimentos”.
Como San Juan Nepomuceno está más cerca del sistema de acueducto, el servicio es menos traumático que en San Jacinto, pues el fluido llega cuatro veces en el mes, pero dura entre diez y doce horas saliendo por las plumas, tiempo suficiente para que los usuarios llenen todos sus depósitos de reserva.
En el barrio La Floresta, donde vive la familia Castellar Caro, la factura llega en 18 mil pesos, mientras que a la familia Serrano Castellar, del barrio Armero, le llega en 37 mil y el agua dura 3 o 4 horas. Raras veces 12.
En el barrio San José la familia de Fredy Sierra paga 8 mil pesos mensuales, para recibir tres horas de agua cada mes, por lo cual en el patio tienen un tanque de 800 latas, para proveerse durante los días secos.
Desde que se inauguró (con la presencia del contralor Felipe Córdoba Larrarte) el sistema de acueducto, en San Jacinto se han realizado varias marchas de protesta, debido a que los lugareños esperaban que el servicio mejorara hasta el punto de permanecer fluyendo 24 horas.
Al respecto, Blanca Victoria Sabagh, representante de la Organización para la Defensa de los Derechos y Bienestar de los Ciudadanos, dijo que el día de la inauguración se le propuso al contralor que llegara a San Jacinto y verificara la realidad del servicio.
También se estableció que se crearía una veeduría poscontractual, además de un cronograma para asegurar que el agua llegara a todos los ciudadanos, “pero después me enteré por las redes sociales que la veeduría que se creó fue para impulsar y vigilar los recursos que vengan después; y ese no es el objetivo sino tratar de que el presupuesto de $20 mil millones sirva para traer el agua a las cabeceras municipales de San Juan y San Jacinto”.
Prosiguió diciendo que las autoridades han insinuado, según ella, que a los únicos sitios donde no llega el agua es a las viviendas que carecen de redes domiciliarias, “pero resulta que las casas que sí las tienen tampoco están recibiendo el líquido. Es decir, a los usuarios no solo se les está violando el derecho al agua sino también a la alimentación, porque si tienen que comprar el líquido caro, entonces están comprometiendo el presupuesto de su canasta familiar”.
El alcalde de San Jacinto, Jorge Castellar Smith, aclaró que en ningún momento se anunció oficialmente que, con la inauguración del sistema de acueducto, habría agua 24 horas en ambas poblaciones. Todo, según él, se debió a una noticia falsa difundida por las redes sociales.
“Es cierto —anotó— que el agua llega dos veces por semana y demora menos de media hora, porque estamos supeditados a que se optimice el sistema regional, para que haya más periodicidad en el servicio. También es cierto que muchas viviendas tienen sus redes domiciliarias, pero algunas no las tienen completas”.
Agregó que en el punto llamado San Agustín, donde se capta el agua que debe procesar el sistema, “desde hace mucho tiempo no se daba la sedimentación que se está dando ahora. Por eso hubo que suspender el procesamiento, para no dañar las maquinarias. Pero con la Unidad de Gestión de Riesgos y la Gobernación de Bolívar logramos que se hiciera un dragado en ese punto. Van cuatro días de dragado y restan ocho, para que tengamos una mejor succión y llenemos nuestros tanques de almacenamiento”.
En cuanto a las marchas que se han organizado en San Jacinto, dijo que están motivadas por las falsas noticias, “pero los manifestantes han lanzado injurias y calumnias contra la Alcaldía sin antes averiguar la veracidad de esas informaciones. Eso ha ameritado que entablemos nuestras denuncias en la Fiscalía”.
Wilfrido Romero Vergara, el alcalde de San Juan Nepomuceno, dijo que el día que se recibió la visita del contralor Córdoba Larrarte; y del gobernador Vicente Blel, lo que se recibió fue la infraestructura de un proyecto de optimización del agua potable que llevaba cinco años.
“Esa infraestructura —explicó— consistía en la nueva bocatoma del río Magdalena, corregimiento de San Agustín; un desarenador con planta de bombeo, en el corregimiento de San José de Peñón; y la potabilizadora, en la vereda de Perico. Eso fue lo que se recibió. Nunca se dijo que habría agua 24/7”.
Aseguró que, actualmente, la cabecera municipal de San Juan Nepomuceno está cubierta de agua potable en un 80%, “pero los usuarios deben esperar que se terminen las obras de unos tanques que estamos instalando, los cuales deberán conectarse al sistema regional. Además, debemos ampliar redes y cambiar algunas tuberías que ya son viejas y que se están dañando, pues no resisten las presiones que ahora manejamos”.