Las pruebas de COVID-19 que le realizaron a los diez miembros de la familia de la joven que llegó procedente de Barcelona, España, a Sahagún y el taxista que la transportró hasta esa localidad, resultaron negativas.
La confirmación la hizo el alcalde de la localidad, Jorge David Pastrana, luego que el Instituto Nacional de Salud enviara los resultados de las pruebas que les practicaron, luego de conocer que ella había resultado positiva.
La mujer, de 28 años de edad, llegó de España el domingo 22 de marzo y en el mismo aeropuerto El Dorado le hicieron la prueba. Al día siguiente, es decir el 23, abordó el primer vuelo desde Bogotá a Montería, pero no presentaba ningún síntoma que hiciera sospechar que hubiera podido contraer la enfermedad.
Abordó un taxi expreso y llegó hasta la finca donde reside, en compañía de diez miembros de su familia. No salió a ningún lugar y respetó el aislamiento sugerido por las autoridades, el cual se intensificó aún más cuando se conoció el resultado de la prueba, el cual resultó positivo.
El mandatario de Sahagún dijo que las autoridades de salud han estado pendientes de la evolución de la paciente, quien definitivamente nunca presentó síntomas y se recupera satisfactoriamente.
“Hay que tener fe”: taxista
Fueron muchos días de angustia los que tuvo que vivir el taxista que transportó a la joven hasta zona rural del municipio de Sahagún. Ella había guardado la tarjeta que este le había dado y por ello fue fácil ubicarlo, dentro del listado de contactos directos.
Cuando recibió la llamada de que debían permanecer aislado, porque había transportado a una paciente positiva de COVID-19, su corazón se paralizó. Desde el momento en que le hicieron la prueba no pudo volver a ver a su familia.
Cuenta que se aferró a Dios y a la oración como la única alternativa para soportar la angustia que le generaba saber que estaba en riesgo. “La fe en Dios me ayudó. Hay que buscarlo siempre y especialmente en estos momentos”, dijo.
Al conocer que el resultado de su prueba fue negativo, no pudo contener las lágrimas de felicidad y elevar una más una oración de agradecimiento a Dios por haberlo fortalecido durante los momentos más tristes de su vida.