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Murió "Monedita", el más popular de los habitantes de calle de Montería

Fue encarcelado injustamente y cuando la justicia logró demostrar su inocencia, fue demasiado tarde.

Pocos sabes su nombre de pila. Solían llamarlo "Monedita", porque siempre que se acercaba a alguien era justamente para pedir una moneda para comer, pero en realidad también la invertía en la compra de sustancias psicoactivas.

Otros le llamaban "Contravía", porque se movilizaba en las calles en sentido contrario, para pedir dinero a los conductores de vehículos. Amigos cercanos a sus familiares, dicen que se llamaba Nilson y que en su época de juventud residía en Los Garzones, corregimiento al norte de Montería.

Sea cual fuera su identidad, era el indigente más reconocido en la ciudad. Llevaba años, recorriendo cada rincón de la tierra de ensueños, hasta que la muerte lo sorprendió en el barrio Sucre, uno de los sectores donde están ubicadas las denominadas "ollas".

Hasta el momento se desconocen las causas de su deceso. Algunos testigos dicen que lo vieron convulsionar en medio de la calle y que a los pocos minutos voló tan alto, como hubiera querido cuando era un hombre que se rebuscaba la vida para salir adelante.

Ese sueño se truncó cuando fue capturado, de manera injusta, sindicado de haber cometido en abuso sexual. Su destino fue la cárcel y allí también encontró su perdición.

Tal y como suele ocurrir en algunos penales del país, "Monedita" habría sido violado, "castigo" que le dan los presos a los sindicados de haber cometido una conducta similar.

Allí también conoció el mundo de las drogas y fue cayendo en un abismo del que nunca más salió, mientras su familia luchaba en los estrados judiciales para demostrar su inocencia, pero cuando lo lograron era demasiado tarde.

Nilson, Monedita o Contravía, salió del penal a deambular por las calles de la ciudad. Primero lo hacía vestido y limpio, pero progresivamente se fue evidenciando su deterioro.

La justicia ordenó indemnizar a sus familiares por la injusticia cometida con él, pero ese dinero no sirvió para rescatarlo del mundo de la calle, en el cual permaneció hasta el último día de su vida.

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