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“Queremos contar la verdad que tuvimos callada”

las Víctimas de Violencia Sexual del conflicto armado. Allí se conocieron testimonios.

A los 14 años Luna* llevaba en su vientre a su segundo hijo y vivía la ilusión de formar una familia, pero cuatro meses de embarazo no la salvaron de ser víctima del horror de la guerra.

En el 2000 fue desplazada de San José del Peñón, corregimiento del municipio de San Juan Nepomuceno, hacia una vereda donde su vida dio un vuelco doloroso e inesperado.

“Eran las 3 de la mañana cuando llegó un grupo armado diciendo que eran paramilitares; llegaron a la casa pateando las puertas, con el rostro tapado, entre 15 y 20 hombres armados, tomaron a las mujeres y nos metieron en una habitación y los hombres, en otra”.

Luna, ahora con 33 años, toma un poco de aire y continúa su relato con una serenidad que solo los años y su deseo de que se conozca la verdad han hecho posible.

“Me tomaron y me metieron en una habitación y dos de ellos abusaron sexualmente de mí. Después del hecho, nunca se habló en la casa de lo que había sucedido”.

Y así tuvo que ser durante un largo tiempo, el miedo, la tristeza e incluso la culpa la hicieron recorrer un camino de silencio, que finalmente fue superado con constancia, valentía y varios años de conversación con otras mujeres en torno a la violencia sexual.

Luna hace parte de las más de las 29.000 víctimas de delitos sexuales que ha dejado el conflicto en el país, su caso es uno de los 72 que llegaron a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), en busca de justica, verdad y reparación.

Luego de 19 años a esta mujer ya no le interesa conocer a sus victimarios, ahora lucha por la reivindicación de los derechos de las mujeres víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado, que de acuerdo con las estadísticas de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, en Bolívar hay unas 1.827 víctimas de violencias sexuales entre 1985 y 2019. Y esas son apenas las que han sido denunciadas. Otras mujeres y personas LGBTI siguen callando. Es por eso que ayer en medio de la conmemoración del Día por la Dignidad de las Víctimas de Violencia Sexual se atrevió a relatar una vez más su historia y así motivar a otras mujeres e incluso hombres a que no callen, pues relatar los hechos es el primer paso para superar lo sucedido.

“Queremos que Colombia conozca que el conflicto dejó muchas violaciones, tomaron el cuerpo de las mujeres como botín de guerra, pero hoy podemos contar la verdad que en algún momento teníamos callada. Me siento con ganas de decir lo que pasó para que otras mujeres se atrevan a hablar”, indicó Luna

La jornada realizada en la ciudad de Las Mujeres en el municipio de Turbaco contó con la participación de más de 150 mujeres de organizaciones sociales en todo el país como la Liga de Mujeres Desplazadas, Narrar para Vivir y Afromupaz, el director General de la Unidad para las Víctimas, Ramón Rodríguez Andrade y delegados de la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, el Departamento para la Prosperidad Social (DPS), el Centro de Memoria Histórica, así como funcionarios de entidades departamentales y municipales.

Lo más significativo de la conmemoración fueron los relatos de las víctimas, en un momento denominado Te Vengo a Entregar Mi voz, donde delegados del Gobierno Nacional, leyeron las cartas escritas a mano por ellas y que reflejan el dolor, así como la resiliencia ante los hechos victimizantes.

“Estos hechos de violencia nunca debieron suceder, sin embargo sucedieron y es satisfactorio ver como las víctimas han logrado tener un nuevo punto de partida nueva y se han generado procesos de resiliencia, casos de perdón, reconstruir proyectos de vida, pero aún quedan muchos casos por salir a luz, por eso queremos seguir trabajando para que quienes siguen en el silencio pierdan el temor y pongan en conocimiento sus casos , sabemos que son hechos dolorosos pero hay que visibilizarlos para que no se repitan”, precisó el director General de la Unidad para las Víctimas, Ramón Rodríguez.

A los 14 años Luna* llevaba en su vientre a su segundo hijo y vivía la ilusión de formar una familia, pero cuatro meses de embarazo no la salvaron de ser víctima del horror de la guerra.

En el 2000 fue desplazada de San José del Peñón, corregimiento del municipio de San Juan Nepomuceno, hacia una vereda donde su vida dio un vuelco doloroso e inesperado.

(Lea aquí: A final de año se conocerían operadores del servicio de energía: Duque)

“Eran las 3 de la mañana cuando llegó un grupo armado diciendo que eran paramilitares; llegaron a la casa pateando las puertas, con el rostro tapado, entre 15 y 20 hombres armados, tomaron a las mujeres y nos metieron en una habitación y los hombres, en otra”.

Luna, ahora con 33 años, toma un poco de aire y continúa su relato con una serenidad que solo los años y su deseo de que se conozca la verdad han hecho posible.

“Me tomaron y me metieron en una habitación y dos de ellos abusaron sexualmente de mí. Después del hecho, nunca se habló en la casa de lo que había sucedido”.

Y así tuvo que ser durante un largo tiempo, el miedo, la tristeza e incluso la culpa la hicieron recorrer un camino de silencio, que finalmente fue superado con constancia, valentía y varios años de conversación con otras mujeres en torno a la violencia sexual.

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Luna hace parte de las más de las 29.000 víctimas de delitos sexuales que ha dejado el conflicto en el país, su caso es uno de los 72 que llegaron a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), en busca de justica, verdad y reparación.

Luego de 19 años a esta mujer ya no le interesa conocer a sus victimarios, ahora lucha por la reivindicación de los derechos de las mujeres víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado, que de acuerdo con las estadísticas de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, en Bolívar hay unas 1.827 víctimas de violencias sexuales entre 1985 y 2019. Y esas son apenas las que han sido denunciadas. Otras mujeres y personas LGBTI siguen callando. Es por eso que ayer en medio de la conmemoración del Día por la Dignidad de las Víctimas de Violencia Sexual se atrevió a relatar una vez más su historia y así motivar a otras mujeres e incluso hombres a que no callen, pues relatar los hechos es el primer paso para superar lo sucedido.

“Queremos que Colombia conozca que el conflicto dejó muchas violaciones, tomaron el cuerpo de las mujeres como botín de guerra, pero hoy podemos contar la verdad que en algún momento teníamos callada. Me siento con ganas de decir lo que pasó para que otras mujeres se atrevan a hablar”, indicó Luna

La jornada realizada en la ciudad de Las Mujeres en el municipio de Turbaco contó con la participación de más de 150 mujeres de organizaciones sociales en todo el país como la Liga de Mujeres Desplazadas, Narrar para Vivir y Afromupaz, el director General de la Unidad para las Víctimas, Ramón Rodríguez Andrade y delegados de la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, el Departamento para la Prosperidad Social (DPS), el Centro de Memoria Histórica, así como funcionarios de entidades departamentales y municipales.

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Lo más significativo de la conmemoración fueron los relatos de las víctimas, en un momento denominado Te Vengo a Entregar Mi voz, donde delegados del Gobierno Nacional, leyeron las cartas escritas a mano por ellas y que reflejan el dolor, así como la resiliencia ante los hechos victimizantes.

“Estos hechos de violencia nunca debieron suceder, sin embargo sucedieron y es satisfactorio ver como las víctimas han logrado tener un nuevo punto de partida nueva y se han generado procesos de resiliencia, casos de perdón, reconstruir proyectos de vida, pero aún quedan muchos casos por salir a luz, por eso queremos seguir trabajando para que quienes siguen en el silencio pierdan el temor y pongan en conocimiento sus casos , sabemos que son hechos dolorosos pero hay que visibilizarlos para que no se repitan”, precisó el director General de la Unidad para las Víctimas, Ramón Rodríguez.

*Nombre cambiado a petición de la Víctima

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