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Pobreza en Bolívar: lo que ha mejorado y lo que sigue pendiente

El Dane reveló que en 2022 disminuyó la pobreza multidimensional en Bolívar. Estos fueron los aspectos que mejoraron y los que aún quedan por trabajar.

El pasado 23 de mayo el Dane entregó noticias positivas con respecto a la pobreza en Colombia. De acuerdo con la entidad, en 2022 el Índice de Pobreza Multidimensional fue del 12,9%, lo que representa una disminución en comparación al 2021, cuando era del 16%.

La situación también se replicó en Bolívar, que a pesar de seguir por encima de la media nacional, pasó del 26,8% en 2021 al 19,4% en 2022. En las cabeceras municipales la cifra fue del 13,9% y en los centros poblados rurales y dispersos del 34,6%.

Lea aquí: Pobreza multidimensional: lo que revela el Dane de Bolívar

Karol Brigitte Osorio, secretaria de Planeación departamental, indicó que el logro de Bolívar se expresa en la reducción de la pobreza multidimensional en 7,4 puntos porcentuales, lo cual incluso supera la reducción que hubo a nivel nacional, que fue de 3,1.

“Estamos muy complacidos con este logro que se ha reflejado en las cifras, especialmente a nivel nacional ubicando a Bolívar entre uno de los departamentos que tuvo la mayor disminución en ese indicador, lo cual para nosotros es extremadamente bueno y esperamos que este último año también sea de mucho trabajo para que cifras como estas sigan teniendo un impacto en el desarrollo de nuestro departamento”, afirmó.

Cabe anotar que el Índice de Pobreza Multidimensional tiene en cuenta quince indicadores agrupados en cinco dimensiones: niñez y juventud; vivienda y servicios públicos; salud; trabajo; y educación.

Estos fueron los resultados de Bolívar.

Lo que mejoró
De los quince indicadores estudiados, diez presentaron una mejoría. La más significativa fue en el aspecto de niñez y juventud, pues la inasistencia escolar bajó del 8,4% en 2021 al 3% en 2022.

Osorio destacó que este sentido, a nivel departamental se ha adelantado un proyecto de infraestructura educativa que contempla la construcción de más sedes y el mejoramiento de aulas, lo cual ha incidido en el fortalecimiento del sistema educativo.

“Para este año continuaremos con la ejecución de proyectos de infraestructura educativa y la gran apuesta es entregar megacolegios, con el fin de que se logre crear en los niños el ambiente que necesitan para desarrollar sus actividades. Esto va a incidir en que la deserción escolar disminuya”, resaltó la secretaria.

3%
fue el porcentaje de inasistencia escolar en Bolívar durante el 2022.

Por otra parte, también se presentaron avances en algunos aspectos de vivienda, principalmente en lo que tiene que ver con los hogares que cuentan con inadecuada eliminación de excretas, que pasaron del 36,5% en 2021 al 32,7% en 2022. A su vez, en el aspecto de hacinamiento crítico hubo una reducción del 14,6% en 2021 al 11,4% en 2022.

Otras mejorías importantes se dieron en la población que no tiene acceso a agua mejorada, que pasó del 18,4% en 2021 al 15,1% en 2022; y en las personas sin aseguramiento en salud que se redujeron del 8,4% al 5,5%.

Los retos que aún quedan
Pese a esos avances significativos, hay algunos indicadores que subieron. El que más lo hizo fue el de “bajo logro educativo”, que según el Dane tiene que ver con el hecho de que en el hogar haya personas mayores de 15 años con menos de nueve años de educación. Este indicador en 2021 estaba en 44,4% y en 2022 subió al 45,8%.

De acuerdo con Juan Correa Reyes, quien es doctor en Economía y profesor titular de la Universidad de Cartagena, esto muestra que si bien hubo mejoras importantes por el regreso de los estudiantes al sistema educativo, aún persisten los retos en esta materia.

“Durante la pandemia se presentó una importante deserción escolar que está afectando los logros educativos de los estudiantes y está generando un rezago significativo, lo cual genera un impacto en las posibilidades de desarrollo socioeconómico de la población a futuro”, manifestó.

Cinco indicadores subieron en comparación al 2021.

De igual manera, aunque se presentaron avances en varios aspectos de vivienda, el indicador que subió fue el de material inadecuado de paredes, que pasó de 4,9% en 2021 a 5,5% en 2022.

“Si bien se ha mejorado la dotación de servicios y condiciones de pisos, la pobreza de ingresos no ha permitido mejorar las condiciones exteriores de las viviendas. Ante esto, se sugieren programas comunitarios o comunales de autogestión con apoyo municipal”, anotó Correa.

Pero sin duda, los indicadores más preocupantes son aquellos que tienen que ver con el trabajo. La informalidad en 2021 estaba en 82,7% y subió al 83,7%, de hecho, este resultó ser el aspecto de pobreza con mayor población involucrada en Bolívar.

De igual manera, subió el desempleo de larga duración, que pasó de estar en 11,6% en 2021 a 12,1% en 2022. En este indicador el Dane tiene en cuenta a las personas que tienen más de un año sin empleo. Y por último, también se evidenció un alza en el trabajo infantil, que en 2021 estaba en 1,4% y en 2022 subió a 1,8%.

“La variable del trabajo se constituye en el principal reto, pues el impacto se evidencia en el desempleo de larga duración y en el trabajo infantil, que es una abierta violación a los derechos humanos”, manifestó el profesor.

Cerrar las brechas
Para el economista Juan Correa, el verdadero reto que tiene hoy el departamento es cerrar las brechas existentes entre las personas que residen en las cabeceras y las que se encuentran en los centros poblados rurales y dispersos.

“A nivel general, en el período 2018 – 2022 las variables determinantes de la pobreza multidimensional en la zona rural, según el Dane, son la carencia de acceso a fuentes de agua mejorada, el deficiente material de los pisos y el material inadecuado de las paredes exteriores” cuenta Correa.

Sin embargo, al analizar concretamente el período de la pandemia y la pospandemia otras variables relacionadas al trabajo y la educación también se agudizan en las zonas rurales, aunque cabe destacar, que la cifra de pobreza también se ha venido reduciendo con el paso de los años. En 2021, el índice en los centros poblados rurales y dispersos fue de 41,8% y en 2022 bajó a 34,6%.

Aún existe una brecha entre los niveles de pobreza de las cabeceras municipales y los centros poblados rurales y dispersos.

“Esto permite inferir que los resultados han sido una mezcla entre los programas nacionales de educación y salud y en los esfuerzos departamentales de inversión en agua potable y alcantarillado, pero que generan la dependencia de las familias pobres que tienen una insuficiente inserción en el mercado ocupacional rural y donde los niños se convierten en mano de obra para la subsistencia familiar”, explicó Correa.

En este sentido, el experto asegura que la principal causa de la brecha que existe entre cabeceras y zonas rurales es la insuficiente inversión de los municipios en el desarrollo de las familias campesinas, algo que debe mejorarse para continuar disminuyendo este indicador.

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