Jaime Jiménez, residente del municipio de Santa Catalina, llegó ayer muy temprano a la ESE Hospital Local para cumplir con una cita médica, pero para su sorpresa las puertas del centro médico permanecían cerradas. Como él, varios habitantes del municipio permanecieron a las afueras del lugar esperando ser atendidos, pero la respuesta para todos fue negativa. Solo las urgencias fueron recibidas.
Todo se debe a la crisis administrativa que vive la ESE. Por eso ayer los empleados del lugar empezaron un cese de actividades del servicio de consulta externa, con el fin de que las directivas del lugar y las autoridades departamentales les brinden soluciones.
Rebeca Martelo, funcionaria de la ESE hospital Santa Catalina, expresó que desde el 2003 les deben (a ella y a unos 12 empleados más) sueldos, aumentos decretados por el Gobierno, primas, vacaciones, cesantías y dotaciones.
“En septiembre de 2002, trece funcionarios de planta de la Secretaría de Salud Departamental fuimos transferidos al municipio de Santa Catalina. Desde esa época nos están debiendo sueldos, aumentos decretados por el Gobierno, primas, vacaciones, cesantías y dotaciones. Todos los gerentes que vienen solo pagan los sueldos de su período, el resto nadie los paga y estamos cansados de esa situación que nos perjudica”.
Por el incumplimiento de los pagos hay quienes aseguran que su calidad de vida y la de sus familias han desmejorado y deben valerse de prestamistas para cumplir con sus obligaciones. Ante esta problemática han instaurado quejas ante los órganos de control, pero aseguran que no han visto resultados. “Hemos presentado quejas ante la Contraloría, Procuraduría e incluso en el 2015 la Supersalud hizo una visita donde encontró varias irregularidades, pero todo queda en nada”.
Los empleados puntualizaron que, si bien la nueva administración viene pagando lo sueldos y la seguridad social, a veces no les pagan completo.
La crisis económica no solo se refleja en el pago del personal, pues los usuarios denunciaron que muchas veces deben comprar insumos como ampollas, guantes y agua para ser atendidos. También se refirieron al mal estado de los aires acondicionados y las camillas.
“La verdad es que el servicio ha bajado mucho de calidad, no es justo que uno venga de urgencia y tenga que comprar los insumos para que lo tiendan. Ayer traje a mi mamá y me tocó comprar las ampollas”, aseguró Belkys Tinoco.
Finalmente y no menos preocupante, denunciaron que desde hace unos dos meses no se desechan los residuos hospitalarios y estos permanecen acumulados en un cuarto, y otros los deben quemar.
James Medina, gerente de la ESE, reconoció que hay una crisis en el presupuesto que los afecta hace un tiempo. Sin embargo, explicó que se está haciendo la gestión para sanear las deudas y brindar un buen servicio.
“Ellos tienen en parte razón, efectivamente se les deben las primas y las vacaciones, se los voy a cancelar a través de una liquidación de un contrato del 2018 y ahí se liberan saldos a favor de la empresa para pagar los procesos pendientes de primas y vacaciones. Sin embargo, hemos mantenido el pago de mesadas y seguridad social desde que asumimos la administración”.
Agregó que cuando recibieron el hospital ya existía la crisis financiera, porque la venta de servicios no alcanza a cubrir la totalidad de gastos, mantenimiento y nómina de empleados.
“Hicimos un plan de salvamento para conseguir recursos con el Ministerio de Hacienda para sanear los pasivos laborales que tienen los trabajadores de vigencias anteriores, y que suman alrededor de $1.800 millones, entre deudas laborales y contratistas. Estamos en la tarea de recibir los recursos”, dijo.
Para concluir, precisó que hoy sostendrían una reunión para escuchar las quejas y proponer soluciones.
