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“Petro y Fico tienen sombras de corrupción cerca de ellos”: Íngrid Betancourt

Como “diablos”, define la candidata presidencial a los que comandan las maquinarias que estarían, según ella, hablándole al oído a los primeros en las encuestas.

La politóloga colombofrancesa Íngrid Betancourt Pulecio (Bogotá, 25 de diciembre de 1961) fue una de las políticas más prominentes en la década de 1990, cuando fue representante a la Cámara, activista contra la corrupción. Su ímpetu contra las maquinarias no es algo nuevo ni mediático, como muchos afirman, pues en una época donde no existían las redes sociales renunció al confort que gozaba en el Partido Liberal, al denunciar el entramado del Proceso 8.000.

(Lea: Las palabras de Francia Márquez que alejaron a César Gaviria de Gustavo Petro)

En 1998, lejos de esa colectividad, obtuvo una curul en el Senado con su partido Verde Oxígeno, pero no terminó su legislatura, debido a que renunció para aspirar a la Presidencia de Colombia en las elecciones de 2002. No obstante, el 23 de febrero de ese año, viajó a San Vicente del Caguán, la zona de distensión donde se acordaba la paz entre el entonces presidente Andrés Pastrana y la guerrilla de las FARC, para hacer campaña por la reconciliación; sin embargo, fue secuestrada y encadenada por seis años, hasta que fue rescatada e la Operación Jaque, en 2008, de la que muchos ya conocen. 14 años después, retomó su sueño de ser la mandataria de su país.

“Petro y Fico tienen sombras de corrupción cerca de ellos”: Íngrid Betancourt

Íngrid Betancourt sonriendo en libertad.

Hace unos días visitó a San Vicente del Caguán, el lugar donde fue secuestrada y su carrera política se truncó por muchos años, ¿por qué dice que nada ha cambiado allí?

En realidad hay cosas que, gracias a Dios, han cambiado en Colombia. Pero la pobreza, la violencia y la corrupción siguen imperando en gran parte del país; esos territorios apartados donde la ley la dictan los grupos criminales es donde uno puede ver que la corrupción está aliada con la violencia, y de esta maquinación nace la pobreza.

Por eso me impactó ver ese contraste entre la resiliencia y el ímpetu por salir adelante de la población frente a estos problemas sociales que remarqué antes. Son sobrevivientes contra la corriente, a sabiendas de que el Estado está ausente. De esa manera construyen patria, y eso me conmovió mucho.

¿Cómo planea liberar a Colombia de la corrupción?

Primero, con voluntad política que es lo que ha faltado en los gobernantes, quienes por deber favores y estar amarrados a maquinarias de corruptela no han propiciado mayores niveles de desarrollo para nuestro país. Yo trazaré una línea roja con todo lo que ha sido un obstáculo al desarrollo.

Hay todo un andamiaje, desde el proceso electoral, para robarle la voluntad política a los colombianos. Es por esto que debemos utilizar y potencializar todos los instrumentos gubernamentales y legales para combatir a la corrupción. Debemos reformar un montón de entidades y organismos de control que no funcionan, comenzando en cómo se eligen sus cabezas, pues siempre son escogidas por los corruptos. Retomaremos experiencias que han funcionado en el país como el Banco de la República, su junta directiva y su capacidad técnica, para replicarlas en los entes de control, y así cortar que estos dependan del vaivén político y del clientelismo.

Para luchar contra la corrupción se requiere una política integral que fortalezca las instituciones, las ayudas tecnológicas que tenemos a la mano y perseguir a aquellos que se roban los recursos, identificando dónde tienen guardada o invertida la plata, y así aplicarles la extinción de dominio.

Ha expresado varias veces que luego de su secuestro se tomó un tiempo para sanar, pero en épocas recientes se ha ganado muchos detractores que la acusan de haber minado la armonía de la Coalición Centro Esperanza, ¿qué tiene por decir al respecto?

Yo creo que esa coalición fue ella misma la que pervirtió su destino original. No se respetaron los acuerdos que se pactaron al principio; yo fui una de las que congregó a todos los miembros de la coalición para ofrecer un espacio de centro no contaminado con maquinarias.

Sin embargo, cuando la coalición decide aceptar a una persona como Alejandro Gaviria, amarrado con maquinarias cuestionables, pierde inmediatamente su legitimidad. Por eso los ciudadanos les pasaron una cuenta de cobro en las pasadas elecciones. Eso no fue Íngrid Betancourt, fueron los votantes los que castigaron sus incoherencias y su falta de carácter. Esa fachada acomodada de que todo andaba bien para no perder votos la desbarataron ellos mismos, enfrentándose los unos con los otros. Peleándose como perros y gatos sin llegar a acuerdos sobre lo fundamental: extirpar las maquinarias de compra y venta de votos.

Los colombianos que quieren un cambio en el país, sin que esa transformación sea radical o de extremos, son una mayoría, pero no votaron por Centro Esperanza porque pervirtieron la democracia.

¿Con la victoria de Fajardo se vencieron las presuntas maquinarias corruptas que apoyaban a Alejandro Gaviria? o ¿se mimetizarán en la campaña de Fajardo?

Esa es una gran pregunta. Por eso para mí es tan cuestionable el liderazgo de Sergio Fajardo, no solamente porque no tuvo el coraje de enfrentarse a las maquinarias de Alejandro Gaviria, sino porque este último sigue siendo parte de la coalición y de su campaña. No tenemos ninguna garantía de cómo se muevan esos votos.

Usted ha puesto el dedo en la llaga. Los colombianos necesitamos una opción que nos dé garantías, que no sea de derecha ni de izquierda, porque la gente no quiere seguir en el pasado ni tirarse a un abismo parecido al de Venezuela. Por eso la opción de centro, de fe y del amor que yo represento, es el mejor camino. Yo quiero representar a la verdadera Colombia, por eso cuento con el voto de opinión, aquel que no come cuento ni que se vende o se compra.

César Gaviria se ha convertido en fruto de deseo para las campañas de Petro y de Fico Gutiérrez, pero usted lo ha definido como un diablo, cuando Alejandro Gaviria hizo supuestos pactos con él.

En realidad yo no creo que César Gaviria sea un diablo, diablos son otros. El pacto con el diablo es tener a Piedad Córdoba como senadora en el Pacto Histórico. Una cómplice de secuestros y testaferra de Nicolás Maduro y Alex Saab. En ese movimiento hay muchas personas que le han hecho daño a Colombia; sin embargo, lo más increíble es que Petro se una a sus enemigos de antes y de nada valieron todos esos debates que hizo en el Congreso en contra de las maquinarias corruptas, señalándolos con el dedo... y que ahora sean los más cercanos a él.

Petro desdice todo lo que pretende venderle a los colombianos. Está mintiendo y, además, recibe dineros de quién sabe quién. El Pacto Histórico tiene pactos con el diablo, tapan esos recursos con los que patrocinan sus macro eventos, contrario a la luz, que es lo que representa Dios.

¿Petro está aliado con antiguos secuestradores?

Claramente. Tiene el apoyo del partido Comunes, una colectividad legal y que puede ejercer la política de forma libre, como lo dispuso el acuerdo de paz, que son personas que estuvieron vinculadas al secuestro. Petro también viene del M-19, una organización ilegal que mató a José Raquel Mercado y a Gloria Lara.

El programa de Petro es regresivo, quiere llevar a Colombia a los años 70, con una política de aranceles altos, control de precios y estatutos de emergencia. Quiere implementar un régimen dictatorial que hace años logramos superar, y que lo que hace es enredar y manipular con el discurso populista de la crisis y el estallido social para captar votos.

“Cobarde desagradecida”, la llamó Piedad Córdoba ante las acusaciones que hace usted en su contra.

Gustavo Petro representa el mundo al revés, por eso tenemos que prender las alertas, deben estar en rojo.

No les importa tener en sus filas a Piedad Córdoba, una persona que tiene investigaciones en la Corte Suprema de Justicia, como senadora electa en una lista cerrada; es decir, la gente que votó por el Pacto, votó por una delincuente. Debe distanciarse de la política y afrontar sus investigaciones.

En la otra vereda, ¿Fico Gutiérrez tiene sombras similares detrás?

Así es. Es muy simple identificarlas. Él está apoyado por Alex Char y ustedes en la Costa, más que yo, saben lo que él representa. Corrupción, maquinaria de compra de votos y una organización criminal, según lo denunciado por Aída Merlano. No tienen escrúpulos para tratar de secuestrar o asesinar gente para silenciarlas. Es decir, son muy graves las denuncias de Merlano.

En la Costa, la gente debe saber el gran costo que han tenido que pagar en materia social, económica y política por cuenta de la corrupción. En términos de subdesarrollo, de pobreza, de agua potable, de energía y de desigualdad.

¿Cómo es que aún no se ha logrado licitar la infraestructura necesaria del Canal del Dique? A la corrupción le tiene sin cuidado el desarrollo económico, medioambiental y el de los territorios que sufren las inundaciones.

Son criminales que capturaron al Estado que tenemos que enfrentar, y el arma principal para esa lucha es el voto. No pueden comprar a toda Colombia. Si la mayoría se una, lo imposible se vuelve posible.

¿A eso se refiere con que hay que cambiar la mentalidad de los votantes?

Sí. Tenemos que comenzar con tomar una decisión: no votar ni por la derecha, más de lo mismo; ni por la izquierda, un salto al vacío. La solución es mi propuesta de centro, la que respeta a los votantes porque no negocia votos y llega sin deberle favores a nadie. Hemos estado por 200 años liderados por una visión masculina, este país necesita una nueva visión femenina que integre al país y fomente cambios para todos los sectores de la población que están más necesitados.

Usted recalca en que toma distancia de la derecha y de la izquierda, pero algunos definen a la designación del coronel José Luis Esparza, su fórmula vicepresidencial, como un guiño a la derecha en busca de apoyos a su candidatura.

Pues obviamente que sí. Aquí lo que debemos entender es que el problema no es de derecha ni de izquierda, no es un tema ideológico. Hay gente decente y programas dignos de implementarse o de recuperar en ambos extremos. La línea roja que se debe trazar no es entre los extremos, sino entre los que roban y aquellos que no quieren dejarse robar.

Con tantos años en la selva de forma involuntaria, ¿considera que tiene claro cómo se debe combatir al narcotráfico?

La droga la vamos a combatir con todo. El narcotráfico tiene tentáculos en todos lados, por lo que haremos presencia desde los barrios más pobres del país, donde se instalan las ollas de expendio y consumo, atacando a los centros de delincuencia y los bastiones de organizaciones criminales bien estructuradas.

Con la misma fuerza perseguiremos a las mafias en lo rural que desplazan campesinos para fortalecer su imperio delictivo. Se les acabará la arbitrariedad con la que provocan violencia. Ahí será clave mi vicepresidente que es un coronel del Ejercito, porque necesitamos inteligencia y valor para enfrentar este flagelo.

Sin embargo, sabemos que mientras el negocio sea bueno, gran parte del esfuerzo será en vano, y lo demuestran los 40 años de una guerra destinada al fracaso, a pesar del gran músculo militar y financiero de los Estados Unidos que nos ha apoyado. Entonces tenemos que pensar de otra manera. Yo propongo una alianza integral para el progreso, desde Canadá hasta La Patagonia, en donde toda la región se una para acabar con el imperio de la droga. Empezando con despenalizar el consumo y que el Estado sea quien regule y entregue gratuitamente la droga a quien está enfermo con una adicción, y así involucrarnos en su desintoxicación. Así acabaremos las finanzas del narcotráfico y su poder violento se irá desvaneciendo en nuestras calles.

La droga se debe enfrentar con salud pública; pero, a la vez, persiguiendo y desbaratando con la fuerza pública a las mafias. Lo que está en juego es muy grande. Por eso la política internacional en mi gobierno será uno de los ejes principales en materia de alianzas estratégicas.

Por último, ¿qué le diría al votante indeciso o al elector de otras campañas para que se vaya con usted y pase a segunda vuelta?

Yo le diría que oiga a su corazón, el voto tiene que ser una decisión de alma. La batalla contra las maquinarias de la corrupción ya tienen a sus bandos bien definidos, por lo que el ciudadano debe elegir con quién se va. Hay maquinarias del lado de Petro y otras del lado de Fico, pero la gran mayoría del país no es corrupta.

¿Cómo derrotarlos de forma pacífica? Depositando su voto en una campaña transparente que no los defraudará y que piensa cambiar el destino del país. Nuestro proyecto está enfocado en las madres cabezas de familia, los jóvenes estudiantes; en potenciar la educación de idiomas y lenguajes digitales, de implementar tecnología de punta y programas integrales de educación, pero que solo se podrán hacer si le quitamos el poder a los corruptos. Lo que pasó con el Ministerio de las TIC y Centros Poblados fue un acto criminal que tiene que despertarnos.

Por eso yo apelo al voto libre, al voto pensante, al del ciudadano responsable, especialmente, el de la gente con fe en Dios, unida para luchar contra la corrupción que tiene secuestrada a nuestra sociedad.
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