A menos de ocho meses de entregar su mandato a quien gane la Alcaldía de Cartagena en las elecciones del 29 de octubre, William Dau aseguró que, “pese a los embates de la guerra que tiene con los concejales y las casas políticas”, no se irá de la ciudad porque “saldrá victorioso del Palacio de la Aduana”. (Lea: El delito por el que Dau denunciará a todos los concejales de Cartagena)
Su más reciente batalla la libra ante los entes de control, pues denunciará a los concejales por prevaricato por omisión, debido a que, según su concepto e investigación, no cumplen sus funciones y cobran altos honorarios por sesiones “que duran menos de dos horas”. Mientras, espera su aprobación de un proyecto de acuerdo para incorporar 407 mil millones de pesos al presupuesto distrital.
Si estos recursos no llegan al erario para ejecutar proyectos, obras y sanear a varios frentes de la administración, ¿su último año no tendrá ni pies ni cabeza?
Claramente para ejecutar proyectos se necesita el dinero. Todos tienen tremendas ideas o me piden que haga, que construya, pero nadie dice de dónde va a salir la plata. De nuestra parte tenemos todo listo, hemos montado los pre pliegos en el Secop y gran parte del gabinete ha ido a explicar al Concejo dónde se ejecutará cada peso; sin embargo, no depende de nosotros, sino del Concejo y su aprobación.
¿Y por qué cree que no tienen el mismo “sentido de ciudad?
Porque ser concejal siempre ha sido un negocio con ánimo de lucro. En lugar de pensar en lo que le conviene a la ciudad, llevan tres años y cuatro meses vengándose porque han pasado cable al no darles prebendas, comisiones, coimas ni puestos.
¿Incluyendo a Claudia Arboleda, su concejal de gobierno?
Se supone que es concejala de gobierno, pero ella en realidad creo que es muy miedosa para tomar cartas en el asunto. Jamás ha defendido a la administración, pero tampoco nos ha atacado, y allá en el Concejo la tienen acoquinada porque piensan que ella me filtra información y ella a mí no me cuenta nada.
¿Esta presunta dilatación del Concejo es una presión?
Claramente. Han tenido el suficiente tiempo y espacio para debatir como deben los proyectos y su eventual aprobación; pero no, dilatan porque el miércoles se acaban las sesiones ordinarias y así me obligarían a convocar extras, diez sesiones más con sus honorarios respectivos.
Por eso sus denuncias penales, fiscales y disciplinarias...
Esta gente sesiona máximo dos horas en un día en vez de trabajar días completos. Por lo menos cuatro, pero no. Se la pasan de receso, mamando gallo, dicen “presente” y adiós. En marzo, mes que estudiamos, solo trabajaron 60 horas, 610 mil pesos por sesión, ¿sabes cuánto se ganaron? Más de $16 millones 800. Eso es un robo a la ciudad. Es prevaricato por omisión, según mis asesores jurídicos.
El proyecto de acuerdo fue presentado desde hace más de tres semanas, ya hace rato tiene ponencia positiva y es la hora y ni el primer debate. Mamando gallo para que entre en vigencia la Ley de Garantías ahorita a final de junio y nosotros no podamos ejecutar porque estos contratos ameritan su responsabilidad y su revisión, pues la transparencia no juega con la prisa. Y otra cosa, en las extras se arriesga a que otros cuatro proyectos súper importantes se queden sin aprobación.

¿Estas denuncias cree que llegarán a buen puerto?
Eventualmente sí. Afortunadamente ya al Fiscal General, Francisco Barbosa, le queda poco tiempo para salir y que se nombre un fiscal que realmente se preocupe por la sociedad y no por hacerle mandados a sus jefes políticos. Mismo problema con la procuradora Margarita Cabello. En cambio, con la Contraloría General, con Carlos Hernán Rodríguez a la cabeza, se notan muchas diferencias: ya me absolvieron de un proceso e igual camino lleva otro. Están siendo objetivos.
En la ciencia política se habla de la “soledad del poder”, ¿usted ha tenido momentos de frustración y soledad como alcalde? Antes de decirle “Tu papá te quiere” a un niño, ¿lo alentaría a tener su cargo como sueño profesional?
Ser alcalde debería ser un sueño laboral para todo cartagenero, lo que pasa es que la ciudad tiene muchas carencias de transparencia y probidad. Yo nunca quise ser alcalde, pero me lancé y vencí porque no había nadie con los cojones para quitarle el poder a los malandrines que se estaban robando a la ciudad durante años y años. ¿Te imaginas lo que hubiese pasado si William García Tirado quedaba? ¿Te lo imaginas manejando el COVID-19? ¿Los recursos más altos de la historia de Cartagena? Estaríamos en la olla, en la quiebra.
Aunque la oposición ha obstaculizado mi gestión y no me han dejado gastar, hemos mejorado las finanzas. Un superávit nunca antes visto que el próximo año, primero del mandato de la alcaldesa o mandatario que gane, el Distrito nadará en billetes. No obstante, sería terrible que esos recursos caigan en manos de alguien como Dumek Turbay, quien si negociará el erario con estos concejales si los votantes les permiten reelegirse.
Según varios economistas reconocidos, usted dejará las arcas en un estado óptimo de salud inédito, sin participar en política: ¿A qué invita a la ciudadanía con relación a las elecciones?
No solo será un presupuesto saneado, sino también la capacidad de endeudamiento. Cartagena, proyecto, podría prestar hasta un billón de pesos por sus arcas saneadas y porque se puede prestar con los futuros incrementos de impuestos como garantía. Eso ahorita hicimos con el Catastro Multipropósito que aumentó vertiginosamente lo recaudado por el impuesto predial y lo estamos haciendo con el de industria y comercio; pero el préstamo si se bloquea en el Concejo, pues nada podemos hacer nosotros. Entonces, la gente tiene que preguntarse si quieren manos limpias o callosas manejando esta solvencia financiera en la próxima administración.
Pero más de uno indica que este saneamiento fiscal es el resultado de una supuesta falta de ejecución y de gestión...
No, para nada. El superávit se debe porque hemos recaudado mucho y hemos fortalecido nuestros procesos tributarios en la Secretaría de Hacienda. Sí, hay una parte del presupuesto de todos los años que no se ejecuta, pero que se incorpora al año siguiente. No se pierde. Eso es normal y sucede en todos los niveles: nacional, departamental y municipal.
¿Por qué tiene un cortocircuito con gran parte del periodismo local?
Yo no tengo relación ni afinidad con aquellos “periodistas de estómago”. No son profesionales serios ni hacen una prensa libre, imparcial y rigurosa. Son traficantes de la comunicación con portales de internet que reciben publicidad pagada por los alcaldes o gobernadores de turno. A mí 24 / 7 me dan palo, ¿pero al gobernador Vicente Blel? Nadie le dice nada. A mí me joden porque no me dejo extorsionar, no doy dinero ni OPS a este tipo de personajes calumniadores y tergiversadores de la realidad.
Una parte de la arena política, los que suelen sentarse en los Juan Valdez de la ciudad, dicen que usted hace rato tiró la toalla y que hasta espera una suspensión para irse a Estados Unidos. Que es lo primero que hará apenas entregue las llaves de La Aduana.
Yo me fui en el 2004 de Cartagena huyendo de amenazas de muerte. Pero yo termino mi mandato el 31 de diciembre y luego de tomar varias semanas, máximo un mes, de descanso, montaré aquí en la ciudad una oficina anticorrupción para seguir dándole clavo a los malandrines y apoyando a la alcaldesa o mandatario honesto que venga. De aquí no me muevo y aquí moriré. Ya en Nueva York hay mucha gente que la defiende y acá faltan muchos. Seguiré haciendo control y veeduría social atacando al que lo merece.
Es conocida su cercanía con el presidente Gustavo Petro, ¿es descabellado pensar en un cargo nacional para usted con especial incidencia en el Caribe?
Todo es posible, todo es posible, ya sea con el Gobierno nacional o con alguna entidad internacional o estadounidense. Ahora que estuve en Denver, Estados Unidos, hablando con las cabezas visibles de la lucha global Anticorrupción del Departamento de Estado de EE. UU. y se entusiasmaron cuando yo les dije de mi plan de montar una oficina aquí en Cartagena y de una me invitaron a la próxima conferencia de las Naciones Unidas del año entrante.
Pero para cimentar ese legado se necesita que lo sigan los próximos alcaldes, ¿cómo ve el progresismo para las elecciones?
A ninguno veo como alternativo.
Pero el Pacto Histórico tiene varios aspirantes, está José Osorio, de Independientes de Daniel Quintero...
¿Líner Campo? Vinculado a la Casa Montes y con una cantidad de gente rara, ¿Javier Julio Bejarano? Por Dios. Ese no se había posesionado de concejal y ya estaba traicionando. Yo en verdad espero que haya una candidata o aspirante honesto que todavía no se haya pronunciado. Pero no digo más nada porque no puedo participar en política.
Ana María González-Forero, secretaria del Interior, es una funcionaria que despierta mucha discordia en la ciudad. Se cuenta en los corrillos que es intocable en el Palacio de la Aduana y que es muy cercana a usted, ¿por qué la defiende a capa y espada?
Porque es una mujer con pantalones, inteligente, incansable e incorruptible. Aquí ha venido a dar palo, a defender a la ciudad, es muy feminista y está metida de lleno en la guerra contra la explotación sexual, la trata de personas y la mendicidad infantil. Su dependencia marcha sobre ruedas y cuando dirigió la Oficina de Cooperación Internacional en verdad se gestionaron recursos y proyectos que antes se iban en puro blablablá.
Ella comentó y también lo denunció la senadora Angélica Lozano sobre la supuesta relación entre concejales y una mafia sexual...
No sabría decir cuándo se conocerá más sobre los políticos involucrados porque es un tema que ya investiga la Fiscalía. Lo que puedo decir es que tienen la suficiente evidencia y material probatorio que demuestra este entramado. Mientras, seguiremos combatiendo el flagelo en sinergia con la Policía Nacional, el FBI, Interpol y otras agencias estadounidenses.
¿Usted sigue pensando que saldrá victorioso al entregar su mandato?
Claro que sí porque la pelea la gana el último que permanece de pie y yo voy a terminar mi mandato. La ciudadanía ya se pellizcó y ya no se siente cómoda con las cadenas de la corrupción. Estoy totalmente convencido que Cartagena va a elegir libremente mi sucesor y estoy firmemente convencido que va a haber una renovación en el Concejo.
Cartagena necesita la continuidad. Yo recuerdo cuando estuvo Judith Pinedo que hizo mucho, pero luego vinieron once alcaldes en ocho años que propiciaron la inestabilidad, la robadera y la sinvergüenzura. Todo el mundo habla de Barranquilla y su progreso, y aunque haya roban bastante, se ve el desarrollo después de la continuidad. Imagínate si no robaran...
¿Y por qué confía tanto en la ciudadanía y sus votos?
Yo auguro cosas muy buenas para Cartagena en la administraciones venideras. La gente despertó porque nunca antes alguien había liderado a la ciudad poniendo en evidencia a los malandrines. Todo el mundo le tenía miedo a hablar contra la corrupción ni tenía los cojones de ponerles nombres propios. Ahora la gente se enteró que se les puede identificar sin riesgo de que la maten y los mismos que me eligieron ahora cerrarán filas en torno a una opción honesta.