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“La legalización de la droga no dará tranquilidad a Colombia”: embajador de EE. UU.

Philip Goldberg, a pocos días de dejar su gestión diplomática en Colombia, habló sobre la condición de las relaciones multilaterales y el futuro político del país.

80 años después de llegar el primer embajador de Estados Unidos, Spruille Braden, a Colombia en 1939, vino Philip Goldberg a este país. En 2019 comenzó su gestión, la que inauguró a pie del avión con la impronta: “Vengo a mantener la estrechez de las relaciones de ambos países”.

(Lea: “Por la democracia, hay que quitar los miedos infundados sobre Petro”: Ernesto Samper)

Tres años después, a pocas semanas de dejar su cargo y en sus últimos pasos oficiales por Cartagena, para embarcarse en una nueva senda diplomática en Corea del Sur, habló con El Universal sobre el legado que deja, el futuro de las relaciones bilaterales, el conflicto en Colombia, el crimen transnacional y el estadio político y electoral del país.

“La legalización de la droga no dará tranquilidad a Colombia”: embajador de EE. UU.

Nicolás Pareja, director de El Universal, entrevistando a Philip Goldberg, embajador de EE. UU. // Julio Castaño

Embajador, ¿qué se lleva de Colombia?

He estado mucho tiempo en Colombia por alrededor de treinta años en los que he sido testigo de su ímpetu por el desarrollo frente a los problemas multisectoriales que sufren muchos países de la región. Este país siempre lo he sentido como una casa, en la que mi familia se ha sentido bien recibida.

En estos momentos estamos recorriendo el país, pues no pudimos hacerlo por la pandemia, en aras de conmemorar los 200 años de relación diplomática entre los dos países.

Fue usted el embajador de los 200 años de la relación entre ambos países. ¿Qué ha supuesto esto para usted?

Gratitud. Estos 200 años son significativos y dan testimonio que Colombia es uno de los aliados más fuertes de Estados Unidos, pese a no ser miembro de la OTAN. Las relaciones actuales son óptimas en materia militar, geopolítica y comercial.

¿Qué cree que pudimos haber hecho mejor durante estos 200 años?

Creo que son más las cosas por rescatar que las faltantes. Colombia y Estados Unidos a través del Plan Colombia han demostrado cómo se pueden dejar de lado las agendas unilaterales para enfrentar en conjunto al narcotráfico. Eso dio cimientos para el conseguido proceso de paz con las FARC.

Por lo tanto, yo he visto en los últimos 32 años unos avances muy importantes. Antes, los carteles tenían postrado al país y las ciudades estaban rodeadas por las guerrillas. Una situación horrible que ahora los jóvenes no viven y sí ven un país miembro de la OCDE, con importantes avances económicos y que está empeñado en recuperar el territorio, combatiendo a los criminales.

¿Qué más tendríamos que hacer las dos naciones y sus gobiernos para hacer de los próximos 200 años mucho más provechosos para ambos pueblos?

Estamos promoviendo el comercio entre los dos países, atrayendo inversiones desde los Estados Unidos a Colombia. Ayer estuvimos con empresarios del sector astillero local que próximamente podrán renovar buques norteamericanos. Ese es uno de los beneficios del Tratado de Libre Comercio.

Debemos seguir fomentando la oferta de oportunidades educativas y laborales para los jóvenes en EE. UU., lo que incidirá directamente en el desarrollo económico de Colombia.

Acabamos de vivir un paro armado organizado que aterró a varias regiones, orquestado por el narcotráfico. El país se comienza a cansar de la política antidrogas que sólo ha dejado desolación y muerte. ¿Están en su país pensando en la posibilidad de dar un giro a una política que no parece salir de un círculo vicioso de control, extradición y pronta sustitución de capos?

A nuestro juicio no es posible ceder los esfuerzos contra el narcotráfico para darles luz verde para que hagan lo que quieran. Eso no derivará en un país más tranquilo. Todos los países democráticos deben combatir contra la ilegalidad y no premiarla legalizando fases de sus negocios criminales.

Por momentos sentimos que en la provincia caímos en manos de las bandas y de los carteles. ¿Qué hacer para que el Estado recupere el control de la autoridad legítima en el territorio?

Estamos considerando nuevos programas y proyectos para combatir a los grupos ilegales. Proveer más oportunidades en el campo, propiciando la seguridad, y eso se logra con presencia fuerte y permanente del Estado en los territorios. Todo estructurado en un sistema jurídico, de derechos, de fiscales y policías.

El crimen es transnacional y Colombia es escenario de ese mercado ilícito. Una de esas manifestaciones es la trata de mujeres y la esclavitud sexual de niños. ¿Qué se viene haciendo contra esto?

Hemos estructurado un proyecto de diez millones de dólares para luchar en conjunto contra la trata de personas. Colombia ha hecho muchos esfuerzos en ese campo y nosotros seguimos respaldando, porque ese problema es muy importante porque afecta a mujeres y a niños.

Su gobierno no ha disimulado la convicción de que Rusia interfiere en las elecciones en este parte del hemisferio. ¿Creen ustedes que eso está ocurriendo en las elecciones en Colombia, a quiénes favorece y qué hacer para evitarlo?

Sí. Rusia se ha metido en nuestras elecciones en 2016 y trató de hacer lo mismo en 2020, pero se encontró con una mayor preparación para neutralizarlos. Los rusos han hecho lo mismo en Europa, por lo que nuestra postura es ayudar a los países democráticos a blindarse del autoritarismo transfronterizo.

Ayudaremos a defender a nuestros aliados de cualquier omisión. ¿Cuál es el motivo? Habría que preguntárselo a los perpetradores. Aunque eso apenas es una posibilidad y no un hecho alarmante.

China tiene una poderosa diplomacia con un fuerte interés en las naciones en vías de desarrollo, como Colombia. ¿Cómo incentivar el interés concreto de Estados Unidos y los empresarios de su país para competir con la China en la participación de procesos de selección o licitaciones para obras públicas y privadas en Colombia?

Yo diría que una competencia justa y libre está bien. Todo el mundo tiene el derecho a comerciar con quien quiera. No es un peligro hacerlo con China; sin embargo, allá el Estado respalda a las empresas garantizando, por ejemplo, préstamos o licitaciones, ya la libertad del mercado se altera.

Eso resultará en diversos problemas que se ven en Asia y en África, por lo que hay que estar conscientes de lo que los chinos ofrecen. Estados Unidos creemos en la economía privada y en empresas niveladas, y ese no es el estilo chino.

Hace un año todos pensamos que Estados Unidos iba en declive y que la China lo desplazaría más pronto de lo pensado en la primacía mundial. Hoy Estados Unidos crece económicamente y crece su influencia mundial, y la China está pasando por momentos difíciles de cierres totales de ciudades por el COVID, y su economía comienza a sufrir los estragos de la pandemia y de una precipitada alianza con Rusia. ¿Cómo aprovechará Estados Unidos esta coyuntura para recuperar la influencia malograda en el tercer mundo?

El presidente Joe Biden dijo: “Nadie ha ganado apostando en contra de los Estados Unidos”. Esa es mi respuesta.

En relación con las elecciones en Colombia, ¿qué peligros percibe?

Yo sé que se han acrecentando inquietudes de los ciudadanos por el manejo de las votaciones y la gestión de las entidades electorales, pero eso es un tema que le compete a Colombia. A nuestro juicio, al observar varias elecciones, podemos afirmar que hay un sistema realmente libre y democrático, en el que creo que los peligros no pasan de una posibilidad.

¿Piensa que la democracia colombiana está en riesgo?

Creo que no. Lo importante para la democracia internacional es la protección del sistema electoral y la preservación de la separación de poderes. Propiciar un Estado con libertades de expresión y de prensa. Es un deber multilateral.

¿Cómo Colombia puede aprovechar el conflicto internacional provocado por Rusia y la feroz competencia económica y política entre China y Estados Unidos?

Cuando estuve en Barranquilla, hace unos días, un empresario de Estados Unidos dijo que habían trasladado su producción desde China a Colombia. Eso es un ejemplo. Colombia es competitiva para ese tipo de casos, pues puede convertirse en una potencia o plataforma regional para exportar a Estados Unidos y Europa, siempre y cuando se propicien los derechos, beneficios y las libertades.

Por último, ¿qué consejo o recomendación nos puede dar a los colombianos para que nuestro país se enrule hacia una mayor senda de desarrollo sostenible, económico y social?

Apelaré al respeto y a la modestia y no le diré qué hacer a los colombianos. Pero como un ser humano que quiere a este país puedo mencionar la desconfianza juvenil y su descontento, lo que debe motivar a las instituciones a trabajar por la equidad, a combatir la corrupción y crear un ambiente de progreso.

Cuando se dieron las protestas en Colombia también ocurrieron en muchos países por lo mismo, una desconfianza exponencial en los jóvenes por su futuro. Para garantizarles un horizonte próspero se debe fortalecer la democracia.

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