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El vigilante que quiere ser alcalde de Cartagena

“El de Petro”, “el de Dau”, “el de Uribe“, “el de los gremios” o “el exgobernador”. Ya son varios pidiendo pista en una vía en la que Juan C. Díaz acaba de llegar.

Tal vez por el comportamiento de algunos en el gremio, muchos desde Cartagena a Nueva York dicen lo mismo: “los vigilantes a veces se creen los gerentes del banco o los dueños del edificio”. Así como en todos los colectivos hay generalizaciones irreales, los guardias de seguridad muchas veces son asociados con altivez o indiscreción. Por eso el nombre de Juan Carlos Díaz Hernández en el grupo de aspirantes a la Alcaldía de Cartagena sorprenderá a más de uno. (Lea: IPCC en la mira: críticas a presuntos sobrecostos en las fiestas novembrinas)

El vigilante que quiere ser alcalde de Cartagena

El candidato lidera un sindicato que agrupa a 450 vigilantes.

La crisis administrativa que sufrió Cartagena con once alcaldes en diez años y que llegó a su fin con la posesión de William Dau Chamat, un mandatario que, pese a los problemas pandémicos, los inconvenientes aún no superados y una acérrima oposición, parece que culminará su mandato el 31 de diciembre 2023, condiciona mucho al votante.

Incluso de dicha crisis, desde la muerte de Campo Elías Terán Dix, emanó, en gran parte, la razón por la que Dau hoy está en el Palacio de la Aduana. Un voto de opinión, crítico y resentido con la política tradicional que se decantó por el autodenominado “el Tractor”.

No obstante, ciertas asignaturas pendientes de la actual administración en materia de seguridad, de infraestructura vial y de grandes macroproyectos que la ciudad necesita para no inundarse con el asomo de las lluvias o para tener control de su Centro Histórico, tienen hoy a enemigos y múltiples votantes de Dau repitiendo lo mismo: “Ojo con la inexperiencia en lo público a la hora de estar en la urna el próximo 29 de octubre”.

¿Qué le expresa a todo aquel que piense que usted no tiene la experiencia pública?

Que no perderán nada al depositar su voto de confianza en mí. Soy un ser humano que constantemente se está capacitando para entender cómo se debe gobernar. Estoy a punto de comenzar estudios en administración, políticas públicas y gestión de proyectos. Además, considero que un alcalde tiene sus asesores y quien le hable al oído.

Pero a veces en esas asesorías se meten autogoles a la transparencia...

Eso se ataja gracias a la meritocracia. Concursos transparentes, abiertos y públicos para elegir al personal de la Alcaldía. Como vigilante seré un custodio del erario y no soy un novato al detectar lo que huela a política tradicional y lo que venga a aportar en pro de la ciudad.

Algunos vigilantes por ciertas actitudes les dicen que parecen “los gerentes del banco”, ¿Juan Carlos Díaz si llega a la Aduana seguirá siendo el mismo?

Siempre mantendré mi esencia. Siempre he considerado que Cartagena necesita un buen administrador que esté comprometido con los problemas sociales. Que los viva en carne propia. Todos los días. Así como lo hago yo. Pues así sabemos qué tipo de soluciones se deben lograr.

El vigilante que quiere ser alcalde de Cartagena

Juan Carlos Díaz, aspirante a la Alcaldía de Cartagena.

¿Cuál ha sido su camino en lo social y en lo cívico en su gremio y en su comunidad?

Desde muy niño he ejercido el liderazgo en mi comunidad, el sector El Abanico, en el barrio La María. Tal vez lo que me faltaron fueron oportunidades académicas, pero eso no me amilana, pues muchos con maestrías y doctorados, muchos con diplomas comprados, han llegado a los puestos a robar o a no trabajar por las necesidades de la gente. Por ello considero que mi perfil no debe ser subestimado por nadie.

Siempre me he caracterizado por trabajar por la gente desamparada, aquella que no consigue subsistir en el día a día. Con los adultos mayores, la infancia y la adolescencia. Muchas veces con mis recursos he colaborado para una comida comunitaria, para apoyar a alguna vicisitud del vecino, no me importuna que clamen por mi ayuda en la madrugada. En mi barrio son testigos.

En Cartagena muchas personas carecen de humanidad. Se vuelven estatuas al tener algún privilegio, logro o mayores recursos. Esa falta de generosidad es uno de los grandes problemas que tenemos.

Usted habla de conocer los verdaderos problemas de la ciudad, ¿por qué se siente el administrador que se necesita?

Porque los he sufrido desde siempre. Vivo en un sector deprimido, tugurial, de estrato uno. Allí tengo trabajo social con jóvenes vulnerables que están a la merced de la droga o de la pandilla, pues no tienen oportunidades laborales o académicas que los liberen de rutinas ociosas y de hambre. Por eso puedo decir con la cabeza en alto que sí tengo el valor y los cojones para administrar a Cartagena.

Con su experiencia como vigilante, ¿cómo planea custodiar los recursos públicos de Cartagena, tan codiciados por mucha gente?

En mi recorrido como vigilante en todos los planteles educativos del Distrito y en los 29 Centros de Vida he aprendido el daño que puede causar la desidia y la corrupción. He vivido en carne propia los problemas que se pueden arreglar desde el Palacio de la Aduana. Tengo a la ciudad en la cabeza y la Alcaldía debe buscar lo mejor para los más pobres.

Yo conozco sobre los problemas de seguridad, de la malla vial, de la informalidad, del mototaxismo, del tema de las aguas pluviales y el alcantarillado. Nadie puede darme cátedra sobre el traslado del mercado de Bazurto o de cómo gestionar la prostitución, el microtráfico y la siempre necesaria prevención en salud pública.

¿Cómo lograr una mejor ciudad? Haciéndole el frente a la clase politiquera. No podemos permitir más que los dinosaurios políticos intervengan en las elecciones para su propio beneficio y las comunidades sigan con hambre. En mi administración no se disfrazará la corrupción y ser un gobierno puertas abiertas para la veeduría ciudadana sobre cuánto se recauda en Hacienda y cómo se sanearán las deudas que siempre se heredan.

En el pasado ha habido candidatos no convencionales, muchos recuerdan a un líder mototaxista, que luego se adhieren a una campaña tradicional. ¿Usted proyecta llegar hasta el final?

El movimiento ciudadano que inscribí, “Despierta Cartagena”, empezó y va hasta el final, pese a los obstáculos politiqueros que toque afrontar. Por eso retiré cualquier solicitud de aval a partidos o movimientos tradicionales. Varios candidatos reconocidos ya me han llamado o han tocado mi puerta ofreciéndome cosas, y a todos les digo lo mismo: “voy hasta el final”. Mi esencia de vigilante y el gremio y la comunidad que represento no están en venta.

¿Qué tipo de obstáculos cree que tendrá su campaña?

Muchos me conocen en la Localidad 1, Virgen y Turística, pues es donde resido. Tengo que trabajar un poco más en la Localidad 2; pero donde no tengo tanto reconocimiento es en la Localidad 3; por ende, sería un reto. Considero que también es un desafío que mi mensaje sea escuchado en los estratos altos y en los barrios privilegiados, pero aspiro que con mi discurso de transparencia pueda sobrepasar cualquier barrera. Una campaña sin tráfico de votos ni líderes en los barrios mercadeando con la política.

Para todo aquel que se interese en su proyecto, ¿qué compromiso quiere firmar en el mármol?

Si llego a ser alcalde la ciudadanía puede estar segura que no habrá nepotismo ni clientelismo. En mi administración no trabajarán mis familiares ni pagaré favores con puestos. Lo que buscaré es darle oportunidad a los jóvenes, muchos de ellos de bajos recursos, que con diploma en mano hoy sufren el desempleo, muchas veces por la politiquería. Poner a la mujer en el lugar que se merece, reactivando las Oficinas de la Mujer en cada localidad. Una ciudad con oportunidades para ellas y sin violencia intrafamiliar.

Para lograrlo estableceré un banco de hojas de vida para elegir al personal de forma meritocrática, como mencioné anteriormente, para que haya oportunidades para todos, no solo profesionales sino también técnicos, bachilleres y empíricos.

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