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Con gasolina propia, ¿el Gobierno Petro está a punto de explotar?

Chuzadas, fuego amigo, y un presidente que convirtió su Twitter en zona de guerra, inciden en la desfavorabilidad que tiene en la última encuesta Invamer.

Reformas que hacen funambulismo en el Congreso y que, con cada día que pasa, su caída parece estar cantada, un reciente remezón ministerial, su delfín haciendo presuntas irregularidades en el Atlántico y la guerra abierta que el presidente Gustavo Petro suele inaugurar contra periodistas en su Twitter, son leños que bastarían para provocar un incendio gubernamental. (Lea: “Por hoy es silencio de ambos”: se filtra chat entre Petro y Benedetti)

Pero hay más madera afuera, pues la renuncia ayer de Laura Sarabia a su cargo como Jefe de Gabinete de Petro, rol que la convirtió en una voz omnipotente que le susurraba al oído del mandatario 24/7, tras protagonizar un escándalo de interceptaciones ilegales e interrogatorios sin una orden judicial a la niñera de su hijo, luego del robo de una extraña suma de plata en un bolso en su residencia, hizo sonar las trompetas en el cielo.

Ante esta situación, la Fiscalía realizó el martes una inspección en la dependencia de la Casa de Nariño donde supuestamente fue interrogada Marelbys Meza para recaudar información y verificar la existencia de cámaras de seguridad para el ingreso al edificio Galán, donde se encuentra ubicada, al parecer, la sala donde se le hicieron pruebas de polígrafo.

En el caso también estuvo involucrado el embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, quien, según un reporte publicado por el periodista Daniel Coronell en la emisora W Radio, “vendría chantajeando” a Sarabia con el caso de la niñera. Hoy se conoció que Petro le pidió su renuncia.

Según el fiscal Francisco Barbosa, Meza fue interceptada ilegalmente porque su número fue puesto por la Policía dentro de una investigación por las operaciones del Clan del Golfo, la principal banda criminal del país, en el Chocó. Los hechos motivaron que la Procuraduría abriera una indagación contra Sarabia y otros funcionarios por el presunto manejo del aparato de seguridad de forma arbitraria y particular.

Con gasolina propia, ¿el Gobierno Petro está a punto de explotar?

Fiscal Francisco Barbosa y Laura Sarabia.

Por consiguiente, entre críticas y fuego amigo provenientes de líderes nacionales del petrismo, en el Congreso y en Twitter, el “Gobierno del cambio” atraviesa una crisis letal para su prestigio. “Que todo cambie, para que nada cambie”, es una lógica que cohesiona a todos los que hoy están decepcionados, frustrados o preocupados tras depositar su voto por Petro y Francia Márquez, quienes según la última encuesta de Invamer han perdido colosalmente su popularidad.

Popularidad, en caída libre

Pese a que la encuesta de Invamer se publicó mucho antes que se atizara la controversia del Sarabiagate, las chuzadas y la posible insidia de Benedetti, el sondeo mostró que la aprobación del presidente Petro pasó del 50%, en noviembre de 2022, al 33,8% en mayo de este año.

Según la medición, la popularidad de Gustavo Petro sigue cayendo. Mientras que en abril se situó en 40%, la aprobación bajó más de 6 puntos en mayo y se ubicó en el 33,8%. En otras palabras, de cada 100 colombianos, solo un promedio de 34 personas aprueban lo que ha hecho durante estos nueve meses de Gobierno.

Por el contrario la cifra de desaprobación sigue aumentando. Mientras que en la medición del mes pasado se ubicó en 57%, en mayo estuvo a punto de alcanzar el 60% de descontento y quedó en un 59,4%, la cifra más alta desde que llegó a la Presidencia.

Si se toman datos más amplios, entre noviembre de 2022 y mayo de este año la favorabilidad del presidente ha caído más 16 puntos, pasando de 50% a 33,8% en tan solo siete meses.

Dichas cifras son compatibles también con la percepción general de que el país va por un mal camino. Según esta última medición de Invamer, el 70,7% de los encuestados cree que Colombia va mal y apenas un 23,6% considera que las cosas pintan bien para el futuro.

Más cifras en rojo

En cuanto los temas de coyuntura y las reformas más relevantes del presidente, el Gobierno pasa casi todas las cifras en rojo. Solo el 32,2% de los colombianos ha percibido el “cambio” que prometió el presidente Petro en campaña y el 78,2% cree que el cambio ha sido para empeorar.

En esa misma línea, el 60,9% de los encuestados está en desacuerdo con las reformas anunciadas por el Gobierno y el 54,9% está en contra de que Petro se comunique a través de Twitter.

La vicepresidenta Francia Márquez también enfrenta su mayor desaprobación, del 59,5%, un poco más alta que la del presidente Gustavo Petro. Márquez solo cuenta con una aprobación del 27,7%, según la más reciente encuesta Invamer.

La medición arrojó que la edad de los colombianos, entre los que tiene los mayores índices de impopularidad, se encuentran entre los 25 y los 34 años, con un 65,9%, y le siguen quienes tienen entre 34 y 44 años, con el 62,6%.

De acuerdo con los resultados de la encuesta, la vicepresidenta aún cuenta con el apoyo de una buena parte de la izquierda del país. El 59% de ese espectro político la aprueba, mientras que el 35,2% de esta la desaprueba.

Todo este panorama contrasta con el crecimiento de la imagen favorable del fiscal Barbosa, según la encuesta Invamer. El jefe del ente acusador aparece como uno de los funcionarios con mejor calificación para los sondeados, por encima de los ministros de Defensa, Salud y del Interior.
¿Un Gobierno a punto de explotar?

Para Mauricio Jaramillo Jassir, analista político y docente de la Universidad del Rosario, la actual crisis del Gobierno comenzó con las salidas de los exministros José Antonio Ocampo y Cecilia López, Hacienda y Agricultura, respectivamente, pues se les veía como actores técnicos y de contrapeso frente al radicalismo ideológico. “Ahora hay mucha gente de la propia izquierda decepcionada por prácticas que se pensaban que eran absolutamente imposibles que ocurrieran en un Gobierno que se vendía como de izquierda”.

Para Jaramillo, la estrategia de comunicaciones de la Presidencia ha sido muy mala. “El presidente ha optado por la confrontación a través de Twitter con periodistas, con opositores, con influenciadores, y esto pues básicamente deja la idea de un presidente que no tiene control ni de su gabinete ni de sus comunicaciones”, afirmó.

Para Luis Trejos, politólogo y docente de la Universidad del Norte, gran parte de esta crisis política y de gobernabilidad se debe a la inexperiencia en el manejo de lo público de funcionarios que han privilegiado sus intereses particulares. “Práctica en la que también familiares de Petro se han visto involucrados y un uso compulsivo de Twitter, desplazando a la Oficina de Prensa de Palacio. Esta informalidad se traduce en poca claridad y especulación”, aseveró.

Sin embargo, Trejos no considera que estemos en un escenario de implosión del Gobierno o de ingobernabilidad inmediata. “Es posible que se tomen medidas, como la salida de algunos funcionarios y la llegada, ojalá, de gente con más experiencia que afine el tema de las comunicaciones. Gente que controle las interacciones por Twitter y entregue resultados, pero seguramente lo que sí se viene es un escenario en el cual sus grandes reformas en el Congreso se estanquen y tenga que concentrarse en el Plan Nacional de Desarrollo para guiar y orientar el resto de su mandato”, indicó.

Misma lógica tiene Jaramillo, quien insta a que haya un encargado de comunicaciones que hable en nombre del gabinete en pro de un línea de liderazgo que encarrile tantas ruedas sueltas que hacen ver a un gobierno como fragmentado.

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