Seis meses después de haber abordado en este espacio una aproximación al componente ambiental del Plan de Desarrollo 2020-2023 durante su proceso de construcción, conviene retomar el tema a propósito del Foro Caribe Ambiental que se realizó esta semana por convocatoria de EPA-Cartagena, para lo cual cabe recordar que en la génesis del Plan 4C está la primigenia reunión del 10 de febrero de 2009 celebrada en la sede de El Universal, que marcó un rumbo que se concretó, con su lanzamiento oficial, en julio 15 de 2014.
Este Plan, que se visionó como un mecanismo de planeación interinstitucional y de ordenamiento ambiental del territorio tanto incluyente como participativo a lo largo del territorio (urbano, rural e insular), con miras a lograr un desarrollo integral para la ciudad, confeccionado sustancialmente para que sea compatible con el clima a 2040.
Su visión procura que Cartagena de Indias sea un modelo de ciudad portuaria e industrial, preparada para el cambio climático donde se planifiquen y ejecuten acciones innovadoras, de manera articulada entre los sectores público y privado, que permitan reducir los riesgos ambientales, fortalecer la economía local, mejorar la competitividad del sector y fortalecer su resiliencia, en un marco de desarrollo compatible con el clima.
En la trazabilidad de los hechos y desarrollo de este plan, resaltamos su inclusión en dos Acuerdos del Concejo, el 006 del 13 de junio de 2016 y el 027 del 12 de junio de 2020.
En el referido Foro llamó la atención lo anotado por Claudia Martínez Zuleta, exviceministra de Medio Ambiente, sobre la relevancia de continuar con la gestión de la Comisión Técnica Interinstitucional de Cambio Climático, establecida desde mayo de 2013, espacio que los anteriores alcaldes aprovecharon como cuerpo consultivo técnico en busca de consensos, la cual puede ser retomada por el alcalde Dau en formato interinstitucional y establecer una hoja de ruta hacia los próximos 30 años, para repensar sobre el patrimonio natural, su activo ambiental, y los factores claves de protección y resiliencia.
Conviene entonces que la actual administración retome la Comisión Técnica desde una óptica ambiental, asumiendo con cuidado la pretensión de cambiar el significado de las 4C, puesto que la planificación de la ciudad debe entenderse desde los sistemas estructurantes, su configuración ecológica principal, sus ejes ambientales, la precisión y delimitación de los riesgos naturales de inundación y erosión, donde las zonas de cesión (parques, zonas verdes, etc.) sean incorporados a sistemas de drenajes sostenibles para el manejo de escorrentías superficiales y la importante articulación entre las secretarías de la Gobernación de Bolívar, municipios vecinos y del Distrito para la armonía y coherencia en la planificación del territorio regional.
