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La rectificación ministerial

“Es extraño que, mientras los más neófitos en estos temas ya sepan que la transición energética durará décadas, por su parte la ministra del ramo no lo asuma con contundencia. Pero algo debió pasar este fin de semana (...)”.

A pesar de que la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, en el curso de su intervención en el reciente Foro Económico Mundial, en Davos (Suiza), remarcó que Colombia no concedería nuevos contratos de exploración de petróleo y gas, contrariando nuevamente lo que otros ministros han manifestado en cuanto a que no es una decisión tomada, tranquiliza su último pronunciamiento sobre el tema.

En efecto, este domingo la ministra rectificó, antes de que se volviera a mover el mercado de divisas, al afirmar vía Twitter que el Gobierno no acabará con los contratos de exploración y explotación de petróleo y gas.

A no dudarlo, el sector minero energético y, en general, los agentes económicos el lunes despertaron más tranquilos, lo que rápidamente se reflejó en una nueva caída en la cotización del dólar, impulsado también por la ratificación de la ministra en cuanto a que el Gobierno cuenta con un plan para aumentar las reservas de hidrocarburos para respaldar la transición desde la autosuficiencia energética, lo cual implica potencializar los contratos que se encuentran vigentes, sacar adelante los contratos que se encuentren suspendidos y realizar, entre otras acciones, técnicas como la del recobro mejorado.

Por supuesto que los colombianos celebramos el compromiso de nuestro Gobierno con el cuidado de la casa común. Pero, tan importante para el futuro del planeta es sumarse al conjunto de líderes globales que han asumido el rol de apóstoles del medio ambiente, como el de llevar a nuestro país al cumplimiento de los compromisos contraídos en la COP27, pero sin dañar la sostenibilidad de las finanzas públicas y el bienestar de los colombianos.

Sería ideal que, por ejemplo, podamos remplazar los ingresos provenientes de los hidrocarburos con los que puedan llegar del turismo y el uso de energías limpias. Pero está prohibido, en tiempos tan aciagos, ser ilusos; debemos andar con los pies en suelo aunque la mirada esté puesta en el firmamento.

Estamos obligados a dejar de depender de una economía petrolera. No está bien que la mitad de las exportaciones dependan de la explotación de los combustibles fósiles con los que nos premió la naturaleza. Pero no es factible emprender una aventura que suponga abandonar la exploración, producción y exportación de esas fuentes de regalías, impuestos y empleo, sin otros sectores generando la riqueza que se va a reducir paulatinamente con el enfriamiento de los sectores minero-energéticos.

Es extraño que, mientras los más neófitos en estos temas ya sepan que la transición energética durará décadas, por su parte la ministra del ramo no lo asuma con contundencia. Pero algo debió pasar este fin de semana como para que haya rectificado al punto de afirmar que se avanzará sobre lo construido, que la transición energética será progresiva, gradual e intensiva.

¡Afortunada rectificación!

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