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Iván Márquez, de vuelta

“Y Márquez escogerá entre integrarse de verdad a la democracia, o en volver a burlar la longanimidad del Estado a fin de fortalecer el negocio criminal que tiene...”.

Iván Márquez está vivo, enfermo... y de vuelta a la brega. Otra vez ofrece retornar para no seguir sembrando violencia y dolor, sino para sentarse, por tercera vez, a dialogar sobre la paz, y más precisamente sobre la “paz total”.

Eso es lo que se desprende del anuncio del alto comisionado Danilo Rueda en torno de los acercamientos con el exjefe negociador de las extintas Farc, hoy uno de los pocos sobrevivientes del pelotón del comando máximo de aquel grupo guerrillero que abandonó los acuerdos de paz ya celebrados, para crear la ‘Segunda Marquetalia’, a reeditar la sempiterna guerra contra la República.

¿Cuántas veces tiene que perdonarlos el Estado, a él y sus lugartenientes, para que se acojan a la vida en democracia, esa precaria democracia contra la que guerrean, que está llena de gentes que quieren que las cosas mejoren en el país, pero que se niegan a hacerlo con violencia?

Márquez ha contado con el enorme privilegio, negado a la mayoría de los colombianos, de tener dos oportunidades, tras las firmas de procesos de paz, de legislar desde el Congreso de la República; sin embargo, esas oportunidades las ha menospreciado para retornar al monte a desenfundar las armas.

No se entiende cómo hará el Gobierno para volverse a sentar con él y su grupo, ni qué les ofrecerá si ya los magistrados de la JEP lo expulsaron de esa jurisdicción especial por “reincidir en conductas ilícitas”.

Incluso, el exnegociador Humberto De La Calle ha rechazado una nueva oportunidad para la Segunda Marquetalia, anotando que lo que les queda “es el sometimiento”. Parafraseando al senador, es imperativo que el Gobierno responda a preguntas como ¿qué es lo que se puede negociar con Márquez y la Nueva Marquetalia que no haya sido negociado en La Habana? ¿Qué y quiénes garantizan que esta vez no vuelva a incumplir y que falte a su palabra como lo hizo después de las firmas de los acuerdos en las dos ocasiones en que el Estado le abrió las puertas para una reincorporación a la vida en sociedad y con los privilegios que confiere la representación política en el parlamento?

Y no es una voz aislada; también están otras, como la del gobernador del Meta, Juan Guillermo Zuluaga, quien afirma que las disidencias de las Farc se están aprovechando de la paz total y de la generosidad del gobierno, cuando “a ellos solo les importa defender un negocio criminal que deja muertos, extorsión, violaciones y minas antipersonal”.

Para los hombres de paz están reservados las mejores habitaciones del cielo. El Gobierno tendrá que escoger entre aplicar esa verdad Divina, o en la justicia humana, que impone deberes de sanción al Estado, contra los infractores reincidentes.

Y Márquez escogerá entre integrarse de verdad a la democracia, o en volver a burlar la longanimidad del Estado a fin de fortalecer el negocio criminal que tiene su centro principal entre las fronteras de Colombia y Venezuela.

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