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El primer trimestre

“Ser más creativos en la lucha contra la pobreza, la inflación, y en la generación de nuevos empleos y la reducción de la informalidad (...)”.

Como una noticia fresca le cae al país el crecimiento del 8,5% del Producto Interno Bruto (PIB) del primer trimestre de 2022, según reportó el Dane ayer. Significa que, nuevamente, crecimos más que las mejores proyecciones que habían hecho los analistas del mercado, que promediaban un 7,4%. También se corrigió el crecimiento total del 2021, cuya tasa anual del PIB se había señalado en 10,6% y se fijó definitivamente en 10,7%.

Con semejantes resultados Colombia queda en la tercera posición dentro de los países de la OCDE, pues solo nos superaron Portugal (11,9%) y Reino Unido (8,7%). Es realmente motivante que el país siga sorprendiendo al mundo por su capacidad de superar las peores adversidades y sobreponerse a los retos que nos han planteado hechos macroeconómicos que han vapuleado hasta a los más grandes del primer mundo.

Sensación muy positiva confirmar que hayamos podido sortear, por encima del promedio mundial, crisis tan radicales como la pandemia, la ralentización de la movilidad marítima internacional y la producción de insumos, la inflación galopante o la aventura irracional de Rusia sobre Ucrania, cuya invasión se lanzó justo en una pandemia que no termina y el pronunciado deterioro de la economía global, con lo cual no se entiende una decisión tan calamitosa que tanto daño le terminará haciendo al país agresor, en todos los niveles.

Por eso mismo, es de admirar el dinamismo que le han impreso los empresarios y trabajadores colombianos de las actividades artísticas y de entretenimiento, información y comunicaciones, comercio, transporte, alojamiento y servicios de comida, que elevaron las mediciones a niveles envidiables a nivel mundial.

Igualmente, al papel sobrio y esmerado del Gobierno nacional como actor mediador de buena parte de las medidas que propiciaron el crecimiento y que confirman al país como una democracia con instituciones sólidas, con políticas económicas sostenibles y finanzas públicas serias, que de otra forma no habrían contribuido a la firmeza del crecimiento reportado, y que no se detiene.

Por supuesto, hay que prestar especial atención a los sectores que menos aportaron; esto es, la construcción, minas y canteras, y las actividades agropecuarias.

Duele que esta última pase por un mal momento justo cuando la demanda de alimentos se ha disparado a nivel global con ocasión de la invasión rusa a Ucrania. Sería el momento ideal para lograr un crecimiento sostenido en tan sensible sector de la economía nacional, con lo cual habrá que hacer un gran esfuerzo para que esta oportunidad no la veamos pasar frente a nuestras narices sin que la aprovechemos a plenitud.

Todos debemos esforzarnos para superarnos este segundo trimestre. Ser más creativos en la lucha contra la pobreza, la inflación, y en la generación de nuevos empleos y la reducción de la informalidad.

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