Si lo que pretenden los organizadores del Festival de Cine de Cartagena es alertarnos o denunciar los fenómenos sociales que están generando el ciberfeudalismo y sus terratenientes digitales en el resto de los ciudadanos, que conformamos el campesinado electrónico, vaya si lo lograron antes de que la edición de este 2023 se iniciara.
Tal vez ningún afiche del Ficci había despertado tanta discusión que el elegido para este año, de entre la cantidad de imágenes de gran calidad confeccionadas por un ente indefinido que se las entregó a razón de 9 cada minuto.
Ese programa de Inteligencia Artificial (AI), a petición de los productores del Festival, les creó miles de imágenes en la conversación virtual que con ese programa sostuvieron, hasta llegar a tres afiches, todo con el propósito de elevar la conversación cultural y la pública alrededor de este palpitante tema.
Pues los tres afiches seleccionados han abierto, a pocas semanas del inicio del Festival 2023, la reflexión y discusión sobre la inminencia de una generalización en el uso de las nuevas herramientas cibernéticas, su impacto en la vida cotidiana, en el ejercicio de las profesiones, en el intercambio de conocimiento y, por supuesto, la crítica a nuestra pasividad complaciente frente al avance de quienes dominan una ciencia que cada día pone en evidencia lo infinitamente subdesarrollados que somos, de cómo nos empeñamos en no ingresar a ese mundo del conocimiento, de las tecnologías que imponen el dominio planetario y nuevos retos profesionales.
Y pensar que, cuando asegurábamos que el progreso nos alejaría de las viejas ataduras de dominación, nos estamos estrellando con nuevos colonialismos contra la democracia que se devaluó a cambio de los autoritarismos que usan la IA, para imponer crecientes controles que reducen las libertades a cambio de seguridad, tranquilidad y alimento.
Así, la manipulación de nuestra data individual como de la colectiva a transnacionales tecnológicas que comenzaron el esquema de aprovechamiento mediante el procesamiento, sistematización y monetización comercial e ideológica de nuestra información privada y sensible, ahora es conocida y manipulada por los gobernantes y gobiernos autoritarios, que las usan para lograr o mantener la dominación, el control social, la formación de opinión y creación y amplificación de percepciones reales y falsas.
A los terratenientes digitales se les han unido los Estados; y del otro lado, nosotros, los ciudadanos, que en la terminología que pone sobre la mesa el Ficci 2023, conformamos el campesinado electrónico que celebra la oportunidad de tener acceso a las plataformas y utilidades que los feudalismos tecnológicos ofrecen.
Esos son los temas centrales de la edición del Ficci este año. Increíble que un afiche nos haya puesto a repensar en esas verdades que se esconden para darle gusto a la vida ilusa.