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Somos Caribe

Cumpliendo programas de cooperación con Guyana, el ministro de Agricultura del gobierno de Andrés Pastrana, Carlos Murgas, llegó a Georgetown con Jens Mesa y Rafael Matera, representantes de Fedepalma. También estuvo la vicecanciller María Fernanda Campo. El acercamiento hacía parte de las gestiones que buscaban el apoyo de los países de CARICOM para una nueva elección del presidente Gaviria en la OEA.

La embajada invitó a una recepción con autoridades, diplomáticos y empresarios. Asistió la presidente Janet Jagan y varios ministros. Recuerdo cuando hizo presencia el capitán Gregory Texeira, un famoso aviador de Guyana, versión del capitán Borda en Cartagena con la sola diferencia de que Texeira tenía dos esposas con quienes llegó de gancho, caminando campante con una en cada brazo. Así participaba de las actividades. El capitán Texeira saludó a nuestra delegación y él mismo presentó a sus acompañantes a quienes llamó “mis señoras”. En la conversación dijo ser un avezado humanista contemporáneo.

Murgas, sorprendido, exclamó: -pero este es un maestro, sería bueno llevarlo a un festival vallenato para que dicte una conferencia de su humanismo en la Tarima “Francisco el Hombre”-. Matera y Mesa soltaron una carcajada. La vicecanciller hablaba con otro grupo donde estaba la presidente Jagan y el ministro Rohee, un experto en política caribeña.

Al finalizar la jornada llegamos hasta el hotel Pegasus para preparar la salida hacia el aeropuerto donde esperaba un avión de la FAC. Murgas bajó de primero, lo acompañé a recepción donde pidió la cuenta y canceló todas las habitaciones. Al momento apareció la vicecanciller Campo, quien al solicitar su cuenta, se sorprendió ya que estaba pagada. Le expliqué que el ministro Murgas había cancelado hasta los últimos tintos de la mañana. Ella exclamó: “¡Pero no puede ser!”.

Se acercó a la sala donde hablaban Murgas, Mesa y Matera, diciendo: -Ministro, yo no puedo aceptar que haya pagado mi cuenta-. Murgas replicó: -Distinguida señora, usted está tratando con caballeros del Caribe colombiano, acostumbramos a invitar a las damas. A pesar de sus ruegos no pudo convencerlo. Murgas dio una cátedra del origen de la hospitalidad vallenata y explicaba que el vallenato era una expresión de atención y gentileza con la mujer. -Es lo que nos distingue del resto del mundo-, enfatizaba. No hubo más discusión. Salimos al aeropuerto donde se presentó una demora para despegar a causa de mal tiempo. Por fin se despejó la atmósfera y el avión con Murgas en el timón se levantó por el cielo de Guyana. Definitivamente, nuestra región Caribe tiene gente especial. Como dice Juan Gossain, no somos mejores ni peores, pero sí somos diferentes.

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