Existe una frase muy popular: “Aquellos pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla”. Por estos días estoy revisando algunos proyectos de ordenamiento urbano de Cartagena donde se encuentran propuestas similares a las que se siguen planteando actualmente, como si estuviéramos condenados a mantener las mismas discusiones.
Uno de esos textos es el Plano Regulador de Cartagena de 1948. Este trabajo fue el fruto de un contrato suscrito entre la Gobernación de Bolívar y el arquitecto José María González Concha el 20 de diciembre de 1946.
Entre las labores que debía desarrollar el contratista se incluía el acopio de datos estadísticos de administración, higiene y clima, los estudios geológicos sobre las características del suelo, los estudios hidrográficos que guiarían el encause de las aguas torrenciales y los estudios sobre la tradición arquitectónica de la ciudad. Estos serían parte de lo que se contempla en un Plan de Ordenamiento Territorial (POT) en la actualidad.
Dentro del plan vial establecido se incluyeron propuestas que habían sido planteadas por el Proyecto Pearson, elaborado en 1915, donde se incluía como puntos fundamentales una avenida exterior al casco histórico a lo largo del litoral (Avenida Santander), unos núcleos de penetración a lo largo de la muralla que rodearía esa avenida (actualmente existen tres boquetillos), un parque público a la entrada de Bocagrande en un área que debía ser rellenada frente al convento de San Pedro Claver (Parque de la Marina), una vía que comunicara la llamada Boca del Puente con Bocagrande (Avenida Blas de Lezo) y otra que atravesara el campo de La Matuna para dar acceso al Cabrero (Avenida Venezuela).
Estas obras propuestas en 1915 no estaban ejecutadas treinta tres años después y nuevamente se contemplaron en el plan de 1948. Varias fueron puestas en marcha en los sesenta, habiendo transcurrido cerca de medio siglo desde la idea original.
Otra propuesta del Plano Regulador de 1948 fue el Plan Vial Acuático, contemplado como un complemento indispensable del terrestre, ya que se consideraba fundamental la continuidad y conexión entre los dos para lograr una adecuada movilidad. El plano señalaba que la reapertura y rectificación de los canales y lagunas interiores tenían una máxima importancia para el futuro de la ciudad, no solo en la comunicación sino también en el manejo de las aguas lluvias y residuales. Desafortunadamente este plan, cerca de 75 años después, sigue sin ejecución y aún continúa en las discusiones de la actualidad.
Tal vez un buen regalo para Cartagena en sus 490 años es que se apruebe un nuevo POT que priorice los proyectos que deben adelantarse en los próximos 10 años y llegar a los 500 con algunos de ellos ejecutados, evitando repetir la historia. ¡Feliz cumpleaños Cartagena!